Todos
queremos lograr una mejor calidad de vida y poder enfrentar mejor las
situaciones que se nos presentan. Lo que sucede es que la mayoría de las
personas se levantan para sobrevivir, se sienten frustradas y llenas de
dificultades y todo se vuelve rutina. Lo que debemos hacer es cambiar y empezar
a trabajar para vivir o sea darle un sentido a nuestra vida, tenemos una meta
que guía nuestro actuar, estamos llenos de sueños y luchamos por hacerlos
realidad. Nos convertimos en arquitectos de nuestro propio destino.
Existen
ciertas reglas y principios de éxito, de aplicación universal, que cualquier
ser humano promedio si decide aplicarlos en su vida, los resultados que
obtendrá serán predecibles. Entre estos principios están: el liderazgo
personal, el trabajo en equipo, la comunicación efectiva, la fijación de metas
y objetivos, las relaciones extraordinarias, el conocimiento personal, la
definición de valores.
Si
aprendemos a desarrollar el liderazgo personal suficiente para tomar control de
nuestro existir, mejoraremos nuestra calidad de vida.
Primero
que todo debemos de aprender a conocernos a nosotros mismos, cuáles son
nuestras creencias, que creemos del éxito, que creemos del fracaso, de la
amistad, de la integridad, que creemos de nosotros mismo, como nos valoramos. ¿Qué
creencias me están limitando, que es lo que no me deja llegar a donde quiero
ir, que me está deteniendo?
Todos los
seres humanos tenemos barreras que nos frenan de lograr nuestras metas y lo increíble
de esas barreras es que las barreras más difíciles que vamos a encontrar a lo
largo de nuestras vidas, son barreras puestas por nosotros mismos, por nuestra
mente. No en vano Platón dijo: “la verdadera conquista del ser humano es con su
mente”. Para transformar nuestro estilo de vida, entonces debemos de empezar
por cambiar nuestras creencias.
Todos
somos el resultado de una programación, pues cuando nacemos nuestras mentes
vienen en blanco. Como dijo Ortega y Gaset: “El hombre es el único ser viviente
que llega al mundo en absoluta desorientación”.
Una
tortuga cuando nace sabe cómo salir del nido y adonde debe dirigirse para
llegar al mar. El ser humano no sabe nada, quizá solo llorar y comer. Sin
embargo esa tortuga una vez adulta, siempre será igual, no podrá ser mejor.
Mañana será igual de tortuga que hoy, no es dueña de su destino. En cambio
nosotros, los únicos seres vivientes de la naturaleza que fuimos diseñados para
triunfar, hoy podemos ser mejores que ayer y mañana podremos ser mejores que
hoy. Venimos equipados con esa habilidad, solo que es optativa. Todos contamos
con ella pero hay que desarrollarla y al desarrollarla quiere decir que vamos a
tomar control de nuestra vida, eso es el liderazgo personal.
Claro
está que es más fácil buscar responsables por todas las cosas que a mí me
suceden, es más cómodo y no requiere sacrificios, ni tengo que pagar un precio,
ni tengo que salirme de la zona de comodidad. Al buscar responsables por mis
desgracias empiezo a señalar personas, cosas y situaciones, sin darme cuenta de
que cuando señalo, tres dedos me señalan a mí, al verdadero autor o coautor de
mis dichas y desgracias.
Recordemos
que triunfar es optativo. Ningún ser humano sabe cómo va a morir, pero si
podemos escoger como vamos a vivir.
¿Cómo
está usted diseñando su vida, con que materiales la está construyendo, como usa
usted su tiempo? ¿Cómo es su proyecto de vida? Aun sabiendo que esta fórmula
funciona, muy pocas personas tienen un proyecto de vida. Si yo no puedo manejar
mi vida, tampoco podré manejar la vida de los demás, ni siquiera podré
influenciarlos.
Los
hábitos también juegan un papel muy importante en el viaje hacia la mejora de
nuestra calidad de vida. Soy al amo de mis hábitos o soy el esclavo de mis
hábitos.
Los
hábitos buenos tienen la característica de que son muy difíciles de aprender,
en cambio son muy fáciles de desaprender una vez aprendidos. En cambio los
hábitos malos son muy fáciles de aprender y una vez aprendidos son muy
difíciles de desaprender. Lástima que no es al revés, pues seríamos mejores
seres humanos. ¿Y de cuales hábitos estamos hablando? ¿Leo todas las noches
antes de acostarme? ¿Ejercito mi cuerpo todas las mañanas al levantarme? ¿Participo
en críticas y conversaciones negativas? ¿Cuido con quién me asocio, lo que
oigo, lo que digo y lo que leo?
