En 1914 el explorador británico Ernest Shackleton quiso ser el primero en hacer la travesía continental de la Antártida. El 5 de diciembre de ese año salió de la isla de Georgia del Sur a bordo del Endurance con una tripulación de 28 hombres. A los 45 días, el barco quedó atrapado cuando el hielo del Mar de Weddell se cerró a su alrededor. Abandonados a su suerte, sin barco y pocas provisiones, pudieron volver sanos y salvos 634 días después. Con su determinación y fuerte liderazgo, Shackleton logró que sobrevivieran.
En tiempos adversos los buenos líderes y sus equipos siempre sobreviven y se hacen más fuertes. En tiempos de crisis, un buen líder tiene claras un puñado de cosas para sobrevivir y tener éxito:
• Reconoce la situación de adversidad y la comparte con su equipo.
• Marca objetivos claros. Indica sin ambigüedad hacia dónde hay que empujar para no desperdiciar talento y recursos. Él es el primero en remangarse.
• No tira nunca la toalla. No renuncia nunca a los objetivos por muy difíciles que sean. Resiste y pide resistencia.
• Siempre respeta a su gente. Sabe bien que si no trata con respeto a su equipo, perderá autoridad y se quedará solo.
• Da confianza y empowerment a los equipos. Y sabe delegar, porque sabe lo potentes que son los colaboradores cuando tienen espacio para moverse.
• Estimula incansablemente hacia el logro. Sabe que así la autoestima de los equipos crece. Por su parte, nunca exhibe autocomplacencia.
• Sabe reconocer y recompensar. Sabe bien que todo el mundo necesita reconocimiento, en cualquier nivel jerárquico. Y también sabe que el reconocimiento emocional es, a veces, tan poderoso como el económico.
Shackleton aplicó magistralmente estos y otros principios en una situación de vida o muerte. Lideró al límite durante 634 días y consiguió salvar a toda la tripulación.
Sólo unos meses antes, una expedición canadiense dirigida por Vilhjalmur Stefansson, zarpó en el Karluk para explorar el Ártico. También quedaron bloqueados en el hielo. El dudoso liderazgo de Stefansson en una situación límite similar tuvo como resultado la muerte de 11 hombres de la expedición. Similares situaciones y resultados diferentes.
No hay reglas únicas porque no hay dos empresas o proyectos iguales, pero hay algunos principios que no suelen fallar: reconocer la adversidad; marcar objetivos claros; nunca tirar la toalla; respetar siempre a las personas; dar confianza y reconocimiento, y centrarse en los resultados.
Emilio Moraleda. Presidente de la Fundación Pfizer y conferenciante de Thinking Heads
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