Delicioso fin de semana en Santiago de Compostela, en pleno Xacobeo 2021-22. Tras las clases en la Galicia Business School, con una serie de profesionales de enrome talento (gracias Ana, Antonio, Demetrio, Iago, Jacobo, Laura, María, Natalia, Sabrina, Sara y Virna, y por supuesto a Eduardo, Pedro y Martín) que ponen en valor la DRH ante la Dirección General de compañías gallegas punteras, paseo con tiempo por esta bellísima ciudad, almuerzo ayer en Casa Sixto cena en A Barrola, también en la rúa do Franco: cocina tradicional gallega a base de carne y ensaladas y hoy comida en El Papatorio. Me ha encantado comprobar que Santiago y toda Galicia se está recuperando con el turismo nacional (“Galicia recupera el nivel de empleo previo a la pandemia“, podíamos leer ayer en la portada de La Voz de Galicia. Se trata del nivel de trabajo, pero no de empleo, claro está). En junio se crearon en Galicia 373 puestos de trabajo diario, un excelente dato. Más de 11.000 cotizantes más que en el mes anterior.
He estado leyendo el nuevo libro de Michelle Wucker, la
creadora del concepto de “rinoceronte
gris” (lo que se venía venir, a diferencia del “cisne negro”, y no le
hicimos caso), titulado ‘Eres lo que arriesgas’. Efectivamente, esta pandemia
que nos ha cambiado la vida y la economía es un “rinoceronte gris” y no un
“cisne negro”. Tenemos que ser valientes y arriesgar para navegar en aguas tan
turbulentas, con la guía de nuestros principios.
En el prólogo, un homenaje de Michelle Wucker a su abuela,
tremendamente resistente a sus problemas de salud, a un aneurisma. “A medida
que he reflexionado sobre el riesgo que es nuclear a nuestras identidades, me
he ido dando cuenta de la oportunidad que tenemos de mirar nuestra vida a
través de las gafas del riesgo”. En 2016, la autora acuñó el término
“rinoceronte gris”, que tanta notoriedad le ha aportado. Tenemos que reconocer
lo obvio que habitualmente preferimos ignorar (a mí me ha pasado a principios
de año con una herida en el pie izquierdo por la que se introdujo un
estafilococo áureo que me pudo costar literalmente la vida, al ignorar que me
había convertido en diabético).
Los riesgos
personales y profesionales interactúan. A la propia Michelle le
diagnosticaron fatiga crónica en 1995 cuando estaba haciendo el Master en
Columbia. Y se reprodujo seis años después: insomnio, problemas dermatológicos,
lo que le obligó a preguntarse -a preguntarnos- si la relación con el riesgo es
lo suficientemente saludable. ‘Eres lo que arriesgas’ es un espejo del ‘Rinoceronte
gris’: frente a la incertidumbre, qué y cómo podemos hacer para salir adelante.
La pandemia, ésta de la que aprendemos tan poco y tan lento a título personal
(“luces cortas”) pero que cambia nuestro modo de vida del capital al talento,
del dominio occidental (estadounidense, la libertad) al oriental (chino, la
armonía) en las “luces largas”, no ha hecho más que acelerar el proceso. Un
mundo VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) exponencial en su
crecimiento.
Michelle Wucker nos presenta a Annie Edson Taylor, la
primera persona que se lanzó por las cataratas del Niagara dentro de un barril…
y sobrevivió. Esta aventurera lo hizo para celebrar sus 63 años, en 1901. La
llamada “reina de la niebla” murió 20 años después y está enterrada en el cementerio
de Niagara Falls, en la sección de “acróbatas”. Aparece en una película de
IMAX, en una obra de teatro, en un documental de National Geographic. Una
historia que la sobrevive. Es su “huella del riesgo”: la combinación de rasgos
de personalidad, experiencias y contexto social que son clave en la identidad
personal. El “ecosistema de riesgo” es el entorno cultural, social, político y
económico que afecta a las decisiones de riesgo de los individuos y las
organizaciones.
