Cuando el cambio es percibido como negativo por
quienes lo padecen, se vuelve un verdadero quebradero de cabeza. Una lucha
interna entre lo racional y emocional que llevan al trabajador a buscar diferentes
estrategias de afrontamiento, muchas de ellas relacionadas con el
rechazo directo a la situación que provoca el propio cambio.
Y si en un contexto normalizado el cambio juega un papel
cotidiano en la vida laboral, qué decir en un contexto de pandemia, en el que
no solo se ha puesto en jaque al sistema de sanidad mundial, sino también a su
economía.
En el informe del pasado 23 de septiembre de la Organización
Internacional de Trabajo (ILOSTAT), se refleja que a consecuencia de la
crisis sanitaria ha habido una disminución de un 17,3% de las horas
trabajadas en el segundo semestre de 2020 respecto a las de 2019, lo
que equivale aproximadamente a 495 millones de empleos a tiempo
completo. Solo en nuestro país, según fuentes del Ministerio
de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, durante los primeros
meses de la declaración del estado de emergencia, casi 3,4 millones de
trabajadores se vieron afectados por un Expediente de Regulación Temporal de
Empleo (ERTE). ¿Cuántos cambios organizacionales esconden estas crudas
cifras?
No solo hay que contemplar el drama de los negocios
que han tenido que cerrar o de quienes se han quedado en el paro, también
debemos tener en cuenta las dificultades que surgen para quienes deben
continuar en su puesto, aunque este ya no sea exactamente el mismo que
al inicio de la pandemia: menos personal, conciliación del teletrabajo con la
familia, reducción de variables, entre otros.
Las fases emocionales del cambio organizacional
Así que inmersos en estos procesos de cambio, los
trabajadores transitan, la mayoría de ocasiones sin saberlo, por un proceso
de duelo, afirma Cristian Castillo, Doctor cum laude
en Administración y dirección de empresas, Máster en Ingeniería de organización
industrial e ingeniero técnico en electrónica industrial por la Universidad
Politécnica de Cataluña, y actualmente es profesor lector de los Estudios de
Economía y Empresa por la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
Y es aquí donde juega un papel fundamental la identificación
de las diferentes fases por las que puede transitar un individuo
durante un cambio organizacional cuando este es percibido como negativo. Solo
así, siendo capaces de identificar estas fases, se estará más cerca de poder
superar el duelo. Estas fases, tal y como recogimos en el artículo “The six
emotional stages of organizational change” (2018) y, por desgracia, hoy en
día tan vigentes, son:
Fase 1. Negación e ira
Durante esta fase la persona es incapaz de reconocer
la situación que está viviendo, asociándola con una situación temporal y
que nada tiene que ver con ella. Además, tiene un sentimiento de cabreo
constante que le hace estar más irritable. Por cualquier cosa salta. Existe
tensión y se puede llegar a generar malestar con el resto de personas que
conforman el grupo de trabajo.
Fase 2. Negociación
En esta fase la persona es consciente de la
situación que se está viviendo y busca elementos internos que le ayuden a
superarla emocionalmente. Por ejemplo, se repite constantemente frases
como: “todo esto irá bien”, “al final conseguiremos salir”,
“ánimo, esto es por un tiempo y al final todo será como antes”, etc. Es
una fase de auto-convencimiento constante, en la que uno mismo
busca elementos a los que aferrarse.
Fase 3. Depresión
En esta etapa se experimenta un sentimiento de vacío
y tristeza por la situación vivida, y la persona se acaba rindiendo
ante ella. Se pierde el deseo de seguir adelante. Nada tiene sentido y se
acude al trabajo sin motivación.
Fase 4. Revisión
Durante esta fase la persona está constantemente
revisando su puesto de trabajo, se pregunta si realmente quiere seguir
en la organización. Se llega incluso a buscar o postular por otras
ofertas de trabajo. En muchas ocasiones no se decide por el cambio por
circunstancias personales o por la situación socio-económica del momento. Se
tiene claro que no se quiere continuar.
Fase 5. Deserción
Esta es un momento de no retorno y es cuando la
persona definitivamente decide abandonar la organización, comunicándoselo
a la empresa y marchándose de ella. Ésta es una forma de superar el duelo, buscando
un nuevo comienzo en otra empresa.
Fase 6. Aceptación
Al igual que en la anterior etapa, ésta es de no
retorno y consiste en reconocer de forma sincera la situación y aceptarla, sin
buscar culpables y asumiéndola. Es un proceso de adaptación a la nueva
situación, sin resignación.
Por lo tanto, durante un proceso de cambio cuando se
percibe como negativo, se podrán transitar, con idas y venidas, hasta
por cuatro fases: negación e ira, negociación, depresión y revisión, existiendo
así dos fases más de no retorno. Es decir, que una vez se llega a ellas se
finaliza el proceso de duelo: deserción y aceptación.
Y ahora que ya conoces las seis etapas del cambio, ¿te
identificas con alguna de ellas?
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