En los últimos años se viene hablando mucho sobre la diversidad dentro del ámbito de las empresas. ¿Es un tema de negocios, de gestión de las personas, social o político?
El mundo laboral se está transformando. Esto influye en la diversidad de grupos y perfiles presentes tanto en los propios negocios como en el de clientes y proveedores.
Algunos ejemplos:
• En países europeos, es mayor el número de personas que se jubilan que las que entran al mercado laboral. Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, el número de trabajadores jóvenes que ingresan al mercado no será suficiente para reemplazar a los que se retiran (2009 - Global Deloitte Consulting).
• Los intereses también están cambiando: carreras "a medida", equilibro del trabajo con la vida personal, tiempos flexibles, trabajo remoto.
• El ingreso de la mujer a la fuerza laboral se potencia. En la Argentina, el porcentaje de egresadas universitarias femeninas comienza a superar al masculino.
• Crecen los movimientos migratorios, especialmente de zonas rurales a urbanas.
• Se acelera la tendencia a "mudarse" de país y trabajo. La movilidad laboral es hoy una necesidad de las empresas y una expectativa de los profesionales.
• Cuatro generaciones conviven bajo un mismo techo. Las tecnologías sociales hacen que personas con disímiles modalidades de aprendizaje, procesamiento de información, comunicación y trabajo, deban compartir el ámbito laboral.
• Ni siquiera sabemos cuáles serán las habilidades que las empresas necesitarán en el futuro. Seguramente estamos preparando para trabajos que aún no existen, usando tecnologías que serán obsoletas, para resolver problemas no sabemos aún si serán problemas.
En este contexto es imperioso que, para ser competitivos, los negocios contemplen diversas opiniones y perspectivas al momento de definir e implementar su estrategia. Es entonces cuando se presenta la diversidad como una pieza importante del rompecabezas.
Pero, ¿qué entendemos por diversidad? La diversidad es el conjunto de valores, visiones y saberes que trae cada grupo para ponerlo al servicio de un objetivo compartido. Comprender la diversidad va mucho más allá de reconocer, entender y aceptar ideas, opiniones y trabajo provenientes de las distintas edades, razas, géneros, capacidades, estilos de vida, orientaciones políticas y religiones, o simplemente de personas con estilos y valores disímiles. La diversidad implica integrar, sin ofuscaciones ni prejuicios, todas las diferencias que hacen únicos a los seres humanos y las similitudes que los conectan.
¿Contamos con alguna herramienta? Martha Maznevski (2009), profesora en el IMD, describe el concepto de inteligencia cultural, conformada por tres componentes: el conocimiento (sobre cómo funcionan otras culturas), las habilidades interpersonales e interculturales, y la conciencia cultural, que tiene que ver con prestar atención a las reacciones que provocan las propias conductas. La inteligencia cultural facilita anticiparse y accionar apropiadamente. Una persona con buen grado de inteligencia cultural capta, interpreta y empatiza con otros que pertenecen a un grupo diferente.
Los auténticos líderes tienen un importante rol estimulando un entorno de diversidad. Autodesarrollar y desarrollar en otros la inteligencia emocional es uno de los caminos. Su responsabilidad es estar al frente siendo modelos, promoviendo el diálogo sincero y realizando acciones que hagan de las empresas e instituciones un ámbito inclusivo, colaborativo y de respeto mutuo.
¿Por qué ubicar la diversidad en la agenda de negocios? En un mundo en el que los negocios avanzan, se modifican, se acomodan a las restricciones y que, aún así, deben mantener la premisa de brindar servicios de calidad a clientes variados, es valioso contar con una estrategia de inclusión que ubique en una posición de ventaja competitiva.
Gestionar la diversidad brinda una mayor habilidad para competir en mercados que también se están volviendo diversos. Es decir, entender la diversidad de los clientes desde nuestra propia diversidad. Para esto, es fundamental contar con una fuerza laboral que conecte grupos de distintos orígenes, especialidades, experiencias e industrias.
Incluir la diversidad en la agenda facilita anticipar y prevenir los múltiples conflictos y malestares que puedan originarse en contextos hostiles y complejos como son los de crisis. Una organización construida sobre la aceptación de las diferencias y el valor de los aportes variados, permite que las personas se complementen y potencien, se genere confianza, se alineen los proyectos, se optimice el clima laboral y el compromiso.
En palabras de Tom Peters, las nuevas ideas proceden de las diferencias. La creatividad es un producto de la diversidad y ésta es la clave del futuro.
Fabiana Gadow. Directora regional LATCO de RRHH Deloitte. Autora del libro: “Dilemas. La Gestión del Talento en Tiempos de Cambio”. Editorial. Granica. Buenos Aires, 2010.
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