Nuestras vidas
dependen de lo que pensemos sobre el riesgo y cómo lo vivamos (probablemente,
el mayor riesgo es no asumir ninguno). Cuestión de carácter, y por tanto de
Talento. Ya sabes que el Talento que no se aprecia, se deprecia. El covid no ha
hecho sino extremar nuestros miedos, cuando la gran lección es que hemos de
fortalecer nuestro sistema inmune, lo que depende de la salud física y también
de la claridad mental y la fortaleza emocional (seguridad
en un@ mism@, serenidad, empatía, influencia) y de valores (convicción):
Wucker define la “empatía de riesgo” como la capacidad de relacionar la
asunción de riesgos ajena con la propia para adaptar nuestra conducta a las
necesidades de ell@s. La “percepción del riesgo” es cómo lo juzgamos
y la “actitud hacia el riesgo” cómo respondemos (desde el comportamiento) a los
distintos riesgos.
El sentido del
riesgo. “Tomar riesgos nos hace sentirnos más cómod@s con la
incertidumbre”. “Las emprendedoras no calculan los riesgos. Se fijan en la
Resiliencia, la Esperanza y la Confianza”, Mariémme Jamme, empresaria
senegalesa, inversora en tecnología, comprometida con la educación. Échale tela
a la cometa. Mariémme fue abandonada por su madre junto con su hermano gemelo
(había sido violada y Mariémme no conoció a su padre), llevada a un centro de
refugiados de París junto a supervivientes del genocidio de Ruanda, no aprendió
a leer y escribir hasta los 16 años… para ella, la vida es riesgo.
Riesgo (risk) viene
del persa “rogic” y del árabe “Rizq”, expresión militar con la toma de
Bizancio. En el siglo VII (tras la pandemia de Justiniano), derivó en la
palabra griega “rhizikó, rizikó”, fortuna, buena suerte. El riesgo moderno
preserva sus raíces semánticas militar y náutica. Del griego “riza” (también
proveniente de persa), el latín “resicum”, cumbre, lo más peligroso para los
barcos. Y de ahí el italiano “risco”, peligro. En el siglo XVII (el siglo
maldito, según el historiador Geofrey Parker), “risquer” en francés y “riesgo”
en español. Hasta el XVI tenía una connotación positiva, de emprendedores.
Blaise Pascal desarrolló, junto con el jugador Chevalier de Mére y el abogado
Fermat un método de cálculo de probabilidades, basado en Galileo y en el físico
Girolamo Cardamo. En 1738, el matemático suizo Bernouilli introdujo el concepto
de utilidad. El riesgo en el centro de las decisiones económicas y vitales.
“Los humanos hemos inventado el concepto de riesgo para entender y lidiar con
las incertidumbres de la vida” (Paul Slovic, psicólogo, en La
percepción del riesgo). Hay “apetito del riesgo” (el que estamos dispuestos
a asumir) y “activos del riesgo” (las ganancias potenciales).
“El riesgo como fin o
como medio, es la respuesta a la vulnerabilidad” (Jens O. Zinn, socióloga),
que define tres tipos de riesgo: el de la adrenalina, el que merece la pena, el
inevitable (como el de los refugiados). Riesgo e incertidumbre parecen
inseparables; sin embargo, en economía, el riesgo es el producto de una
incertidumbre cuya probabilidad se puede calcular (Frank Knight, Riesgo,
Incertidumbre y Beneficio, 1921). Incertidumbre es un conocimiento limitado
que incapacita para medir probabilidades. Keynes, en su Tratado de la
Posibilidad, del mismo año que Knight, dividió el riesgo en definible e
indefinible. las dos K (Knight y Keynes), con definiciones antagónicas, reconocieron
que el riesgo no puede aislarse de la creatividad y la innovación; por eso
necesitamos un equilibrio. El sociólogo alemán Ulrich Beck llamó a la nuestra
“la sociedad del riesgo”, en la que los gobiernos moldean el riesgo para
dominar a los ciudadanos. “Los mercados financieros han socializado los riesgos
y privatizado los beneficios”.
Una sociedad sin
riesgos es lo más peligroso, “un mundo feliz”. El riesgo negativo es
peligro; el positivo, oportunidad. En chino, wei ji (amenaza + punto de cambio).
Como enseña el I Ching, todo es cambio, transformación. El peligro o la
oportunidad dependen de nuestro estado de ánimo.
