Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

lunes, noviembre 07, 2022

Empleos amigables con la edad: los debates que adelanta la Revolución Senior

 

Carlos III llegó al lugar que hoy ocupa a sus 73 años

Si es cierto que la “comedia es igual a tragedia más tiempo”, como dicen los humoristas, en la era de las redes sociales ese lapso se acorta al mínimo. Con el fallecimiento de la reina Isabel de Inglaterra, los memes y chistes aparecieron casi de inmediato. Uno de los mensajes sarcásticos celebraba como un triunfo de la inclusión etaria al hecho de que el Príncipe Carlos haya podido, por fin, conseguir trabajo a los 73 años. Algo que en los mercados laborales no suele verse muy seguido.

Aunque eso es cadade las personas adultas. En una investigación que firmó en coautoría con Andrew Scott y Ni vez más relativo. Daron Acemoglu, del MIT, uno de los diez economistas más citados del mundo según IDEAS/RePEc, y autor del libro Por qué fallan las naciones, puso la lupa recientemente sobrela empleabilidad colaj Sondeergard Muhlbach, titulada El ascenso de los trabajos amigables con la edad, los economistas descubrieron que en los últimos 30 años tres cuartas partes de los empleos en Estados Unidos se volvieron más adaptados a las preferencias de las personas adultas. Esto es, se ven descripciones de trabajos con mayor autonomía y menos demanda física. Para determinarlo tras un análisis de millones de descripciones, se apeló a inteligencia artificial.

En total, en ese período se crearon en la mayor economía del mundo 49 millones de puestos de trabajo “amigables con la edad”. El vaso medio vacío en las conclusiones de los tres economistas es que muchos de estos trabajos no fueron tomados por personas adultas. Se trata de una temática de interés creciente, destaca el estudio, dado que “había 65 millones de personas mayores de 50 años en Estados Unidos en 1990, hay 118 millones en la actualidad, y se espera que haya 155 millones en 2050″.

En cualquier categoría de empleo que se considere, se está incrementando el promedio de edad. Los CEO de las compañías listadas en Fortune 500 y en S&P 500 tenían en 2005, en promedio, 46 años. Ahora, la media es de 55 años. Desde 2001, la edad de los actores protagónicos en películas de Hollywood se incrementó, en promedio, de 38 a 50 años.

En 2022, por primera vez, hay más personas mayores de 45 años en el mercado laboral estadounidense que menores de 45. Esto tiene que ver con el peso demográfico de los Baby Boomers, que comenzaron a pasar los 50 años en 1996, que están en buenas condiciones físicas y cognitivas y que demoran más en retirarse. Algunos analistas, como Paul Millerd, ven el lado negativo de esta tendencia y hablan del “bloqueo de los Boomers”, por el cual personas más jóvenes no pueden acceder a cargos de mayor liderazgo hasta una edad muy avanzada (y si no, pregúntele al Príncipe Carlos).

Si se trata de mercados laborales senior, el país que “adelanta la película” es, sin duda, Japón. Un mes atrás se celebró con un feriado en ese país el “Día de Respeto a la Ancianidad”. Y el gobierno aprovechó para informar un número récord de 36,3 millones de personas con más de 65 años, lo que representa casi un tercio de la población. El segundo puesto, aunque está bastante más abajo en proporción (25%) es para Italia.

La mitad de los japoneses de entre 65 y 69 años trabajan, y hay políticas oficiales de fomento para las empresas que ofrezcan a sus empleados continuar con los puestos cuando los interesados lo soliciten.

Discusiones tabú                             

“América latina es el continente que más envejece”, sostuvo días atrás el representante del BID en la Argentina, Agustín Aguerre. Fue durante la presentación del informe Envejecer en América latina y el Caribe, en el cual se construyó un índice de calidad de vida para las personas de más de 65 años que tuvo en cuenta la salud y la probabilidad de mantenerse fuera de la pobreza.

Pablo Ibarrarán, uno de los autores del estudio, remarcó que en las últimas dos décadas en la región hubo una mejora marcada en este sentido. Mientras que en el año 2000 una persona de 65 años podía esperar, en promedio, vivir 7,1 años más con buena salud y fuera de la pobreza, este lapso creció un 40%, hasta 9,7 años en la actualidad. La Argentina está entre los países mejor rankeados, y las mujeres tienen mejores perspectivas que los hombres, aunque la calidad de los servicios de salud es baja.

En el debate posterior a la presentación del informe se coincidió en que “la discusión tabú” de flexibilización de la edad jubilatoria, para quienes lo soliciten y conserven derechos, va a darse más temprano que tarde en toda la región.

“Un cuarto de las personas que nacen en este siglo van a llegar a los 100 años y, en general, se les pide que se retiren a una edad en la que muchos de ellos siguen siendo muy productivos para la sociedad. Los que investigamos en gerociencia nos preguntamos qué hacer con la gente que vive 30 o 40 años después de que se retira”, cuenta a LA NACION José Ricardo Jáuregui, el primer médico argentino en ser presidente de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría. Jáuregui es también profesor de la Universidad de Buenos Aires y director médico del centro de adultos We Care.

Las edades jubilatorias y el derecho a un retiro comenzaron a discutirse en la Alemania de Bismarck, a mediados del siglo XlX. “Hoy, en muchas profesiones, a las mujeres, que son más longevas que los varones, se les exige jubilarse a los 60 años, tal vez con un tercio o más de posibilidades de vida activa por delante”, marca Jáuregui.

El especialista destaca que el “viejismo” es una caja negra de prejuicios por la cual no queremos prestarle atención ni discutir nada que no sea de nuestro agrado. Así como en los colegios se enseña Educación Sexual, debería haber módulos para informar sobre las nuevas configuraciones de ciclos de vida y no perpetuar prejuicios. No hablar de “los abuelos”, por ejemplo, cuando hay un 30% de mayores de 60 años que no tienen nietos.

Y esto lleva a un sinfín de indicadores absurdos en materia de mercados laborales. Por ejemplo, en Brasil, el país que más rápido envejece en el mundo, hay solo 2000 gerontólogos contra 38.000 pediatras. En la Argentina no hay más de 500 médicos especializados en personas adultas. En demografía se considera que un país ya entró en su madurez etaria cuando la gente de más de 60 años supera a la de menos de 14, algo que ya sucedió en Japón, en la mayoría de las naciones europeas y ocurrirá en América Latina en la década que viene.

Se trata, en términos históricos, de un problema completamente nuevo. En los países no desarrollados la expectativa de vida luego de la Segunda Guerra Mundial era de 51 años. En muchos lugares del mundo este indicador se duplicó desde entonces gracias a los antibióticos, las vacunas y los estilos de vida más saludables. Se trata de un mapa de ruta nunca antes experimentado. Como dice Martin Sorrell para otras avenidas de cambio, estamos arreglando el motor de un avión en pleno vuelo, o escribiendo una obra de teatro mientras la pieza transcurre en el escenario.

Sebastián Campanario

No hay comentarios: