sábado, septiembre 11, 2021

Cómo el Efecto “Mariposa” puede dañar el Desempeño de una Organización



Ithai Stern y Guoli Chen en INSEAD Knowledge del pasado 30 de agosto plantean que las organizaciones deben desarrollar estrategias de gestión de recursos humanos apropiadas para limitar el impacto de la marcha no anticipada de sus profesionales.

El capital humano es el recurso más valioso de una compañía. Investigaciones parecen apoyar la teoría de que el capital humano estratégico (los empleados con conocimientos y habilidades no sustituibles) puede ofrecer a las empresas una ventaja competitiva sostenible. Como resultado las organizaciones creen que para lograr ventajas competitivas debe atraer y retener el capital humano estratégico.

Por este motivo se han realizado múltiples investigaciones para descubrir cuáles son los factores que gobiernan las decisiones de marcha de los profesionales y cómo su marcha impacta en el desempeño de la compañía. Pero, la pregunta se mantiene: ¿La marcha de los profesionales conduce a un pobre desempeño o es el pobre desempeño de la organización el que lleva a que los empleados la abandonen?

Los estudios de los autores facilitan una clara evidencia de que la marcha de los profesionales impacta negativamente en el desempeño, amplificado por la fortaleza de la relación entre éstos y la organización. Los resultados revelan, también un tercer factor que influye en las decisiones de abandono: el efecto “mariposa” de eventos externos incontrolables (accidentes y desastres).

En sus investigaciones Stern y Chen examinaron los efectos posteriores al accidente nuclear de Fukushima. El periodo analizado comprende los tres años previos al desastre y los tres siguientes al mismo y abarca 797 empresas localizadas en un radio de 80 km de una central nuclear estadounidense y un grupo control de otras 797 firmas situadas a una distancia de 160-240 km.

El resultado muestra que independientemente de la inversión de las organizaciones en sus profesionales no pueden asegurar que éstos no decidan irse por circunstancias externas. Por ejemplo la catástrofe de Fukushima originó una reacción de pánico en las personas incrementada por la cobertura de los medios que mantuvieron a la población estadounidense centrada en este desafortunado accidente que empañó la imagen de la energía nuclear y ocasionó la pérdida en la confianza en la seguridad de los reactores nucleares y el éxodo masivo de empleados de empresas situadas en las cercanías de las centrales nucleares.

Los autores encontraron que algunas de estas organizaciones se vieron afectadas negativamente por la marcha de sus empleados, mientras otras no, pero que el impacto estaba directamente correlacionado a la inversión realizada en tiempo y recursos en éstos. Por tanto, cuanto más invertía una organización y basaba sus ventajas competitivas en sus empleados más efecto negativo tenía su marcha, ya que las relaciones de alto valor son difíciles de reemplazar y cuando lo consigan deberán volver a emplear muchos recursos.

La estrategia recomendable consiste en la inversión en recursos y políticas dirigidas a fomentar entornos en los que se puedan establecer fuertes relaciones con los profesionales y promover la lealtad. Estos entornos positivos incrementan la motivación, el compromiso, la eficiencia y la innovación.

La marcha de empleados tiene el potencial de generar una espiral hacia abajo de muchas formas como por ejemplo, la pérdida de un solo empleado valioso puede alterar rutinas establecidas y dificultar el que el resto de los profesionales puedan realizar su trabajo con eficacia, lo que puede conducir a una moral baja y a sentimientos de ansiedad. Esto a su vez manda señales negativas a los clientes y grupos de interés externos y reduce la confianza en la capacidad de la compañía. También puede producir el que otros profesionales decidan abandonar la empresa ante esta situación.

Los profesionales son el recurso más valioso e indudablemente se tiene que continuar invirtiendo en ellos pero es necesario utilizar un enfoque más estratégico en su gestión ya que las empresas deben considerar como evaluar y gestionar anticipadamente riesgos externos poco previsibles  para desarrollar estrategias de gestión de riesgos  y de sucesión para mitigar su impacto.

Isabel Carrasco 

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