Recordemos
que estamos como estamos y somos lo que somos por la información que tenemos en
nuestra mente, y si queremos cambiar como estamos y lo que somos, debemos de
cambiar la información que tenemos en nuestra mente. Hay ciertos hábitos que se
han convertido en una segunda naturaleza, o sea que los realizamos sin pensar,
forman parte de nuestra conducta. Por ejemplo cuando nos alistamos en las
mañanas no pensamos de qué manera nos vamos a lavar los dientes hoy, ya que ese
buen hábito está muy dentro de nosotros y lo realizamos de manera inconsciente.
¿Que otros hábitos estamos realizando inconscientemente?
¿Estaremos
actuando todo el día de acuerdo a nuestros hábitos? ¿Y serán hábitos buenos o
malos?
De eso
estamos hablando, de estar conscientes de nuestro comportamiento, de nuestras
emociones, de nuestra actitud, de nuestros hábitos. Ser dueños de nosotros
mismos y tomar el control de nuestras vidas. Muy dentro de nosotros existen poderes
ocultos que ni siquiera conocemos ni sabemos que tenemos, por lo tanto tomemos
el liderazgo personal y despertemos a ese gigante interior que todos llevamos
por dentro. Dejemos de reaccionar ante los eventos que nos suceden en la vida
diaria, porque solo los animales reaccionan, nosotros los seres humanos
actuamos ante lo que se nos presenta. Tenemos el poder de decidir y de actuar,
empecemos a actuar sobre nosotros mismo y convirtámonos en los líderes de
nuestras vidas y en arquitectos de nuestro propio destino.
Que
características requiere tener un líder? Se nace con ellas o se aprenden? Una
buena noticia es que las característica necesarias que se requieren para
ejercer el liderazgo personal, no se nace con ellas, sino que se hacen, se
aprenden. Aprender a desarrollar nuestro liderazgo personal no requiere de
estudios ni maestrías, estar consciente durante el transcurso de todo el día es
nuestro mejor laboratorio de aprendizaje. Precisamente de las adversidades y de
nuestra capacidad de resiliencia es donde aprendemos a crecer. Se aprende a
disfrutar del trabajo, se aprende a ser disciplinado, se aprende a ser íntegro
y honesto, se aprende a servir a los demás, se aprende a ser ordenado, ágil,
flexible, adaptable, se aprende a comunicar las ideas y solucionar problemas,
se aprende a ser optimista, se aprende a tomar decisiones y tener una visión de
futuro, se aprende a rodearse de gente competente y responsable, se aprende a
predicar con el ejemplo y se aprende a creer en Dios. Todas estas características
se aprenden, esa es una buena noticia.
Como
todas las características que ocupamos para ser líderes se aprenden, quiere
decir entonces que se requiere de un esfuerzo de aprendizaje. Hay que trabajar
y esa es una mala noticia, pues no toda persona está dispuesta a invertir en si
mismo. Hay que pagar un precio por desarrollar el liderazgo personal, hay que
pagar un precio por triunfar en la vida. Lo que algunos no saben es que así
como hay que paga un precio para triunfar, se paga un precio por fracasar. Solo
que el precio del triunfo se paga una vez y se disfruta por el resto de la
vida, en cambio, el precio del fracaso se sigue pagando todos los días por el
resto de la vida.
Alcanzar
el liderazgo personal es una condición que está disponible para todos los seres
humanos. Ejercer el liderazgo personal es libre albedrío y es la clave para
triunfar, no solo a nivel individual sino a nivel de una familia, una
comunidad, una organización y un país completo. La mejor definición de
liderazgo es la de aquel que crea otros líderes y que trata de mejorar la
imagen que otros tienen de ellos mismos. La primera etapa del liderazgo es
cuando me nombran líder, ese es apenas el inicio. Luego vienen las etapas de
construir equipos, de producir resultados y de reproducir el liderazgo personal
en otras personas, o sea de duplicarme, de construir liderazgo en otros. Cuando
el liderazgo se empieza a duplicar, cuando se enseña a otros a liderar sus
vidas, es cuando el liderazgo personal es reconocido, cuando se empieza a
impactar a otras personas.
Recordemos
que los campeones no se convierten en campeones en el cuadrilátero, allí
simplemente se les reconoce. El liderazgo personal no se desarrolla en un día,
toma toda una vida.