En el contexto actual, no alcanza con las competencias técnicas. Cuáles son las habilidades blandas imprescindibles en los nuevos entornos laborales.
Las formas de trabajo están cambiando de manera acelerada. En el marco de la pandemia, se multiplicó el home office y se modificaron los procesos de producción, incluso en las actividades presenciales. Además, reina la incertidumbre sanitaria y económica.
Por eso, para afrontar los nuevos entornos laborales, no
alcanza con haber asumido de manera rápida los desafíos técnicos que trajeron
estos cambios. No se trata solamente de incorporar herramientas, aprender a
usarlas, capacitarse para los nuevos procesos de trabajo. También se vuelve
fundamental desarrollar las habilidades llamadas «blandas».
Las ya conocidas capacidades de comunicación, de trabajo en
equipo y de flexibilidad se tornaron súbitamente críticas. A ellas se
sumaron la resiliencia, la empatía, la apertura al aprendizaje y
la capacidad de gestión de procesos y de autoorganización. En conjunto,
conforman el set de «skills» que las empresas demandan hoya sus empleados
actuales y que buscan en los empleados futuros.
La relevancia de las habilidades blandas en el mercado laboral es
innegable. El 60% de los 3.000 líderes de empresas de América Latina que
participaron en un estudio de PageGroup el año pasado, aseguró que uno de los
motivos por los que no llegan a cubrir vacantes es que los postulantes no
cuentan con ese tipo de habilidades para asumir el cargo.
Mientras que la técnicas son capacidades medibles o
cuantificables que permiten desarrollar determinadas tareas según el área o
puesto de trabajo (como gestión de bases de datos, dominio de idiomas, análisis
estadísticos, entre muchas otras), las competencias blandas «abarcan rasgos que
le permiten a las personas relacionarse con los demás y realizar distintas
actividades», señala el informe de Page. Por eso, a pesar de no ser medibles, juegan
un rol fundamental en la vida laboral.
El informe también muestra que las habilidades blandas que
las empresas más valoran en sus colaboradores son trabajo en equipo (46%),
resolución de conflictos (29%) y comunicación asertiva (25%). Específicamente,
entre los encuestados argentinos, la habilidad considerada más relevante para
un contexto post-Covid fue la de resolución de conflictos. Según el
informe, para las empresas «es importante contar con perfiles que tengan la
capacidad de afrontar y reaccionar ante la problemática que pueda surgir».
El estudio también consultó sobre la habilidad blanda más
difícil de encontrar, y ahí la respuesta más frecuente fue la inteligencia
emocional. Esta habilidad implica conocer y controlar las propias
emociones, y entender las de los demás. «Se trata de no personalizar los
conflictos, ni las situaciones de presión que vienen de los negocios o de
la producción», explica Martín Gerding, gerente ejecutivo para Latinoamérica de
PageGroup. «En términos sencillos sería ‘el que se enoja, pierde'»,
ilustra.
«En el contexto actual, las personas cambiaron en
sus tres roles: clientes, colaboradores y líderes», dice, por su
parte, Gustavo Calveiro, socio de la consultora Paradigma que desarrolló la
encuesta «Tendencias globales emergentes» en septiembre y octubre del año
pasado, entre 607 trabajadores y estudiantes de América Latina (441
de ellos, argentinos).
Según el consultor, «la encuesta muestra que la gente de
todas las edades se subió y se adaptó muy bien a la nueva situación laboral».
Sin embargo, en la «nueva realidad», uno de los desafíos en cuanto a
habilidades es aprender a organizarse. «Si yo no me organizo
no hay quien lo haga por mí, y esto se ve con las dificultades que trajo
organizar la relación trabajo-vida», apunta Calveiro.
Por otro lado, «las habilidades de
interrelación se van a poner más en juego, porque en mi cadena de
valor hay un montón de agentes que no son mi empresa y porque no puedo utilizar
el espacio vital compartido como un condicionante de la relación», especifica
el consultor. Así, se trata de captar el interés de los demás en condiciones
muy distintas a la presencia en espacios compartidos, lo que demanda muy
buenas habilidades de comunicación.
Comunicación, justamente, encabezó la lista de
habilidades «blandas» en un estudio de Manpower de fines de 2019. Esa
lista continuaba con priorización, adaptabilidad, iniciativa, integridad,
pensamiento analítico, construcción de relaciones, empatía, coaching y
resiliencia.
A partir del Covid,
«dos vertientes se exacerbaron», dice Gustavo Aguilera, director de Capital
Humano de Manpower Argentina. Por un lado, el foco en las habilidades digitales
y tecnológicas, por el otro «la aceleración de la demanda de
habilidades blandas porque no es lo mismo gestionar en contextos de
crisis». Para Aguilera, se destaca la capacidad de aprender cosas nuevas
(o learnability). «Hoy eso se indaga en los perfiles de los
candidatos y se prefieren los que tienen tendencia al autodesarrollo y la
autocapacitación», describe.
