¿Champán? ¿Champú? ¿Burbuja? ¿Espumante? ¿Espumoso
(horrendo, aunque correcto técnicamente)? Lo real y concreto es que a
diferencia del prosecco italiano o del cavas español, el espumante argentino
todavía busca un nombre y apellido propio.
Al menos esa es la intención de algunos de los
mayores protagonistas de la industria de las "burbujas" de
la Argentina reunidos en la última edición de La Ruta de las Burbujas. “Desde
el año 1986 que estoy luchando para encontrar un nombre a nuestro espumante”,
remarcó Pedro Rosell, de Bodega Cruzat, uno de los máximos referentes de la
categoría que participó del encuentro y manifestó su renovada preocupación. Las
propuestas, al menos las que comenzaron a barajarse, incluyen
encuestas a profesionales del sector y a consumidores, notas a los organismos
de control, consultas a la Organización Internacional del Vino
(OIV).
Todo comenzó hace poco más de un mes. Una variante
significativa de la Ruta de las Burbujas, un clásico de la vitivinicultura
local, reunió a prestigiosos enólogos y productores en la cata de
espumantes más importante de la Argentina. Eran 75 enólogos referentes
junto a expertos en comercialización, reunidos para catar y reflexionar sobre
el presente y futuro de la categoría, tanto en su perfil de producto como en su
potencial comercial para el mercado doméstico e internacional. Una verdadera
muestra de la diversidad y la actualidad en la que se degustaron 59 etiquetas
de más de 40 bodegas, presentadas por sus hacedores, incluyendo tanto
ejemplares clásicos como importantes lanzamientos. Uno de esos eventos
para mirar en silencio desde un costado. Pero cerquita de las
copas.
La Ruta de las Burbujas, prestigiosos enólogos se reunieron en Mendoza y fue muy destacada la presencia de mujeres, tanto como productoras y elaboradoras de espumantes como en sectores de la comercialización y el comercio exterior.
El encuentro fue organizado por Caminos del Vino, empresa
encabezada por Jorge Cabrera y Omar Denaro, en el espectacular marco del Club
de Vinos de Estancia Atamique, en La Carrera, Valle de Uco. La reunión serviría
para charlar sobre el fenómeno del Pet Nat (Pétillant Naturel, vinos naturales
con burbujas), las fortalezas que tiene la Argentina en diversidad de zonas y
varietales para su elaboración y, casi con el postre, apareció la
necesidad de definir un nombre local, argento digamos, para la categoría.
Lo significativo es que estuvieron bodegas de diferentes regiones, como
Mendoza, los Valles Calchaquíes, San Juan, Patagonia y Chapadmalal.
Dieron el presente y llevaron botellas, y sus
hacedores, las siguientes bodegas: Alfa Crux, Alta Vista, Alyda, Amalaya,
Atamisque, Augusto Pulenta, Barón B, Bodegas Bianchi, Bodega del Desierto,
Bodega Polo, Chandon, Costa y Pampa, Cruzat, Dante Robino, Domaine Bousquet,
Facultad de Ciencias Agrarias UNCuyo, Falasco Wines, Familia Schroeder, Foster
- Lorca, Kaiken Wines, Lagarde, Los Haroldos, Los Toneles, Lui Wines, Luigi
Bosca, Malpensado Wines, Moor - Barrio, Nieto Senetiner, Pascual Toso, Pernod
Ricard, Piattelli Vineyards, Pulenta Estate, Rossell Boher, Rpb, Salentein,
Séptima, Tapiz, Trapiche, Vinyes Ocult, Viña Las Perdices, Vistalba. Era, si se
quiere, una reunión de colegas para hablar del producto y del negocio.
“El balance de esta edición es muy bueno. En términos de
calidad cada año nos sorprendemos más con lo que está pasando con el espumante
argentino, tanto para los métodos Charmat como Champenoise. También hemos
podido apreciar los nuevos lanzamientos, y abordar el tema del Pet Nat, un
estilo de elaboración que ya lleva varios ensayos y donde hay que seguir
trabajando en conjunto con el INV para que se ponga más foco a esta categoría”,
afirmó Cabrera.
“En la Ruta de las Burbujas participan los referentes de la
industria y cada uno presenta, comparte y explica por qué elaboró este
producto. También se suman comerciales, para darnos la idea de cómo estamos
posicionados y qué oportunidades tenemos para comercializar mejor el espumante
Argentino en el exterior” completó Omar Denaro.
“La verdad que me sorprende tener 59 etiquetas de espumosos
argentinos con una muy alta calidad que tenemos disponibles en el mercado. Creo
que hay un futuro muy promisorio de la vitivinicultura enfocada en el mundo de
los espumantes”, declaró Roberto González, enólogo de Nieto Senetiner.
Por su parte, Lucas Dalla Torre, de Lui Wines, un experto en
el área comercial, destacó la diversidad que tiene Argentina en materia
de terroir, variedades y métodos de elaboración. “Hay que hacer un trabajo
muy grande en comunicación. Toda esta diversidad se presta para explicarle y
mostrarle al consumidor lo que estamos haciendo, para que pueda seguir
descubriendo y probando cosas nuevas”. “Todo lo que pasó con los vinos
tranquilos, ahora el consumidor lo va volcando hacia el espumante. Esto en lo
que tiene que ver con la búsqueda de zonas, variedades y productos nuevos. Es
por esto que tantas marcas comenzaron a incorporar espumantes a su portfolio.
Insisto que hay que trabajar mucho en la comunicación y apoyarnos también los
sommeliers, los distribuidores y en las vinotecas que son la llave para llegar
al cliente. Como ventaja, tenemos una excelente relación precio calidad de
producto en toda la categoría”, agregó.
Por su parte, Diego Ribbert, chef de Cave de Chandon
Argentina, uno de los jugadores más importantes de la industria, remarcó la
necesidad de contar con apoyo de política públicas para afianzar la categoría.
“En otros países el éxito va acompañado con el apoyo y políticas del Gobierno.
Debemos empezar a exigir ese camino de participación de otros sectores y lograr
una sinergia entre lo público y lo privado. Es difícil, pero hay que hacerlo.
Tenemos que sentirnos confiados para traccionar en este sentido”, aseguró.
Y en medio de la charla, salió el comentario de
Rosell. Lo apoyó de inmediato González, de Nieto, “nos falta la definición
de un nombre propio que nos defina como concepto. Italia tiene el Prosecco,
España el Cava, Francia el Champagne y en Argentina hoy tenemos un signo de
interrogación. Hay que ponerle un nombre que pueda definir a nuestras
burbujas”.
Cabrera, que viene del mundo de la cerveza, es un
enamorado de la categoría. "Quizás porque "espumante" está
vinculado a la espuma de la cerveza más que al vino como tal. Pero es un
producto fantástico, mucho más plástico y diverso que el vino. Sirve para todas
las comidas, todas sin excepción. Y la enorme diversidad geográfica y de
varietales de la Argentina nos permite pensar en productos que vayan más allá
que el tradicional Pinot + Chardonnay. Pienso en el torrontés, en el pinot gris
sanjuanino del que ya tenemos ejemplos. Creo posible espumantes de alta
montaña, del sur, marítimos, todos diferentes y de excelente calidad".
¿Qué nombre le pondría?
Yo lo llamo burbujas, pero suena un poco infantil,
¿no?
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