Tu carta de presentación debe llevarte a conseguir una entrevista de trabajo. Debes saber venderte, pero hay errores que jamás puedes cometer por muy diferente y especial que quieras parecer al empleador.
En los últimos tiempos habrás escuchado cientos de veces que para encontrar un empleo es necesario recurrir a nuevos métodos; que lo que se hacía siempre ya no vale, y que hay que acudir a modelos de búsqueda verdaderamente originales. En esa carrera por la distinción hay quien se pasa de vueltas en el currículo y comete errores que le cuestan caro:
-Para empezar, quizá estés tentado de incluir referencias que te parecen una experiencia valiosa, pero que resultan irrelevantes. A lo mejor a un posible empleador no le parece tan importante que hayas sido reina del festival de la calabaza en el lugar en el que veraneas, que hayas pertenecido a una hermandad o fraternidad, o que durante casi un lustro fueras campeón de comer tartas. Tampoco es bueno que pretendas ser excesivamente original ni quieras impresionar a un futuro entrevistador con aficiones extrañas.
-Aunque en la entrevista de trabajo atender a los aspectos personales evita algunos errores en la selección, y ayuda a valorar si la persona encaja en la cultura de la compañía, en tu currículo no es necesario que incluyas datos personales, ni tus características físicas, o que te refieras a asuntos privados, como la orientación sexual, tus creencias religiosas, tu afiliación política, estado civil; si tienes planes de boda, si te gustaría tener hijos, o incluso cuántos niños tienes... Ten en cuenta que el objetivo del currículo es conseguir una entrevista de trabajo. Hay quien defiende que la entrevista sea un tanto incómoda para el candidato, porque en esa situación es posible ver cómo reacciona éste cuando todo se complica, y meter presión permite advertir la reacción del empleado potencial. Pero hay cuestiones que el entrevistador nunca debe tocar. Por supuesto, no pueden preguntarte sobre tu salud, origen étnico o extracción social. No tiene que producirse discriminación o prejuicios sobre cualquier discapacidad real o percibida. Tampoco debe haber exclusión por causa de tu edad (por exceso o por defecto), ni por el aspecto físico. Las decisiones tomadas en función de la fotografía que se adjunta con el currículo son inaceptables. De modo que no incluyas nada en el CV que pueda dar pie a estas incorrecciones.
-Los errores gramaticales, la pésima redacción y las expresiones confusas no dicen nada bueno de ti. Y no trates de impresionar al reclutador con literatura vacía y grandes palabras. Procura que no se te vaya la mano en tácticas para llamar la atención. No uses fuentes tipográficas extrañas, por originales que te parezcan, y no trates de diferenciarte con colores de tinta llamativos, brillos y adornos, papel de distintos tonos, y mucho menos perfumado...
-Calcula cuidadosamente los riesgos de incluir información de contacto no profesional. Si la dirección de correo que sueles usar habitualmente es pepe@defarraestanoche.com quizá deberías buscarte otra para que un posible empleador contacte contigo. Si además has decidido dar pistas sobre tu actividad en redes sociales, valora el uso que has hecho de ellas. Si tienes motivos para avergonzarte de lo que dice de ti tú cuenta de Facebook o Flickr, recuerda que cada vez más reclutadores utilizan estas redes para comprobar los datos que un candidato facilita en el currículo.
-Las exageraciones y falsedades en los datos que facilitas en tu vida laboral es otro error. Si has decidido correr el riesgo de inflar tus propias habilidades y capacidades, piensa que la identidad personal y profesional de cartón piedra que has construido se desmoronará cuando tu falso yo se ponga delante de un entrevistador en un proceso de selección. Nunca te vendas por encima de tus posibilidades.
No digas lo que no eres. Mentir en este tipo de cuestiones es a la larga un error que pasa factura. No conviene olvidar que el currículo es necesario, pero no suficiente para llegar con éxito al puesto deseado. Ten en cuenta que las referencias, junto con la documentación que se solicita, son mecanismos eficaces de control en un escenario en el que se suele mentir más en los perfiles menos cualificados y en el que lo más habitual, además de en idiomas, es faltar a la verdad en experiencia y funciones.
Tino Fernández
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