Red Bull catapultó mundialmente
un producto que existía en Asia.
Año 1982, un directivo de marketing entra en el bar del hotel Mandarin de Hong Kong y pide algo que le ayude a mitigar su jet lag. Le sirven un Krating Daeng (Búfalo rojo), una bebida con un alto contenido de cafeína y taurina, que en aquella época estaba de moda en toda Asia. El refresco da resultado y el directivo se pregunta si una bebida de ese tipo podría tener éxito en Europa. Algo más de 30 años después, pueden responder ustedes mismos a la pregunta: Red Bull tiene 9.000 empleados, está presente en 165 países y facturó casi 5.000 millones de euros en 2012.
Año 1982, un directivo de marketing entra en el bar del hotel Mandarin de Hong Kong y pide algo que le ayude a mitigar su jet lag. Le sirven un Krating Daeng (Búfalo rojo), una bebida con un alto contenido de cafeína y taurina, que en aquella época estaba de moda en toda Asia. El refresco da resultado y el directivo se pregunta si una bebida de ese tipo podría tener éxito en Europa. Algo más de 30 años después, pueden responder ustedes mismos a la pregunta: Red Bull tiene 9.000 empleados, está presente en 165 países y facturó casi 5.000 millones de euros en 2012.
Pero
volvamos de nuevo al pasado. Dietrich Mateschitz, el protagonista de esta
historia, nació el 20 de mayo de 1944 (18 días antes del Desembarco de
Normandía) en el seno de una familia de origen croata que residía en Sankt
Marein im Mürztal (Austria). Sus padres eran profesores de Primaria y se
divorciaron cuando su único hijo era aún un niño. Dietrich estudió Economía y Administración de Empresas en la
Universidad de Viena –tardó 10 años en acabar la carrera– e hizo un posgrado en
Marketing. Su primer empleo fue en Unilever y de esta compañía pasó a
Blendax, empresa para la que trabajaba cuando descubrió las bebidas energéticas
en Hong Kong.
Nace Red Bull
Dos años
después del hallazgo, en 1984,
Mateschitz fundaba Red Bull GmbH con un socio tailandés con experiencia en la
fabricación de este tipo de bebidas. Cada uno puso medio millón de dólares
y el austriaco se hizo con el 49% de las acciones de la empresa. El siguiente
paso fue crear el logotipo y el eslogan, para lo que contó con la ayuda de un
amigo que tenía una agencia de publicidad. El resultado, dos toros rojos a
punto de chocar y la frase Te da alas,
ha sido todo un éxito. Pese a que los primeros estudios de mercado resultaron
un desastre y nadie auguraba éxito a la empresa, ésta comenzó a vender en 1987
en Austria. La experiencia no resultó tan negativa, y sólo dos años después Red
Bull daba el salto al extranjero (Singapur) y comenzó a patrocinar a un piloto
de F1, Gerhard Berger. De la mano del
deporte, la empresa no ha parado de crecer desde entonces entrando casi cada
año en un nuevo mercado: Hungría (1992), Alemania (1994), Reino Unido (1995),
España (1996), Estados Unidos (1997). Ahora, algunos de los países donde
tiene más éxito son lugares tan diferentes como Sudáfrica, Japón, Arabia Saudí
o Turquía.
El marketing deportivo
El éxito de Red Bull se ha debido
en gran parte a la habilidad de su fundador para coger un producto existente y
catapultarlo al estrellato de la mano de ingeniosas acciones de marketing,
especialmente relacionadas con el deporte.
La
empresa es dueña de los equipos de fútbol de Salzburgo y Nueva York y patrocina
numerosas pruebas de motocross, surf,
skate, vuelo acrobático... así como a centenares de deportistas. Una de sus
acciones más destacadas fue el patrocinio del salto que el austriaco Felix
Baumgartner hizo el año pasado desde 39 kilómetros de altura. Invirtió 50 millones, pero la publicidad
que obtuvo en todo el mundo superó con creces esa cifra.
Pese a
ello, su gran acierto fue entrar en la Fórmula 1 con la creación de la
escudería Red Bull en 2004 tras comprar Jaguar (en 2005 se hizo también con
Minardi y creó Toro Rosso). Los
campeonatos del mundo de Sebastian Vettel han sido las mejores alas para la
marca de Mateschitz
Victor M. Osorio
Victor M. Osorio
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