En ocasiones, parece que el día no quiere acabar, que las
horas no pasan mientras estás en la oficina. Esto se agrava especialmente
cuando trabajas con alguien que no te aporta absolutamente nada, pero esto en
sí es la vida adulta, no siempre es maravillosa. Puede que esto suene
exagerado, pero no se aleja de la realidad. Los últimos estudios muestran que
trabajar con un mal jefe, aparte de afectarte moralmente en la oficina, puede causar
a tu salud física. Está claro que los malos jefes son el ejemplo a no seguir en
todas y cada una de las ocasiones.
Si lo tienes, lo tienes. No te queda más que aprender de él
o ella todo lo que nunca tienes que hacer:
Humillar a la gente
solo puede ser negativo
Quizás el título más obvio que se haya escrito jamás, pero
un mal jefe puede tender a humillar a su plantilla, en lugar de intentar
solucionar el problema. Puede que utilice el sarcasmo como mecanismo de
autodefensa, o que simplemente no sepa actuar de otra forma. Una mal jefe será
impaciente por naturaleza. Además, no dará suficiente información para realizar
las tareas, ni para priorizarlas por relevancia. Un mal jefe asumirá que las
personas no necesitan saberlo o que no son tan audaces como él, y por tanto no
pueden ver las cosas como él lo hace.
De esto puedes aprender que es vital ver lo bueno en todas las
personas. Cada persona es un mundo y esa diversidad brinda valores muy
diferentes al entorno laboral. Las habilidades de cada persona forman un puzzle
fantástico que no podrás dejar de admirar.
El mal liderazgo
desperdicia el tiempo de todos
A pesar de lo que muchos managers puedan pensar, no existe
una única forma de hacer las cosas. Nadie es perfecto, ellos no son perfectos,
así que si te has dejado convencer por esos argumentos en alguna ocasión,
bórralos de tu cabeza. Te contrataron por tu talento y tus habilidades, pero
tus acciones se están observando con lupa todo el rato, o te están pidiendo que
hagas siempre las cosas de la forma en la que tu jefe quiere.
Este tipo de liderazgo viene a decir que el jefe no confía
en las personas con las que trabaja. Él es más inteligente y mejor que vosotros
(para él) por tanto, necesita observaros con lupa desde el minuto cero.
Obviamente, este es un comportamiento totalmente erróneo.
Nadie quiere lidiar con un mal jefe, pero sí tienes la poca
fortuna de hacerlo, aprovecha las lecciones de las cosas que nunca debes hacer.
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