Art Petty en Smart Brief on Leadership del pasado 31 de marzo plantea que nuestra relación con el poder, específicamente el cultivo del poder, es esencial para tener éxito y para el éxito de los que nos rodean. Existe un halo negativo acerca de la idea del poder en el trabajo ya que frecuentemente se considera que es una muestra de abusos, manipulación o “políticas de oficina”.
El único matiz positivo parece ser el relacionado con conseguir que se hagan las cosas. Deborah Gruenfeld, en su libro “Acting with power. Why we are more powerful than we believe”, ofrece una alternativa positiva: El poder es la habilidad de controlar a los demás para nuestros propios propósitos, pero también es la capacidad de marcar una diferencia positiva en la vida de alguien”. Ésta última diferencia positiva se ejerce como un factor motivador fuerte para que los líderes hagan lo mismo por sus organizaciones. Si no tenemos poder tenemos limitada nuestra habilidad para para intervenir de forma positiva en los resultados, asegurar recursos e influir en decisiones clave.
El reto está en encontrar la forma en que podamos
cultivar y ejercer el poder en el trabajo mientras beneficiamos a nuestros
grupos de interés. El autor considera, pues, que el desafío se encuentra en
desarrollar un poder “limpio”, esto es poder cultivado en alineación con los
valores y ética organizacionales para beneficiar a los grupos de
interés, mientras se mantiene la vigilancia ya que los demás puede que no
elijan el mismo enfoque.
Petty propone 3 ideas para desarrollar este poder
“limpio”:
1.- Fortalecer continuamente nuestras redes internas y
externas
Implica trabajar sin descanso para identificar individuos
que pueden impactar en las prioridades de nuestro equipo. Crear un mapa de las
personas que influyen en nuestra área de responsabilidad y que pueden ayudar o
entorpecer nuestro éxito en nuestros objetivos cruciales. Luego evaluar la
fortaleza de nuestras relaciones con ellas y responsabilizarnos de realizar
esfuerzos para su desarrollo. Podemos empezar con nuestro
jefe pensando en cómo podemos ayudarle a solucionar un problema o a alcanzar
las metas que tiene marcadas. En el caso de los compañeros podemos
encontrar formas de ayudarles cuando nos lo pidan o cuando una situación se
hace visible en la que pueden tener dificultades. Nuestra habilidad para
conseguir que un experto externo ayude en la iniciativa de un compañero o de
promover las buenas ideas de un miembro de nuestro equipo puede generar deudas
positivas.
2.- Utilizar el principio de
reciprocidad para incrementar nuestro poder
La reciprocidad es una de las herramientas más potentes con las que contamos para crear relaciones estrechas e incrementar nuestro poder. Consiste en el proceso de hacer algo por alguien, sabiendo que lo normal es que la otra persona sienta que está en deuda con nosotros. No sabemos cuándo, si es que ocurre, vamos a necesitar su ayuda, pero es más fácil obtener su apoyo si hemos demostrado previamente que le hemos ayudado cuando lo ha necesitado.
3.- Formar coaliciones para abordar asuntos complejos
Una forma de incrementar nuestro poder contextual consiste en ir más allá de nuestras responsabilidades diarias y utilizar la fortaleza de nuestras redes y relaciones para reunir recursos para solucionar distintos temas relacionados con la estrategia, la ejecución o la transformación. Si consideramos que las personas más poderosas en una organización son aquellas que deciden qué hay que hacer y quién hace cada tarea, nuestra habilidad para reunir a personas para abordar y solucionar los grandes retos hará que nuestro poder crezca rápidamente. Si unimos este esfuerzo con el sincero intento de generar visibilidad para los individuos que nos están ayudando reforzaremos el efecto de reciprocidad de manera virtuosa.
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