La automotriz alemana insiste en la necesidad de un acuerdo de paz con Rusia. Preocupación por el abastecimiento de energía a Europa. Piden separar la estrategia estadounidense de la realidad europea.
Herbert Diess, CEO de Volskwagen, pidió el fin de la invasión rusa a Ucrania y un acuerdo de Europa, de ser necesario, con Rusia.
Herbert Diess, presidente y máximo ejecutivo de Volkswagen
(VW), la principal empresa automotriz de la República Federal, reclamó la
semana pasada terminar con la Guerra de Ucrania a través de un acuerdo
negociado con Rusia, y de esa forma abrir de inmediato la economía
mundial y dar impulso nuevamente al comercio internacional, que tiene en
Alemania a uno de sus tres principales protagonistas.
Más de la mitad de los automotores que produce
Volkswagen lo hace en China, que es un mercado superior al de Alemania y la
Unión Europea (UE) sumados.
Agregó Diess que “…si continúa frenado el mercado global,
Europa será el continente más perjudicado, y Alemania será el país más golpeado
por esta crisis mundial creada por la Guerra de Ucrania”.
El Ministerio de Finanzas alemán señaló que un
abrupto recorte del gas ruso a la República Federal provocaría una
caída de 12 puntos porcentuales en el producto – unos€429.000
millones/US$460.000 millones -; y esto provocaría la mayor recesión de
la historia de Alemania desde 1949.
Volkswagen emplea a más de 500.000 personas en Europa,
pero su principal mercado es la República Popular; y VW sola o a través
de sus subsidiarias – Audi, Porsche y Skoda – vendió el año pasado en China más
de 6 millones de unidades (1 automóvil cada 9.2 segundos).
Herbert Diess señaló que el efecto de la Guerra de Ucrania
“…era mucho peor para la economía mundial que la pandemia del coronavirus”; y
que, al convertirse en un fenómeno de largo plazo, “que puede durar muchos
años”, estaba provocando una ruptura profunda y probablemente
irreversible en las cadenas globales de valor, que son las plataformas de
la producción transnacional, y el núcleo del capitalismo del siglo XXI.
Agregó Diess que la industria automotriz que encabeza VW en
Europa, y junto con Toyota de Japón, también la del mundo, es una de las
principales cadenas globales de valor; y como tal está experimentando aumentos
generalizados de precios, escasez de energía, y elevadas tasas de inflación.
“La amenaza que significa esta guerra para Alemania y Europa
es enorme”, sostuvo Diess, el ejecutivo más importante de la actividad
automotriz alemana, que junto con la industria química, es la que ha convertido
a la República Federal en la tercera potencia exportadora de la
manufactura mundial. “Hay que negociar – dijo -, hay que dialogar con
Rusia, porque lo que queremos ante todo es terminar con la Guerra de Ucrania”.
El significado de lo que exige imperiosamente el líder
industrial alemán es el siguiente: negociar con Rusia es reconocer en
primer lugar la legitimidad de sus intereses de seguridad respecto a
Ucrania, que consisten esencialmente en su no incorporación definitiva a la
OTAN.
En segundo lugar, se necesita un acuerdo entre EE.UU. y
Rusia, al que se incorporen Francia y Alemania de un lado, y China del otro,
sobre un nuevo sistema de seguridad internacional fundado en
el reconocimiento de la seguridad en igualdad de condiciones de todos los
países del mundo, sin detrimento de ninguno en particular.
El objetivo es excluir toda posibilidad de una
escalada en la guerra, que implique ni siquiera como posibilidad el
recurrir a las armas nucleares de ningún tipo o tamaño.
Lo que hay que evitar ante todo es colocar a Putin en un
callejón sin salida, que implique una amenaza existencial para Rusia como
estado y nación. Esto es lo que no hay que hacer. Por su parte en Europa han
reaparecido las voces que reclaman nuevamente autonomía estratégica
para la región frente a EE.UU. Es la “herencia gaullista”, el
principal legado del General De Gaulle para la cultura estratégica europea.
“No estamos en guerra con Rusia”, dijo Emmanuel Macrón en
Estrasburgo; “…y buscamos un arreglo que permita el retorno de la paz en
nuestro continente; y ante todo no debemos ceder a la tentación de humillar al
presidente Putin”. Mario Draghi, premier italiano, le dijo a Biden en
Washington personalmente: “ha llegado el momento de emprender el camino de la
paz; y EE.UU. y Rusia deben dialogar, porque no hay otra forma de garantizar la
seguridad del continente que negociar con los rusos”.
Todo depende ahora de lo que suceda en EE.UU. con el
presidente Joe Biden en las elecciones de medio término de noviembre de
este año, cuando casi 80% de los norteamericanos sostienen que el rumbo del
país está equivocado y más de 60% rechaza su administración; y la totalidad de
las encuestas indican que los demócratas perderían en forma abrumadora el
control de las dos cámaras del Congreso.
En suma, el presidente Joe Biden es un Comandante en Jefe de
un EE.UU. en guerra global con Rusia extremadamente débil, el más débil de la
historia norteamericana en una situación semejante.
Lo que torna la situación tan peligrosa en Ucrania no es el
poderío de EE.UU, sino la debilidad del jefe de la Casa Blanca.
Lo crítico en una situación de crisis es la debilidad, no la
fuerza. EE.UU tiene en este momento crucial de su historia y la del mundo un
Jefe de la Casa Blanca extremadamente débil.
De ahí el riesgo enorme para la superpotencia y el mundo.
Por eso es que los herederos de De Gaulle en Europa le reclaman negociar
y acordar con Rusia, poniendo fin a la Guerra de Ucrania.
No hay comentarios:
Publicar un comentario