Hay un pueblo de fantasía en la zamba Añoralgias de Les
Luthiers al que mejor no mudarse. En esta localidad del interior hace un calor
agobiante en la temporada de sequía, que dura unos diez meses al año, antes de
que llegue la época de los huracanes. El dulce arroyito que el cantor recuerda
de su infancia ahora es un torrente de lava que fluye por la erupción de un
volcán cercano, que a veces se apaga cuando llega la inundación. Si uno aún
persiste en vivir allí se le va a complicar dormir por los aullidos de los
lobos que estremecen, los mosquitos voraces y los gritos de los buitres que el
cielo oscurece. "Siempre algún terremoto aparece y al atardecer llueven
meteoritos".
Con letra de Carlos López Puccio y Jorge Marona, y música de
Ernesto Acher, Añoralgias se estrenó en mayo de 1981. De tono humorístico, la
"zamba catástrofe" parece menos distante en 2020 del Covid, incendios
por doquier y cambio climático que no provoca todos los desastres naturales,
pero sí algunos, y a los restantes los vuelve más costosos en vidas humanas y
bienes materiales.
Para el escritor y crítico cultural Jorge Carrión, autor
de Lo Viral, estamos en la transición de un género de ciencia
ficción a uno de "terror de baja intensidad" en nuestra realidad. Un
cartel en la vidriera de una librería de Estados Unidos dice: "Le
informamos a nuestros clientes que la sección de libros de ciencia ficción
posapocalíptica fue trasladada al sector de actualidad".
Emiliano Rodríguez Nuesch muestra esta foto para distender
el tono apocalíptico de una presentación sobre desastres naturales y sobre la
respuesta social a este tipo de eventos. Rodríguez Nuesch estudió Letras en
Buenos Aires, fue programador en Japón de varias versiones del juego Final
Fantasy, trabaja en comunicación digital y en los últimos años desarrolló
diversos proyectos que tienen que ver con el mundo de las catástrofes naturales,
a menudo viajando a los epicentros de los desastres más traumáticos del
planeta. En 2020, por caso, trabajó con los gobiernos de Chile, país que en
1960 tuvo en Valdivia el mayor terremoto de la historia de la Humanidad (9,5
puntos en la escala Richter); y también con distintos actores sociales en
Haití, que en 2010 registró la mayor cantidad de muertes por un terremoto (el
3% de su población).
En este recorrido, Rodríguez Nuesch se concentró el año
pasado en estudiar los aportes de la economía del comportamiento y de las
ciencias cognitivas a su campo de acción que lleva adelante desde Pacífico, la
organización que dirige. Lo que sigue son algunos puntos relevantes sobre la
emergente "economía de las catástrofes":
# Psicología del riesgo: desde el atentado a las
Torres Gemelas se multiplicaron los estudios sobre percepción de riesgo, que no
siempre coinciden con la realidad. Por ejemplo, el riesgo de viajar en avión es
menor al de hacerlo en colectivo (y se percibe al revés), el de un desastre
nuclear es menor al del cambio climático y el del calor es mayor al de los
huracanes. Años atrás los economistas Marshall Burke, Salomon Hsiang y Edward
Miguel hicieron un meta-análisis sobre estudios de economía, geografía,
arqueología, criminología y psicología, que les permitió cuantificar
directamente la relación entre mayor calor y conflicto: un desvío estándar de
aumento de temperatura se traduce en un 14% más de conflicto social.
# Círculo vicioso: hay una dinámica muy costosa
entre la realidad y la percepción de riesgo en terremotos, explica Rodríguez
Nuesch. El miedo es mayor en el lapso posterior al desastre ("efecto de
saliencia") y luego se va desvaneciendo a medida que las placas
subterráneas acumulan tensión y vuelven más probable una nueva catástrofe.
# Escala de intervenciones: las posibilidades de
política pueden ir desde una escala micro, que el director de Pacífico denomina
"acupuntura urbana" (como una aguja que se inserta en una ciudad para
aliviar una tensión) hasta, en el otro extremo, toda la rama de la
"geoingeniería" de acciones casi de ciencia ficción para dar
soluciones radicales a la crisis climática, varias de ellas inspiradas en
catástrofes naturales. Por ejemplo, replicar de manera artificial lo que
sucedió con la erupción del volcán Laki, de Islandia, en 1783, que redujo la
temperatura de todo el planeta. "Hay infinidad de estudios con este tipo
de propuestas para quienes creen que el cambio climático es un tren que se
viene de frente y que aun un cambio masivo de conductas no lo podrá evitar, con
lo cual se necesitan acciones radicales -marca Rodríguez Nuesch-, pero para
este tipo de estrategias hace falta un nivel de acuerdo y coordinación global
que hoy está lejos de existir".
# Pocas mediciones: en su momento, el exviceministro
de Economía Sebastián Galiani hizo junto a colegas un trabajo para medir los
costos de las catástrofes mayores de la historia. "Hay poca investigación
sobre el día después de estos desastres", comentó en ese estudio. Una
dificultad deviene de que no solo hay que considerar el valor de la destrucción
de capital, sino también los costos de largo plazo. Ilian Noy es un economista
que cree que estos efectos de varios años suelen ser subestimados: aún hoy la
población de Nueva Orleans es un 20% menor a la que había en la semana anterior
a Katrina, en julio de 2011. Los trabajadores de la zona de Kobe, en Japón,
donde se produjo el fatídico terremoto y maremoto, hoy ganan un 15% menos de lo
que estarían percibiendo si no se hubiera dasatado esta triple catástrofe que
incluyó también el daño a una central nuclear.
# Emociones: la economía del comportamiento, que
cruza psicología con la ciencia de Adam Smith y Keynes, también viene
estudiando las emociones que se producen ante este tipo de eventos. "El
miedo induce parálisis", explica Rodríguez Nuesch. "En cambio, el
enojo es preferible desde un punto de vista de respuesta social, porque implica
reacción y movimiento", agrega.
# Factor humano: a pesar de los avances en
drones y robots, el grueso de los rescates los protagonizan y seguirán
protagonizando las personas. "Los robots llegan tarde", marca el
emprendedor que en su momento trabajó con "Los Topos", el famoso
grupo de rescatistas mexicanos que entró en escena el 19 de septiembre de 1985,
cuando un terremoto de 8 grados en la escala Richter provocó 10.000 muertes en
el Distrito Federal de México, un año antes del Mundial de Fútbol en el que
brilló Diego Maradona. Los Topos participaron en tareas de rescate en los años
subsiguientes en Nepal, Haití, Japón e Indonesia.
# Fuente: los economistas que investigan el tema
catástrofes y riesgos tienen una fuente histórica de cabecera: el mercado
asegurador de Inglaterra, que hace siglos viene lidiando con estas estadísticas
y cálculos actuariales.
# Mercado en ascenso: el apocalipsis genera su
propio mercado floreciente: el de los "preppers", que se preparan
para el fin del mundo acumulando víveres (hay un revival de la charcutería que
no necesita cadena de frío para mantenerse), refugios y armas: en marzo, con el
avance de la pandemia, en los Estados Unidos se dio el mes récord en ventas de
armas de fuego.
Como en la nueva serie rusa Hacia el lago, el
apocalipsis obliga a huir a un lugar aislado y autosuficiente. Siempre que no
tenga las contras del poblado de Añoralgias, de Les Luthiers, sobre el cual el
cantor confesaba, en el verso final de la zamba catástrofe, que "si a mi
pueblo volver yo pudiera, no lo haría ni mamado".
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