Expertos y jóvenes emprendedores analizan las perspectivas de las relaciones entre los dos países.
La crisis económica, la saturación de los mercados europeos y el paro están llevando a muchos profesionales españoles a buscar nuevos horizontes y el gigante asiático despierta cada día más interés. "China supone para Telefónica un posicionamiento estratégico en un mercado global porque ofrece no sólo grandes expectativas de consumo sino también proveedores fabricantes", afirma Margaret Chen, directora corporativa de Telefónica, empresa que acaba de nombrar al mejor pianista del mundo, el chino Lang Lang, embajador de su marca durante los próximos tres años.
Chen ha sido una de las participantes en el seminario organizado -con el respaldo de la escuela de negocios del Instituto de Empresa- por Itínere Prestige, una compañía formada en abril por cuatro jóvenes emprendedores -dos españoles y dos chinas-. "Nuestro objetivo es satisfacer el deseo chino de productos de lujo españoles", señala Miriam Gozalo, de 27 años y una de las fundadoras.
María Eugenia Girón, experta en la industria de lujo y responsable de la expansión de Loewe en Asia, destacó que el consumidor chino de productos de lujo tiene menos de 45 años, mientras que en Europa y Estados Unidos, ese consumidor es 15 años mayor. Ello se debe principalmente a que, ante el cambio frenético que vive la sociedad china, hay "una necesidad urgente de comunicar a los demás que se ha tenido éxito y se ha hecho dinero. Los artículos de lujo ayudan en este empeño", señaló.
Alrededor del 10% de los 1.350 millones de chinos tiene una capacidad adquisitiva similar a la media europea, lo que quiere decir que hay al menos 135 millones de personas dispuestas a hacer turismo, comprar e invertir. Y, como pusieron de manifiesto los siete millones de chinos que visitaron el pabellón español en la Exposición Universal de Shanghai 2010, en China hay una gran expectativa sobre España.
Los empresarios españoles, por tradición, se han centrado más en los mercados europeos y latinoamericanos y han descuidado las oportunidades que brinda el continente asiático, con una media de crecimiento económico muy superior. Tras destacar que China y España comparten la adaptabilidad de sus gentes, Chen advirtió que "se necesita un mayor conocimiento mutuo". "Hay sectores", dijo, "en los que es muy difícil entrar en China si no se tiene un socio chino".
Telefónica realizó una inversión de 3.500 millones de dólares dólares (2.430 millones de euros) en China Unicom, una de las mayores operadores del país asiático, que ahora ha invertido en Telefónica 1.500 millones de dólares. En contra de quienes critican que España siempre acude tarde, Chen afirma: "Nosotros llegamos en un momento bueno (2006), cuando China, después de muchos años fijándose en Estados Unidos y Japón, quería una mayor diversificación".
La posibilidad de que copien los productos y el conocimiento para fabricarlos es uno de los mayores miedos de la pequeña y mediana empresa a la hora de decidirse a explorar China. De ahí que, Minkang Zhou, director de la fundación del instituto Confucio de Barcelona, considere que la venta directa con tiendas propias "tiene más éxito". Como es el caso, de Zara, Mango, Desigual y otras marcas españolas dirigidas a un sector más competitivo.
"La venta indirecta con distribuidores entraña mucho riesgo por la capacidad para copiar la idea esencial del producto", añade Zhou, tras recordar que Chupa-Chups se hundió en China pero su idea de su producto triunfó.
Al entendimiento mutuo ayudará, sin duda, el fuerte incremento en el intercambio de estudiantes. En la actualidad hay 5.000 chinos que estudian en España y otros mil universitarios y postgraduados españoles que amplían sus estudios en la República Popular. Además, hay un interés creciente por los idiomas los dos países, que alientan tanto los cuatro institutos Confucio que hay en España como los dos Cervantes, en China.
Anxo Pérez, de 35 años, es uno de los fundadores de 8.belts.com, un método para aprender chino por Internet que, "con una dedicación diaria de 30 minutos, permite en cinco meses manejarse en la lengua de los mandarines". Perez sostiene que durante cuatro años han realizado un mapeo del idioma chino, lo han jerarquizado y buscado lo más importante para "orientar el habla, de manera que se consigue autonomía muy pronto".
Según destaca el decano de los empresarios españoles en China, Marcelo Muñoz, que llegó a eses país 1978, desde entonces "el comercio bilateral entre China y España se ha multiplicado por 18", cifra que deja de ser seductora si se la compara con la totalidad del comercio chino, que se ha multiplicado por 100. Pero Muñoz, autor de 'El enigma chino' y 'China 2050', afirma que lo importante es entender de una vez que "China es el mercado y no un mercado".
La dificultad para que los chinos accedan a un visado español, tanto de turismo como de negocios, por las distintas trabas de seguridad y burocráticas, es uno de los mayores obstáculos que los expertos encuentran en el camino de la expansión del comercio y las relaciones bilaterales.
Fuente: elpais.com
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