Ayer fui a ver ‘Cazafantasmas. Más allá’, un homenaje al cine de los 80 (no sólo a la película dirigida, como ésta, por Iván Reitman, sino a Gremlins, Los Goonies o El exorcista), fruto del Reaganomics, sin el espíritu neoyorkino de la cinta original (está ambientada en un pueblo maldito de Oklahoma). Nostálgica y entretenida. Si quieres verla, mejor en cine que en la pantalla pequeña.
He estado leyendo un artículo de David Rock, el padre del
neuroLiderazgo (la madre, sin duda, es la fundadora de About My
Brain Silvia Damiano) en ‘Fast Company’ y ‘Psychology Today’ titulado ‘Deja
de decirle a los directivos que sean empáticos y prueba esto en su lugar‘.
Con la pandemia, está claro que la empatía es clave y
especialmente en el Liderazgo. Estamos en general traumatizados por lo que ha
pasado y por eso los directivos deben ser empáticos, ponerse en el lugar de los
demás. Sin embargo, nos advierte David Rock:
- la
definición de empatía no siempre está clara. Un estudio de EY señala
que para el 90% de sus profesionales la empatía eleva su satisfacción y
para el 79% reduce la rotación no voluntaria. Un informe de McKinsey
incluye la empatía en los servicios de salud mental. ¿Se trata de escuchar
con atención, de entender al otro?
- la
empatía es difícil de medir, o al menos eso nos dice la neurociencia
(de momento).
- ciertos
tipos de empatía agotan. No se pueden mantener por mucho tiempo, por
el grado de consciencia que implican.
David Rock nos anima a apostar por la compasión. La
profesora Adela Cortina, en su Ética cosmopolita, define la
compasión como sentimiento activo y transformador. La profesora Imelda
Rodríguez Escanciano, en su obra Imagen política, reclama la
firmeza compasiva como punto cardinal de los gobiernos eficaces (José Antonio
Marina, en el epílogo del mismo libro, insiste en que “el tema de la compasión
me parece esencial en la política. Su olvido nos lleva a la atrocidad, como he
intentado demostrar en Biografía de la Inhumanidad. (…) hace falta
un gran talento político para que la compasión no debilite el rigor o la
firmeza no anule la compasión”).
La Compasión es la herramienta para energizar
a l@s líderes. La Compasión motiva (mueve, dinamiza) al cerebro y
refuerza el vínculo entre ambas personas, quien sufre y quien compadece. Es
comprensión y acción. Además, si bien dos tercios de los CEOs consideran que la
empatía puede ser señal de debilidad (Business Solver, 2021), la adversidad
compartida aumenta la confianza de un@s y otr@s. Practicar
la compasión modifica positivamente nuestro cerebro, tan plástico como es.
Son tiempos de mostrar compasión. Mi gratitud a David Rock (New York University) y a las profesoras Cortina y Rodríguez Escanciano.
Muy buena información.
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Te enseño ¿qué es el Repse?