viernes, agosto 16, 2019

¿Podría funcionar vuestra empresa sin jefes?

Las mejores vacaciones del verano son las vacaciones de lo cotidiano.

Las rutinas desaparecen o, en el peor de los casos, cambian, y esto nos obliga a dejar de conducir por la vida con el piloto automático, a mirar las cosas desde otra óptica, y con menos prisas. Es el momento para percibir lo que pasaba desapercibido.

El verano es contraste. Es sol y sombra. El momento de abrir el abanico… de posibilidades. Es época de revelaciones y revoluciones, de revelar y de rebelarse. Un tiempo para abrir los ojos tras las gafas de sol. Para dormir más, pero también para despertarse.


Un libro, una conferencia, una buena charla con amigos sin la presión de tener que madrugar al día siguiente, esos son mis despertadores preferidos.

Este verano he seguido surfeando en la ola ágil (o agile) que estamos viviendo condicionada por una sociedad (y mercado) donde la innovación (y el riesgo controlado) se ha convertido en requisito indispensable para aquellos que pretenden ser referencia en algún campo.

Son varias las personas que me recomendaron el libro “Reinventar las organizaciones” de Frédéric Laloux, que ahora reposa en mi lista de próximas lecturas. Había leído artículos sobre sus ideas, pero me faltaba profundizar en ellas. De primeras me sorprendió gratamente que tiene el mismo prologuista (Ken Wilber) que otro gran libro “Conscious Business” de alguien a quién siempre cito como mi referente: Fred Kofman.

Me decidí, mientras llega el turno de lectura del libro, a ver una conferencia de Laloux, aprovechando las vacaciones, y mis sospechas se hicieron realidad. Es otra vuelta de tuerca a algunas ideas que van en consonancia con las de otros autores que cito de vez en cuando escribo sobre motivación (Daniel Pink) o liderazgo (Joiner & Josephs). Se vuelve a hablar de autogestión y propósito. Se vuelve a hablar de valores. Y no puedo negar que me alegra.

Pero, bueno, dejando esta bibliografía y el academicismo a una lado, que estamos en Agosto, esta conferencia me sirvió de excusa para llevar a esos foros dónde se resuelve el mundo la pregunta que da título al post de hoy.

Los foros de los que hablo son, por supuesto, esas charlas en una terraza que se dan en vacaciones, en compañía de amigos y un tinto de verano.

¿Podría funcionar vuestra empresa sin jefes?

Huelga decir que yo creo que sí. Que no creo que sea una tarea fácil, que implica paciencia y fe, pero que sin duda es el lugar al que debemos dirigirnos. Ojo, la ausencia de jerarquía, no implica la ausencia de reglas, ni tampoco la de referentes. No hablamos de anarquía hablamos de autogestión, responsabilidad y propósito compartido.

Dicho esto lo que quería compartir con vosotros son las reacciones comunes a la pregunta que formulaba. La primera respuesta siempre es la risa jovial (¿estás de broma?), que se vuelve nerviosa cuando digo que esto va en serio y que las empresas más innovadoras se están subiendo a este carro.

Después llega el momento de echar balones fuera: sería bonito pero no estamos preparados, hay mucha gente que se escaquearía, nos han enseñado así desde la escuela…

Sin embargo, cuando llevo la cuestión al plano individual, ¿podrías hacer tu trabajo sin la necesidad de un jefe?, la cosa cambia. Todo el mundo piensa que un plazo razonable de tiempo podría asumir esa responsabilidad. Ya no es algo tan utópico o irreal.

Y aquí me quedo por hoy, quizás deje para otro día, fuera del horario infantil, las reacciones que escuché cuando se me ocurrió hablar de un sistema de retribución y reconocimiento trasparente, donde cada uno decide su propia subida salarial, sin más condición que tener que justificarlo con datos ante los demás.

Mi conclusión es que ese último paradigma evolutivo que propone Laloux es posible y deseable, pero que implica un duro trabajo de desaprendizaje, construido desde lo individual y enfocado a la creación de nuevos principios que nos permitan trabajar como una colectividad inteligente y autogestionada.

Y vosotros, ¿qué opináis?

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