lunes, noviembre 16, 2015

Las habilidades de liderazgo son vitales en todos los niveles

Errores que pueden llevar a una empresa a perder a un empleado muy valioso son producto del exceso de confianza actual en la tecnología.

La formación de líderes es una práctica que se ha arraigado profundamente en los cimientos del mundo corporativo a través de todas sus estructuras, y es claro para quienes gestionamos recursos humanos que esta práctica aumenta la productividad e incrementa la satisfacción del personal. ¿Pero cuál es el mejor método para implementarla?

No existe una fórmula única, pero sí un camino claro para garantizar su éxito: la motivación en un ambiente de confianza, pues ésta, además de ayudar a las empresas a alcanzar resultados, contribuye con la realización y fortalece el compromiso de los empleados con nuestra empresa. Cuestión de no poca importancia cuando somos conscientes de la implacable guerra de talento que vive actualmente el mundo empresarial.

Según el informe Tendencias Globales del Compromiso de los Empleados 2015, el nivel de compromiso de los empleados a nivel global aumentó a 62% en 2014. Este sondeo de la firma Aon Hewitt se realizó entre más de 9 millones de empleados pertenecientes a organizaciones e industrias que operan en 164 países alrededor del mundo. El estudio reveló que en la Argentina, el nivel de compromiso es del 54%, el más bajo en comparación con otros países de la región como Brasil (70%) y Chile (64 por ciento).

A este análisis se suman los resultados del informe sobre rotación laboral difundido este año por el portal de búsqueda de empleos Bumeran.com, en el que se concluye que en la Argentina, los trabajadores cambian de empleo en promedio cada 2.2 años, evidenciándose una muy baja tasa de retención del talento.

Así, pues, en este contexto resulta una prioridad tener un marco de gestión que considere el desarrollo del liderazgo a partir de la motivación y el empoderamiento. Estos son pilares fundamentales para generar un compromiso de doble vía que impacte positivamente en la sostenibilidad del negocio.

Estoy convencido de que cuando se desarrolla a un líder se capacita a todo el equipo. Para eso es necesario promover entrenamientos que permitan un desarrollo de competencias de liderazgo, centrados en todos los niveles jerárquicos de la empresa, desde los altos ejecutivos hasta los pasantes y aprendices.

Por esta razón, hoy las organizaciones brindan a sus colaboradores la oportunidad de destacarse en múltiples áreas y negocios para lograr así la excelencia integral. Esto lo hacen a través de esquemas que plantean una distribución del tiempo laboral donde el 70% se dedica al desempeño de las tareas o funciones propias del trabajo, 20% a brindar coaching y experiencia, y 10% a recibir entrenamiento y capacitaciones específicas para el desarrollo funcional.

En los últimos años, a nivel global ha proliferado la creación de centros de capacitación y de universidades corporativas, cuyo propósito radica en ofrecer programas de aprendizaje y desarrollo, pensados y adecuados para líderes emergentes, líderes experimentados y hasta líderes ejecutivos. Estos procesos se sustentan fundamentalmente en tres principios: la motivación, el desarrollo profesional integral y el aprendizaje. Las áreas de formación más solicitadas son: gerencia, desarrollo de habilidades esenciales de liderazgo, aceleración de procesos de cambio y programas de desarrollo integrales.

Una encuesta de la Escuela de Negocios de la firma PwC realizada en la Argentina, reveló que en el último año el liderazgo fue el principal tema elegido por las empresas para el desarrollo de programas de capacitación (36%). Evidencia la importancia que las empresas le están dando al liderazgo como activo estratégico vital para la retención del talento. Se trata de una práctica inclusiva que promueve el desarrollo personal despertando el potencial que tenemos para inspirar, influir, desafiar y movilizar a otros. 

Christian Cetera. Director de RR.HH. de GE para América del Sur

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