En la vida muchas veces no tomamos decisiones por miedo a las consecuencias. El cambio nos atemoriza. Romper con nuestro entorno habitual, modificar hábitos y costumbres o, simplemente intentar cosas nuevas es algo que nos da respeto. Muchos de nosotros tenemos unas barreras internas que nos limitan nuestras posibilidades y nos impiden descubrir nuevas oportunidades.
Muchas veces, conscientes de que deberíamos de cambiar no lo hacemos y, como mecanismo de defensa, nuestra mente genera todo tipo de argumentos y justificaciones: “estamos en crisis”, “es que las cosas son muy difíciles”, “es que la gente es de lo que no hay”, “es que tengo mala suerte”.
Detrás de esto se esconde una realidad: “Únicamente tú eres el que provoca tus resultados”.
Quiero compartir con vosotros una reflexión muy bien escrita por Pablo Neruda, titulada “Tú eres el resultado de ti mismo”. Con la pluma excepcional de un premio Nóbel, Neruda explica perfectamente esto que estamos comentando.
Tú eres el resultado de ti mismo (Pablo Neruda)
No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie porque fundamentalmente tú has hecho tu vida.
Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.
Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.
No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar.
No te amargues con tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.
Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu fracaso.
Si tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú únicamente tú, nadie pudo haberlo sido por ti.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.
Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los violentos, a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin alimento morirán. Aprende a nacer del dolor y a ser mas grande, que es el más grande de los obstáculos.
Mírate en el espejo de ti mismo. Comienza a ser sincero contigo mismo reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.
Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo, reconociéndote a ti mismo, más libre y fuerte, y dejaras de ser un títere de las circunstancias, porque tú mismo eres el destino y nadie puede sustituirte en la construcción de tu destino.
Levántate y mira por las montañas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de la vida.
Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.
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