viernes, agosto 17, 2012

La importancia del liderazgo en las organizaciones


Actualmente se escucha hablar de liderazgo por todos lados y en la realidad es una característica fundamental en muchos aspectos del entorno de negocios y la trascendencia en las organizaciones.
En el libro “El Octavo Hábito: De la Efectividad a la Grandeza”, de Stephen R. Covey, las conclusiones sobre lo que piensan los empleados resultaron las siguientes:
25% trabaja a todo su potencial.
50% hace lo mínimo indispensable.
75% podría dar mucho más.
37% tiene idea precisa de qué se pretende en la empresa.
20% está entusiasmado con su compañía.
50% está satisfecho al concluir la semana.
15% considera que le facilitan cumplir con sus objetivos
15% considera que hay un ambiente de plena confianza.
17% cree que existe comunicación abierta y respeto por sus opiniones.
10% considera que se exige rendición de cuentas.
20% confía totalmente en su empresa.
13% considera que existen relaciones de colaboración.

Ante estas conclusiones alarmantes, Covey sostiene: “Si fuera un equipo de fútbol soccer; 4 jugadores sabrían cuál portería es la suya; únicamente a 2 les importaría el resultado del partido; 2 sabrían cómo jugar su posición; y finalmente, 9 de los 11 estarían compitiendo con los de su equipo, en lugar de con el equipo contrario.
Gran parte de las conclusiones anteriores se pueden adjudicar al liderazgo de ejecutivos, directores y gerentes de las organizaciones, ya que estos influyen decisivamente  en el resto del equipo de trabajo. El desempeño de las personas en puestos de mando, sin lugar a dudas repercute en factores como:

Calidad de trabajo que abarca la productividad, la dedicación, las contribuciones e iniciativas que aporta el personal que tienen a su cargo.
Clima organizacional y la satisfacción del empleado con su empleo
Resultados de trabajos grupales.
Crecimiento profesional y rotación del personal en la empresa.
Rentabilidad del negocio.

El primer resultado que debe producir cualquier persona con mando, es la efectividad de sus colaboradores. El segundo resultado, es la efectividad de sus colegas. Los mejores líderes fomentan el desempeño de todos aquellos que les reportan. Para lograr que sus colaboradores sean altamente productivos, acuerdan con cada uno de ellos sus objetivos y obtienen su compromiso decidido para cumplirlos. Los ejecutivos con esta característica de liderazgo, propician que su gente aporte creatividad e iniciativa para identificar mejores maneras de realizar su trabajo y, en general, contribuyan a la empresa con lo mejor de sí mismos. Logran transformar la actitud de los empleados, que sólo hacen lo estrictamente necesario, a unos empleados con actitud de dueños, que se caracteriza por hacer lo que haga falta y se necesite en su organización.

Últimamente hemos escuchado hablar del “Empowerment”, el cual se define como potenciar o facultar a los colaboradores para que asuman mayores responsabilidades e integren equipos de trabajo autodirigidos. Entre las ventajas del “Empowerment”, destaca que los colaboradores facultados aportan sus mejores capacidades y potencial para elevar su nivel de desempeño y, paulatinamente, facilitar que su gerente cuente con tiempo para realizar actividades más relevantes que la “tradicional” supervisión del personal.

Para que un gerente o ejecutivo logre el “Empowerment”, de sus colaboradores, es necesario que desarrolle un liderazgo “inspirador y transformador”. Desarrollar ese nivel de liderazgo, implica y obliga a crecer como ser humano, a superarse, a evolucionar las cualidades y maneras de ser fundamentales, como:

Honrar invariablemente la palabra (plataforma de la comunicación responsable).
Integridad.
Actitudes y creencias positivas y constructivas.
Ecuanimidad.
Paz interior.
Escuchar auténticamente, cabalmente, profundamente.
Humildad.
Autodisciplina, autocontrol, auto-observación.
Congruencia verdadera entre intenciones, pensamientos, palabras, visualización, acciones.

Sin el liderazgo apropiado, todos los empleados van a desarrollarse desfavorablemente. Aquellos jefes que no sean líderes pueden frenar el crecimiento de colaboradores e, inclusive, hacerlos retroceder, convirtiendo sus capacidades en meras potencialidades.

Para impulsar el liderazgo de la organización se requiere, en primer lugar, que el director general esté de acuerdo con la idea de mejorar el liderazgo de sus ejecutivos y gerentes. Sin esa determinación firme de “arriba”, la probabilidad de lograr mejores resultados en el liderazgo es poco probable que se ponga en operación. Si se tiene el compromiso del director general, el segundo paso recomendado sería comprometer a los directivos del segundo nivel jerárquico con este objetivo, contar con una “alianza” para tal propósito. Cuando se cuenta con las condiciones arriba mencionadas, existen varias alternativas para impulsar el liderazgo de ejecutivos. Independientemente de qué alternativas se elijan, un factor crítico es sujetar a medición los resultados del liderazgo, pues es la única manera de comprobar si ha habido o no mejoras. Un excelente medio para este propósito, es la evaluación de 360º que es una herramienta cada día más utilizada por las organizaciones modernas para medir el desempeño del personal, medir las competencias, detectar oportunidades en el personal para diseñar Programas de Desarrollo, principalmente.

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