En la ciencia de la
personalidad (del talento) existe la “sensibilidad al riesgo” (advertir más o
menos peligros) y la “tolerancia al riesgo” (valentía, que Aristóteles definió
como justo medio entre la cobardía y la temeridad). Hay personas que buscan
el riesgo (“risk-seekers”) y aversos al riesgo. Porque el riesgo suele tener un
elemento subjetivo. El riesgo conecta con nuestra personalidad y por tanto con
los “cinco grandes” factores de la misma. Max Bazerman, Daniel Kahneman y Amos
Tversky han mostrado que la mayoría de los decisores sobreestiman sus propias
posibilidades e infravaloran el propio riesgo.
“Cambio de riesgo”
(risky shift) es la tendencia de un grupo a tomar decisiones más extremas de
las que tomarían sus integrantes individualmente. Los milenials y centenials tienen un sentido del riesgo y la aventura
muy diferente al de sus padres y abuelos. Y también hay diferencias en
términos de género: las mujeres sois más emprendedoras y os atrevéis más
(Harvard Business Review, 2017).
El riesgo puede
generar ambigüedad y exceso de confianza. Por eso se produce “la cumbre de
cristal” (glass cliff), la tendencia de ciertas compañías -y países- de poner a
las mujeres como CEOs cuando peor están las cosas (concepto creado por Michelle
K. Ryan y Alexander Haslam, profesores de la Universidad de Exeter en el Reino
Unido). En GM, HP, Yahoo, las Filipinas, Gran Bretaña (Teresa May), Nicaragua,
Chile, etc.
Geografía del riesgo. El caso de Nueva Zelanda (Jacinda
Ardern), Finlandia (Sanna Marin), el “paraguas del riesgo” para proteger a los
ciudadanos. Hay culturas nacionales más y menos propensas al riesgo.
Creencias, Valores y Propósito influyen inevitablemente en
la percepción del riesgo. De ahí su importancia para el emprendimiento. En
términos de comportamientos, hay culturas corporativas más “funcionariales” y
otras más “emprendedoras” (el/la CEO y el Comité de Dirección generan cultura).
A mayor seguridad psicológica (Amy Edmonson), mejor toma de riesgos.
Entre l@s CEOs, su personalidad (que se entrena a través del
coaching) explica el 72% de su asunción de riesgos, para bien (innovación) o
para mal (pérdida de reputación).
Un riesgo que se debe
analizar y comunicar Según la coach de Maryland Jennifer Barc, las personas nos
transformamos de forma natural, por necesidad o por realización. Cada
decisión es una decisión de riesgo: en las relaciones, en las inversiones (de
dinero, de tiempo, de carrera profesional), en acelerar la serendipia, la
supuesta coincidencia (Mike LaRosa, CoWorkaholic.com, que ha analizado miles de
espacios de coworking).
Riesgos locales y riesgos globales, como ha demostrado este
virus que ha reseteado el capitalismo. Una catástrofe global de la que
deberíamos salir con una transformación constructiva. Ya no es “Yo-Aqui-Ahora”,
sino “Nosotr@s-En todas partes-Para siempre”.
Michelle Wucker nos
propone un nuevo vocabulario para el riesgo. Eric Weiner, en La
geografía del genio, ha estudiado a las personas geniales a lo largo de la
Historia: el caos es la materia prima para la creatividad. Necesitamos una
nueva conversación sobre el riesgo, sobre el ecosistema y nuestras
personalidades al respecto. Vivamos la vida a tope, no la dejemos escapar.
Gran libro. Mi
gratitud a Michelle Wucker por el mismo. Me ha hecho pensar, por ejemplo,
en la “tranquila vida de provincias”, donde apenas pasa nada y se pierden
talentos de talla mundial. O en jefes de la oposición que, cuando el líder del
ejecutivo comete errores garrafales, prefiere “no asumir riesgos”
(probablemente, mal aconsejados por su gente más cercana) y “heredar” el poder.
Craso error, porque la fortuna ayuda a los valientes y su tren puede pasar.
¿Qué tienen en común obras de arte como “la gran ola de
Kaganawa”, “la libertad guiando al pueblo” o “la balsa de la Medusa”?
El riesgo en toda la
extensión de la palabra. O líderes (elevados, para la acción) o miserables
(tumbados, esperando).
Te deseo una mejor navegación ante la incertidumbre. En mi
nuevo año, prometo asumir más y mejores riesgos desde la valentía. Cuestión de
Liderazgo personal y colectivo.
‘Bring me your higher love’ de Kygo y Whitney Houston, es la
canción de hoy.
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