Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

sábado, mayo 21, 2011

¿El futuro de la formación?

Últimamente, cada vez con más frecuencia, están apareciendo debates en la Red acerca del futuro de la formación.

No parece que haya dudas de que el futuro “post-crisis” (si alguna vez llegamos a él) pasa por el incremento de la productividad y la competitividad lo que implica inversión en I+D+i y, sobre todo, en formación y calificación a todos los niveles.

No parece cuestionarse ese punto. Sin embargo, el cómo llegar a él parece harina de otro costal.

Entre las ideas que recuerdo haber leído en los últimos tiempos se habla de reducir el tiempo presencial para abaratar los costes y poder extender más la formación, lo que se conseguiría por medio de formación on line. De hecho, el incremento de la formación virtual, en los últimos años, ha sido exponencial.

Conozco, incluso, alguna empresa que lo que busca son “píldoras formativas” en base a SMS. Se les envía a los “alumnos” un mensaje cada dos días con un punto del contenido del curso (una regla, una norma, una sugerencia, un concepto…). Al cabo de tres meses han recibido unas 30-40 píldoras, lo que equivale, en cuanto a contenidos, a lo que puede explicarse en un curso de seis-ocho horas.

En cuanto a nuevos métodos, no hace mucho surgió la oferta de un curso sobre comunicación no verbal, de 45 minutos, a través de skipe. Algunos, más tradicionales, optan por el modelo “blended” mezclando partes presenciales con partes “virtuales” o a distancia.

A todas estas metodologías subyace un tema de costes más que de eficacias. Incluso parece ser que ahora hay una campaña para trasladar a las empresas que los cursos de la formación tripartita no son “gratis”.

Una cosa es que estén subvencionados (con el dinero previamente aportado por empresas y trabajadores para esta finalidad a través de las cotizaciones) y otra cosa es que los cursos sean “gratis” como parece ser van difundiendo algunos comerciales de este tipo de cursos, porque, no nos engañemos, ese y no otro, es el punto clave para que una empresa se decida a “contratar” un curso.

Lo anterior se complica cuando nos preguntamos cómo es la formación en la Universidad y en las Escuelas de Negocio. Hay abierto un debate acerca de la aplicación de Bolonia que por lo que leo abre más interrogantes que respuestas.

A todo esto alguien se pregunta ¿Cómo va a ser el futuro de la formación? Si tenemos en cuenta únicamente el coste, la formación cada vez será más pobre, ineficaz e inútil.

Desde que empecé en este oficio hace más de 30 años llevo escuchando, y diciendo, que la formación no es un gasto, es una inversión. Mucho me temo que los próximos 30 años seguiremos escuchando la misma retahíla con el mismo poco éxito. Treinta años después, se sigue preguntando ¿cuánto cuesta? y no ¿cuál es el retorno de la inversión?

Empresas que invierten sin despeinarse millones de euros en el cambio de maquinaria de una cadena de montaje se escandalizan cuando la formación a los operarios que deben manejarlas pasa de unos pocos miles de euros. No hablemos de cuando no es una formación técnica de “funcionamiento” de la nueva cadena sino de formación de “intangibles” a los mandos, como puede ser comunicación, desarrollo de colaboradores, liderazgo… cada euro “gastado” en esos temas es un euro luchado, sufrido y regateado.

Mientras sigamos invirtiendo en maquinaria y “gastando” en personas… el futuro de la formación será, cuando menos, incierto.

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