El punto ciego del liderazgo

¿Has pintado o dibujado alguna vez?

He decidido apuntarme a un curso de pintura para explorar mi faceta artística como forma de desarrollar una mayor expresión creativa fuera del ámbito del trabajo. Pensando en ello, me ha venido una reflexión paralela con respecto a la dirección de empresas.

Imagina que eres un pintor y que estás decidido a iniciar una nueva pintura. Dispones de un lienzo en blanco, de todo tipo de colores, tu paleta y el tiempo para hacerlo. Sujetas el pincel en tus manos y te pones delante del lienzo en blanco. ¿Qué haces? ¿Por dónde comienzas? Seguramente tengas ya una idea de lo que quieras pintar, pero ¿qué te está inspirando a ello? ¿De dónde sale tu creatividad, ideas y conceptos?

Sabemos que al final en frente tuyo habrá una pintura (el resultado), y que habrás llevado a cabo el proceso de pintar. Pero, ¿Quién crea el proceso? ¿Quién genera el resultado? Son dos preguntas tal vez retóricas pero te invito a pensar en ellas unos instantes.

Imagina (o tal vez no necesitas imaginarlo) que eres un director general de una gran empresa con 10.000 colaboradores. Tienes el encargo del consejo de administración de diseñar un nuevo plan estratégico que saque la empresa de la crisis. Te enfrentas de alguna manera a ese “lienzo en blanco”. ¿Qué haces? ¿Por dónde comienzas? Seguramente tengas ya una idea de lo que quieras conseguir (“pintar”), pero ¿qué te está inspirando a ello? ¿De dónde sale tu creatividad, ideas y conceptos?

Efectivamente el pensamiento (nuestro mapa interno) determina los procesos que diseñamos y creamos. Son los procesos, y su ejecución, los que nos llevan a unos resultados u otros. ¿Qué alimenta tu pensamiento? ¿Qué creencias? ¿Qué suposiciones? ¿Qué experiencias? ¿Qué historias?

El punto ciego del liderazgo

Muchos de nosotros no podemos articular todas las respuestas a estas últimas preguntas. Pero las mismas son en realidad el punto de partida de los resultados que queremos alcanzar. Y si no podemos articular una respuesta es que existe un auto-desconocimiento, lo cual supone una zona o punto ciego para cada uno de nosotros. Siendo líderes de una organización, ¿qué impacto tiene en la organización, las personas y los resultados la existencia de tal zona o punto ciego?

Solo por poner un ejemplo. Imagina dos directivos. Uno tiene la creencia de que la “vida es un problema a resolver”, el otro cree que “la vida es un misterio a descubrir”.

¿Cómo imaginas el plan estratégico (o el cuadro) en ambos casos?

Liberto Pereda