Darren Overfield y Wanda T. Wallace en strategy +business del pasado 15 de marzo plantean que los líderes pueden seguir 4 pasos para mostrar a sus profesionales lo valorados que son y aliviar el trauma del COVID – 19.
Los autores en su
trabajo como consultores y como investigadores han podido contemplar en estos
años como las personas han mostrado una capacidad disminuida para gestionar sus
emociones y las de los demás, un incremento de las muestras de ira, tasas más
altas de ansiedad y depresión, dificultad de concentración y problemas de
memoria. Por este motivo creen que uno de los motivos de esta “gran
resignación” es el trauma padecido en tiempos del COVID – 19, por lo que los
líderes deben ser capaces de ayudar a los profesionales a reducir su ansiedad y
recuperar la energía y el equilibrio. Superar un trauma depende en gran manera
de sentirse escuchado y de compartir experiencias comunes. Estos dos elementos
son esenciales para que los empleados se sientan comprometidos y ofrezcan su
mejor trabajo.
Según un estudio
realizado por Glint, compañía que crea plataformas dedicadas al compromiso, en
mayo de 2021los dos factores de una cultura organizacional que más influyen en
el bienestar y compromiso de los profesionales son la oportunidad de aprender y
desarrollarse y el sentido de pertenencia.
Ir hacia delante
requiere, también, tener la oportunidad de reconocer y entristecerse por lo que
se ha perdido. Para hacerlo las personas necesitan contar con un entorno
psicológicamente seguro. En el trabajo esto supone permitir que los compañeros
comenten libremente los desafíos a los que se enfrentan, tales como sus miedos
sobre las variantes del coronavirus y sus dudas sobre cómo abordar la
incertidumbre, por ejemplo. Decir a los profesionales que se olviden de ello no
es útil, por lo que los autores recomiendan seguir las siguientes sugerencias:
1.- Escuchar
sin intentar solucionar problemas. Parece
sencillo pero los líderes lo practican poco. Cuando nos apresuramos a ofrecer
soluciones, aunque nuestra intención sea buena, las personas no se sienten
escuchadas y piensan que se les desautoriza a buscar soluciones por sí mismas.
La mejor forma de mostrar que valoramos a las personas es expresar preocupación
sincera por sus vidas y bienestar más allá de lo que estén produciendo en el
trabajo. Hacer esto requiere paciencia y dejar espacio para que las emociones
puedan ser expresadas. Esto no implica que los líderes se tienen que convertir
en terapeutas sino que deben añadir una habilidad importante a su repertorio
como líderes: saber escuchar atentamente durante al menos 5 minutos sin ofrecer
su opinión o consejo.
2.- Fomentar
la autonomía. Los
líderes pueden incrementar la autonomía estableciendo principios no solo
promulgando políticas. Por ejemplo en el retorno al trabajo presencial tener en
cuenta la opinión de los profesionales sobre cómo distribuir el trabajo en
oficina y en remoto.
3.- Respetar el tiempo de las personas. Durante
la pandemia el número de minutos que las personas dedicaban a reuniones on line
o llamadas se ha estimado que se duplicó en muchos casos, con un impacto
significativo en las cargas de trabajo. En un intento de facilitar
tiempo para realizar el trabajo muchas organizaciones redujeron la duración de
sus reuniones a la mitad lo que ocasionó que se duplicase el número de
reuniones, con lo que los profesionales se ven sobrecargados. Los líderes
pueden mostrar su respeto por el tiempo de sus empleados informando claramente
de las razones por las que una reunión es necesaria, cancelando aquellas que no
lo sean y dirigiendo las mismas de forma eficiente.
4.- Promover que el profesional se responsabilice de su
desarrollo. Las personas se sienten valoradas cuando piensan que sus
jefes están intentando ayudarles a desarrollar su carrera. Para ello los
líderes deben ofrecer feedback adecuado que ayude a sus colaboradores a
progresar. El mejor enfoque es hacer preguntas que canalice el pensamiento del
profesional en una dirección productiva. Decir a alguien cómo hacer una tarea,
aunque sea con las mejores intenciones, no motiva ni ayuda al crecimiento.
Hacer una pregunta que obliga al profesional a pensar en su propio enfoque en
relación con una tarea o problema le estimula a que piense por sí mismo, a que
se responsabilice de la solución y le ayuda a desarrollarse con más rapidez.
Como decía Peter Drucker: “Ser un gran directivo no consiste en tener grandes
respuestas, sino en hacer grandes preguntas”.
La pandemia nos ha dejado a todos traumatizados de una forma
u otra, y el impacto de este trauma se está mostrando en unos mayores niveles
de estrés, en resignación, ira y pérdida de productividad. Aunque los líderes
no se debe esperar que actúen como consejeros, si pueden tomar algunas medidas
como las recomendadas para ayudar a que los miembros de sus equipos se sientan
valorados y conectados, sientan que pueden avanzar en sus carreras
profesionales y mejorar sus estados de ánimo, bienestar y productividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario