martes, julio 31, 2018

Cómo ser un Buen Jefe



Julian Birkenshaw en el boletín de The Institute for Innovation and Entrepreneurship de London Business School plantea que como directivos sabemos que no existe una estrategia sencilla para convertirnos en buenos jefes, somos conscientes de que tenemos que inspirar y motivar a otros para obtener resultados, pero para lograrlo  existen una serie de  claves importantes entre las que destacan:

1.- CONOCIMIENTO DE UNO MISMO

El camino para llegar a ser un gran jefe comienza por conocernos y gestionarnos a nosotros mismos. Para entender nuestra personalidad y moldear la forma en que vamos a gestionar a los demás podemos utilizar el modelo de personalidad OCEAN que se centra en cinco rasgos de personalidad:

a).- Apertura a las nuevas experiencias.

b).- Responsabilidad

c).- Extroversión

d).- Amabilidad

e).- Neuroticismo o inestabilidad emocional

Si hacemos el test para comprobar cuáles son nuestros rasgos más definidos podremos, por ejemplo, saber si somos más amables que neuróticos y utilizar este conocimiento para adaptar nuestro estilo de gestión.

2.- SOLUCIONAR PROBLEMAS EFICAZMENTE

Los buenos directivos saben cómo y cuándo deben actuar. En ocasiones una pequeña intervención es suficiente mientras otras situaciones requieren una mayor implicación y contar con mayores habilidades para resolver problemas. Existen unos pasos comunes que se pueden tomar tales como identificar todas las causas del problema y representar los procesos claramente para detectar y solucionar cualquier deficiencia. 

Otros enfoques incluyen analizar lo que funciona bien y detectar  las áreas de mejora o reunir a los profesionales para abordar un asunto específico. Entender cuál es la causa raíz del problema es el punto de inicio y para ello hay que contar con el grupo de personas que cuenten con la experiencia y conocimientos necesarios para resolver el problema. Este equipo definirá la situación, recogerá los datos para entender qué está pasando, identificará las causas y recomendará y evaluará las soluciones.

3.- LIDIAR CON EL CAMBIO Y EL ESTRÉS

La forma en que seamos capaces de manejar las contrariedades determinará nuestra eficacia como jefe. Gestionar cuando las cosas van bien es relativamente fácil; es cuando las cosas van mal cuando se perciben realmente las cualidades de liderazgo del profesional.

La resiliencia es la clave. La habilidad de superar y lograr resultados positivos al hacer frente a la adversidad viene de tener unos objetivos claros, una actitud positiva, habilidades y experiencia, confianza en uno mismo y el apoyo de las personas que nos rodean. Es crítico, también, tener una dirección clara. Tendremos más seguridad en que estamos tomando las decisiones adecuadas bajo presión cuando sabemos hacia dónde vamos nosotros y nuestro equipo.

4.- SACAR LO MEJOR DEL EQUIPO

La delegación es la habilidad más importante que debemos desarrollar si queremos obtener lo mejor de los miembros de nuestro equipo. No existen horas suficiente, normalmente, en el día para hacer todo por lo que los que nos rodean deben compartir la carga. Lo que no hay que hacer es microgestionarles e intentar controlar cualquier movimiento que hagan ya que no hay nada más desmotivador. Al delegar lo que si hay que dejar claro es quien es responsable de cada acción.

Otra forma de maximizar el desempeño del equipo es alabar y reconocer el trabajo bien hecho. También es importante animar, apoyar y ayudar a crear la confianza de los miembros del equipo marcando metas claras y asegurando que aprovechan sus fortalezas.

5.- TOMAR DECISIONES SABIAS

Es un hecho que en ocasiones las personas inteligentes toman malas decisiones. Para evitarlo hay que utilizar técnicas que faciliten un gran conocimiento del asunto a tratar. Por ejemplo, podemos comenzar por decidir si la decisión tiene sentido financiero. El siguiente paso consistiría en qué inversión seleccionar si tenemos más de una opción evaluando todas las alternativas, considerando las distintas oportunidades, riesgos, experiencias pasadas, análisis de mercado y asuntos éticos, para terminar pensando en todo lo que puede ir mal antes de tomar una decisión.

Para realizar todo lo anterior debemos evitar hacerlo solos; tenemos que contar con un equipo de expertos dispuestos a cuestionar nuestras opiniones para que nos ayuden a tomar una buena decisión.

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