Los malos jefes ABUNDAN, pero las personas exitosas saben cómo manejarlos para sacar el mayor provecho de la situación.
Los malos jefes contaminan los lugares de trabajo. Algunos
lo hacen de manera abierta, mientras que otros manipulan a sus empleados para
usarlos como simples instrumentos de su propio éxito.
Sin importar cuáles sean sus métodos, los malos jefes causan
daños irreversibles a sus compañías y empleados al impedir que se desempeñen
con todo su potencial y al generar estrés innecesario.
Lo verdaderamente preocupante es la cantidad de malos
jefes que andan por ahí. Una investigación de Gallup encontró que 60
por ciento de los empleados de gobierno se sienten infelices porque tienen un
mal jefe. Otro estudio encontró que el 69 por ciento de los trabajadores
encuestados compararon a los malos jefes con mucho poder a niños de tres años
con mucho poder.
Una de las habilidades más grandes que una persona puede
desarrollar es la capacidad de neutralizar a personas tóxicas, incluso a
aquellas a las que tienen que reportar. No es sencillo y requiere mucha
inteligencia emocional.
La solución más obvia para lidiar con un mal jefe es buscar
otro trabajo, sin embargo, esto no siempre es posible. Las personas exitosas
saben sacar lo mejor de una mala situación y no permiten que un mal jefe los
detenga porque saben que el éxito viene de aprender a jugar al máximo con las
“cartas” que les da la vida.
Estos son los seis tipos más comunes de jefes nefastos y las
mejores estrategias para trabajar con ellos.
1. El “cuate” inapropiado
Es el jefe que es demasiado amigable y no en la manera que podría ayudar a
formar un buen equipo de trabajo. Te invita a salir a beber fuera del horario
de trabajo y es chismoso. Usa su influencia para hacer amigos a costa de su trabajo.
Tiene empleados favoritos y crea divisiones en entre los trabajadores que
generalmente se frustran por el desbalance de atención y respeto. No puede
tomar decisiones fuertes como despedir a aquellos que necesitan ser despedidos
(a menos de que sean personas que le desagraden).
Cómo neutralizarlo: lo más importante con
este tipo de jefe es poner límites muy claros. No le permitas usar su posición
para intimidarte. Podrás tomar el control de cualquier situación al poner un
límite de forma consciente y proactiva. Por ejemplo, puedes seguir siendo
amable con tu jefe durante el día y a la vez, no temer decirle que no a sus
invitaciones a beber con él saliendo del trabajo.
Lo difícil aquí es mantener la continuidad con tus límites,
aún si tu jefe insiste.
Es importante que no pongas límites que te hagan ver como
una persona inaccesible. Es mejor que este tipo de jefe te vea como un aliado
que como un enemigo.
2. El micromanager
Este tipo de jefe te hace sentir que estás bajo vigilancia constante. Es la
clase de personas que si te dice que tu letra podría mejorar, se espera hasta
la salida para tirar tus lápices y remplazarlos por lapiceros para que puedas
escribir mejor. Es capaz de devolverte un reporte de 20 páginas porque
usaste un clip en lugar de una grapa. El micromanager pone demasiada
atención a los pequeños detalles y su constante vigilancia hace que sus
empleados se sientan desilusionados, frustrados e incluso incómodos.
Cómo neutralizarlo: las personas exitosas
se acercan a los micromanagers demostrando que son flexibles, competentes,
disciplinados y abiertos a una comunicación constante. Los micromanager se
acercan naturalmente a los empleados que producen trabajos como ellos lo
imaginan. El desafío con los micromanagers es encontrar la “visión” que estos
jefes tienen para después cumplir con ella.
El truco es hacer preguntas específicas sobre el proyecto
que te dejan, tener revisiones constantes y ver si la retroalimentación de tu
jefe sigue patrones específicos. Por supuesto, esto no siempre funciona.
Algunos micromanager nunca dejan de buscar algo que sobreanalizar y criticar.
Cuando este sea el caso, deberás buscar la satisfacción con tu trabajo dentro
de ti. No dejes que la obsesión de tu jefe con los detalles te provoque
sentimientos de poco valor en tu persona porque eso sólo te generará estrés.
Recuerda que un buen reporte sin una grapa sigue siendo un buen
reporte.
3. El tirano
Este jefe utiliza tácticas maquiavélicas para alimentar su ego constantemente.
Su preocupación primaria es mantener el poder y manipulará e intimidará a quien
sea necesario para lograrlo. El tirano cree que sus empleados son una pandilla
de piratas que está dentro de su barco. Clasifica a las personas en su cabeza y
las trata de acuerdo a su propio juicio: aquellos empleados que desafían su
forma de pensar son el enemigo que busca provocar un motín. Quienes lo apoyan
se convierten en “primeros almirantes”, mientras que quienes no se desempeñan
tan bien como deberían son condenados a “lavar la cubierta y tallar las
letrinas”.
Cómo neutralizarlo: una manera dolorosa,
pero efectiva, para lidiar con los tiranos es presentar tus ideas de manera en
que les permitas adjudicarse algo del crédito. Un tirano puede mantener su ego
sin tener que limitar tus ideas. Siempre dales algo de reconocimiento aunque
ellos jamás hagan lo mismo por ti. Además, tienes que elegir tus batallas
sabiamente para sobrevivir a un jefe de este tipo. Si puedes manejar tus
emociones, serás capaz de elegir racionalmente cuando pelear y cuando dejar que
gane.
4. El incompetente
Este jefe fue promovido con prisa o contratado sin saber si era capaz de llevar
el puesto. No es que sea un completo inútil, pero en su equipo hay
personas que han estado en la compañía por más tiempo y tienen la información y
las habilidades de las que él carece.
Cómo neutralizarlo: lo más probable es
que si te frustra tener este tipo de jefe es porque tú tienes las habilidades
que a él le faltan. Es importante tragarte tu orgullo y compartir tu
experiencia y conocimiento sin presumírselo. De esta manera te convertirás en
su aliado y confidente.
5. El robot
En la mente del robot tú eres el empleado número 72 que genera una producción
de nivel 84 y tiene una experiencia de 91 puntos. Este jefe toma decisiones en
base a números y cuando es forzado a tomar acción sin contar con las cifras
necesarias, se autodestruye. No hace esfuerzo alguno para conectarse con sus empleados y sólo se fija en los
porcentajes para decidir quién es valioso y quién no.
Cómo neutralizarlo: necesitas hablar su
lenguaje. Asegúrate de tener todas las cifras posibles que apoyen tus ideas.
También necesitas descubrir qué cosas considera valiosas y demostrarle que
puedes cumplir con ellas. Una vez que logres eso, puedes empezar a tratar de
sacarlo de su zona de confort antisocial. El truco es encontrar maneras de
conectarte directamente con él sin parecer grosero. Responde a sus
correos directamente en su oficina para que empiece a identificarte más allá de
un número. Sólo porque le interesan las cifras no significa que tú no puedas
ser la excepción. Hazlo con mesura porque es probable que no responda bien a un
“asalto social”.
6. El visionario
La fuerza de este jefe se basa en sus ideas o innovaciones. Sin embargo, carece
del liderazgo necesario para implementar estos planes. Cuando llega el momento
de ejecutar una de sus grandes ideas, él ya está planeando algo más y te deja a
ti averiguar cómo lograr que su visión original sea una realidad.
Cómo neutralizarlo: la mejor manera de
lidiar con este tipo de empleadores “desarmar” la manera en la que piensa.
Estos jefes tienen una visión muy general de las cosas así que tu deber será
concentrarla en acciones prácticas. Para lograrlo debes hacerle muchas
preguntas específicas para forzarlo a considerar los obstáculos reales de sus
planes. No tires sus proyectos directamente, mejor enfoca su atención en lo que
se necesitará de manera práctica para lograr sus ideas. Muchas veces estas
preguntas harán que los planeas irreales de estos jefes se diluyan, pero cuando
no suceda así, tendrás que hacerlos entender que se necesitará mucho
esfuerzo real para lograr que su visión suceda.
7. El jefe gaviota
Todos hemos tenido un jefe así: el que siempre está ausente y un día decide que
es tiempo de trabajar, hace algunos cambios al proyecto en turno y se enojan
cuando no entienden el progreso del mismo. En lugar de tomarse el tiempo
para ver los hechos y trabajar de la mano con su equipo, el jefe gaviota sólo
arroja un montón de consejos formuláicos y luego se desentiende del
trabajo. De hecho, los jefes gaviota sólo interactúan con sus empleados
cuando hay que solucionar una crisis y muchas veces hacen que la situación sea
peor al no saber trabajar con su equipo.
Cómo neutralizarlo: la mejor
manera de trabajar con estos jefes es hacerlo en equipo. Si puedes hacer que
todos los empleados se sienten con él para explicarle que su intromisión
abrupta no está considerando todos los hechos de un proyecto que lleva tiempo
avanzando. Muchas veces, los jefes gaviota no saben en qué se están equivocando
y cuando se los señalas de la manera correcta suelen cambiar para bien.
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