jueves, julio 04, 2019

Cómo dominar a la inteligencia artificial en la educación


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El big data y los poderosos procesos analíticos de algoritmos permiten vislumbrar que finalmente podremos descifrar el código de cómo y cuándo sobreviene el aprendizaje óptimo.

El mundo está deslumbrado y al mismo tiempo receloso de la inteligencia artificial (IA). Muy pocos entendemos la tecnología que hay detrás de ella, y aún menos esbozamos las implicaciones de esta nueva frontera tecnológica a través de toda una gama de dimensiones sociales, políticas y económicas. En mi papel de CEO de un grupo de expertos en educación, he pensado mucho sobre esto. La inteligencia artificial, a pesar de la creencia popular, no equivale a androides inteligentes, conscientes y dispuestos, como los de un terminator, que controla el mundo, al menos en un futuro previsible. En cambio, hay algo que hoy está muy presente: los sistemas informatizados basados en algoritmos, capaces de tomar decisiones, de auto-aprender y, quizás en un futuro, de auto-programarse. En otras palabras, el tipo de inteligencia artificial que está siendo desarrollada por Google DeepMind, para ejecutar tareas complejas, desde conducir automóviles hasta diagnosticar un cáncer.

El futuro de la IA y su impacto en la humanidad no está predeterminado. El determinismo tecnológico, la idea de que la tecnología es la principal impulsora de la historia y que somos meros pasajeros con un billete de ida, ha imperado mucho tiempo. Los partidarios de esta perspectiva son los mismos que alguna vez creyeron que la globalización era irreversible. Creo que el futuro no está escrito. Y existen tanto oportunidades como riesgos, y todo lo que hay en el medio.

La educación ha sufrido mucho tiempo la escasez de métodos basados en la evidencia, determinando qué funciona y qué no en términos de métodos pedagógicos. El big data y los poderosos procesos analíticos de algoritmos permiten vislumbrar que finalmente podremos descifrar el código de cómo y cuándo sobreviene el aprendizaje óptimo. Es más, proporcionando suficiente acceso, la IA mantiene la promesa de un aprendizaje personalizado y permanente. Si, como entendemos intuitivamente, tenemos diferentes intereses y aprendemos de diferentes maneras, entonces la IA mantiene la esperanza de un aprendizaje personalizado de por vida. Imaginemos un mundo donde la IA, en lugar de empujarnos a jugar a nuestro juego online favorito, o animarnos a una nueva compra, nos encaminase a cómo mejorar en el trabajo o perseguir nuestra pasión creativa.

Quizá la ventaja fundamental de la IA en la educación es que puede abrir múltiples caminos para alcanzar el éxito de más individuos. El mundo ya ofrece eso, pero fuera de la vía académica universalmente aceptada para el éxito, las rutas alternativas en las artes o en los deportes se dejan a menudo en manos del azar. La inteligencia artificial puede cambiar esto. Imaginemos poner a disposición de cada estudiante y, de por vida, un consejero profesional con un conocimiento profundo de sus fortalezas y preferencias, y con todas las oportunidades de carrera disponibles.

 Stavros N. Yiannouka, CEO de WISE (World Innovation Summit for Education)

"La IA mantiene la promesa de un aprendizaje personalizado y permanente"

Por supuesto, debemos preocuparnos sobre a dónde nos llevará la inteligencia artificial. A medida que nuestras vidas migran al mundo online, éstas se monitorean de forma constante, se registran y analizan hasta el punto de que, como ha especulado el historiador y escritor israelí Yuval Noah Harari, los algoritmos pueden llegar a conocernos mejor que nosotros mismos. Junto con nuestra creciente comprensión de la neurociencia, la tentación de aprovechar la IA para controlar el pensamiento y el comportamiento podría volverse irresistible.

Las redes sociales y las compañías de juegos ya emplean nudges para dar más y más likes. Los desarrolladores del juego Toon Blast han hecho un anuncio con el actor Ryan Reynolds donde se comunica la calidad adictiva del juego. La verdadera pregunta no es si la adicción digital es deseable o no, sino cuál es el uso que le vamos a dar al potencial adictivo de las tecnologías impulsadas por la inteligencia artificial. ¿Vamos a utilizarla para ejercer control, proscribir el pensamiento y el comportamiento, y promover la uniformidad o vamos a aprovecharla para fomentar oportunidades y que los individuos y sociedades desarrollen todo su potencial y busquen caminos alternativos hacia el éxito?

Todos los caminos son posibles. Podemos avanzar hacia la promesa de la IA en educación o podemos dejarnos ir a la deriva, hacia el peligro. Las personas involucradas en tecnologías educativas tenemos que tomar decisiones. Y mi recomendación es que hay que dar una serie de pasos para dominar al dragón de la inteligencia artificial.

Deberíamos comprometernos a desarrollar la IA al servicio de la humanidad, y no, como me temo que ocurre ahora, usar a la humanidad como materia prima con la que construir la inteligencia artificial, sin tener en cuenta el resultado. Además deberíamos hacer que la inteligencia artificial esté disponible para todos; trabajar con profesionales de la educación para asegurarnos de que se desarrolla y posibilita el aprendizaje humano y su progreso, independientemente del estadio socio-económico del individuo. Finalmente, habría que presionar para obtener estándares globales y un tratado universal que ayude a renunciar a la armamentización de la inteligencia artificial. Ya lo hemos hecho con las armas químicas y biológicas, por qué no para la inteligencia artificial.

Stavros N. Yiannouka, CEO de WISE (World Innovation Summit for Education)

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