«Los expertos en recursos humanos buscan candidatos
que puedan acomodarse a distintas situaciones y puestos de trabajo, que
sean flexibles y a la vez tengan el aplomo para afrontar con éxito cualquier
desafío que se les presente, y todo esto se agudizó más con el trabajo remoto y
la pandemia», aporta, por su parte, Alejandro Servide, director de
Profesionales y RPO de Randstad Argentina. «La flexibilidad también
se relaciona con la capacidad de integrarse de manera armónica en distintos
equipos de trabajo y proyectos, con el hacer frente al trabajo a distancia,
entre otros cambios que introdujo la pandemia», agrega.
Además, «la reconversión digital que debieron afrontar las
organizaciones también repercutió en los colaboradores, que debieron
mostrarse abiertos a aprender e incorporar conocimientos y
nuevos formatos de trabajo», asegura Servide.
En el mismo sentido, un reporte
de Workana, plataforma de conexión entre freelancers y empresas
de América Latina, señala que cada vez más empresas «necesitarán tomar
prestado del área de gestión de personas el concepto de Lifelong
Learning, que significa una actualización continua en su propia área de
especialización».
Por otra parte, freelancers y empleados hacen referencia a
la habilidad de adaptación. «Para los freelancers, adaptación
orientada a generar estrategias que le permitan desarrollar proyectos; y para
los empleados, adaptación orientada a la reorganización de las tareas», detalla
el reporte.
En el caso de la lista de habilidades que la consultora
Mercer considera «cruciales en el futuro», se cuentan la agilidad mental,
la apertura al aprendizaje, la resiliencia, la colaboración, la inclusión, la
innovación y la gestión del cambio. Pero estas habilidades cognitivas y
conductuales no serán suficientes si no se cuenta con un mínimo de
conocimiento digital.
Además, aseguran desde esa consultora en un informe, el
Covid-19 mostró que la empatía es una capacidad organizacional
distintiva. Esto afecta particularmente al tipo de liderazgo necesario
para el contexto actual. «La empatía y la inteligencia emocional son relevantes
porque los líderes que son empáticos y genuinos son los que crean un ambiente
que parece hasta utópico», señala Juliana Rodríguez, líder de Talento de
América Latina de Mercer.
«Hoy tenés que liderar una fuerza de trabajo que tiene otras
características. Hay que tomar decisiones con coraje, sin toda la
información a mano y poder balancear las necesidades personales y
de negocios. Para eso hay que crear un entorno de confianza», amplía.
Otras habilidades blandas que Rodríguez destaca como
relevantes son la adaptabilidad, la capacidad de «navegar la
complejidad», la resiliencia y la curiosidad.
Para Martín Pando, director de Recursos Humanos de Kimberly-Clark para
Latinoamérica Sur, la transformación de los negocios, acelerada por la
pandemia, produjo cambios en los ambientes, las rutinas y los modos de
socialización, que se dan de forma digital. «Esto demanda una rápida
adaptabilidad a diferentes contextos por parte de los talentos y trae
aparejado un alto nivel de resiliencia, rasgo importante para
atravesar momentos de incertidumbre», observa.
Otra característica relacionada es, para
Pando, «la creatividad para poder encontrar nuevas formas
de seguir estando cerca de los consumidores, brindándoles soluciones esenciales
adaptadas a sus necesidades».
En cuanto a los líderes, «consideramos de manera fundamental
la cercanía y la empatía con los equipos. Ser más humanos y tener flexibilidad
para afrontar los posibles escenarios son de las cualidades más
importantes en un líder. Es clave seguir focalizándonos en tener líderes
positivos que transmitan mensajes claros, que puedan gestionar a sus equipos de
forma digital, haciéndoles sentir que estamos cerca a pesar de las distancias
físicas», dice Pando.
Adecco Argentina, filial de la empresa global de consultoría
en Recursos Humanos, elaboró en septiembre pasado un listado de 9 habilidades
laborales (técnicas y blandas) que «seguramente cuenten con una gran demanda en
un mundo posterior al coronavirus».
Entre las blandas, la lista incluyó adaptabilidad y
flexibilidad, creatividad e innovación, pensamiento crítico, liderazgo,
inteligencia emocional y aprendizaje continuo. El informe destacaba que «según
el Foro Económico Mundial, en solo cinco años el 35% de las habilidades
que hoy se consideran esenciales cambiarán. Solo hay una manera de seguir
siendo relevante en la era post COVID-19: comprometerse con una vida de
aprendizaje».
La consultora Olivia, en su estudio de proyecciones
organizacionales post-Covid entre 118 ejecutivos de empresa, incluyó la
pregunta por las competencias críticas a desarrollar de manera
transversal en la organización. La mayor parte de los consultados
señaló «Colaboración» (69%) y «Comunicación efectiva y agilidad» (68%).
También fueron elegidas por la mayoría «Trabajo por
objetivos» (60%), «Flexibilidad» (58%) y «Autoliderazgo» (54%).
Gabriela Samela. Fuente: Clarín
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