¿Amistad en el
trabajo? Éste es un catálogo de algunos extraños compañeros.
Socializar en el trabajo... Parece evidente que no es oro
todo lo que reluce en las relaciones con jefes y colegas de oficina. El
ambiente profesional depende de la fauna laboral con la que nos toca lidiar.
Esta es una previsión de los posibles compañeros que podemos encontrar este
año:
El empleado 'gig'
involuntario.
Flexibilidad por encima de todo. La vida laboral
independiente es lo que lleva a la reinvención profesional y a plantearse
realmente qué significa el éxito laboral. Imagínese que puede recoger a sus
hijos en el colegio cada día... Excepto cuando tenga que atender una llamada
por Skype... Después puede ir a un Starbucks y usar el WiFi mientras se toma un
espresso durante un par de horas... No es lo ideal, pero en comparación con la
rueda de hámster de la oficima puede servir. ¿Quién dijo que la economía gig es
sólo para Millennials?
lEl gurú del
'management'.
Considere el intestino humano, esa parte compleja, vital
pero frecuentemente olvidada de nuestro cuerpo. Ahora tenga en cuenta una
organización típica: ¿No es en muchos aspectos similar al sistema digestivo?
Para eso se ha desarrollado el concepto Colonarchy, una combinación de gestión
radical y gastroenterología. Al igual que el intestino, la empresa consume
información e inteligencia del exterior, adquiere el "alimento" del
beneficio y transforma las partes útiles en células musculares y cerebrales,
reforzando el ecosistema corporativo y rechazando la materia no deseada, un
proceso similar al purgante regular de una reestructuración corporativa.
El 'coworker' casero.
Este tipo de profesional no cree que ese co-working casero
sea un esquema de Ponzi, es decir, una especie de estafa piramidal típica, que
implica una operación fraudulenta de inversión que supone el pago de intereses
a los inversores de su propio dinero invertido o del dinero de nuevos
inversores. El coworker casero piensa que está pagando por un ambiente laboral
hogareño, por el café humeante y bien hecho y por la posibilidad de llevarse al
perro a la oficina. Tiene montones de nuevos colegas de trabajo, pero éstos
rara vez recuerdan su nombre, o lo que hace, o cualquier cosa sobre él. ¿Quién necesita
la política de la oficina?
El 'Millennial
manager'.
Jessica, flamante jefa de rendimiento digital, agradece la
asistencia a la primera de las dos reuniones semanales informales para tomar
contacto: "Sé que soy más joven que vosotros, no quiero ser una barrera, y
valoro mucho la experiencia. Cuando regreséis a vuestros puestos, os
encontraréis una barrita de muesli sin gluten como prueba de mi buena voluntad.
Quiero animaros a expresaros libremente excepto cuando estemos intentando
cumplir los objetivos de final de año. Ahí veréis que soy tan mala como lo
fuisteis vosotros alguna vez. Hasta entonces, recordemos que hay que rezumar
amabilidad. Os veré mañana durante la clase magistral de Snapchat".
El becario ambicioso.
En este caso, llegó a su primer día de trabajo en la revista
Modern Times y nadie le atendió porque todos estaban en una reunión editorial:
"No vi el email donde me pedían que llegara a las 9.30 a.m., ¿un email?
Los abriré para pasarme a Slack, Whats-App y Snapchat al final del día. Tengo
otras ideas, pero esperaré para comentarlas. John, el asistente, me pidió que
comprobara algunas cosas. Le dije que no he venido a pulir el trabajo de otros
sino a hacerme visible y a tener contactos. ¿No ha oído hablar del mentoring a
la inversa? Me aseguré de que me presentara en Opinión, que es lo que me
interesa. Le envié un email al jefe de sección por si quiere tomarse un café.
Si no recibo respuesta, le enviaré mis ideas para una columna semanal: Mi Vida
como Millennial".
'Microdosis'.
"Fue Tim quien me introdujo en el LSD. No Timothy
O'Leary. ¿Quién se piensan que soy?, ¿un hippy holgazán? Tim Ferriss,
emprendedor y autor de Un cuerpo en 4 horas: una Guía Excepcional para Perder
Peso Rápidamente y la Semana Laboral de 4 horas. No he estado muy motivado en
el trabajo, llevo unas cuantas mañanas sin pesarme y me he dado un atracón de
leche de vaca, lo que me ha hinchado después de estos meses de Soylent. Incluso
he bajado mi mesa a la altura del balón de yoga. Después de holgazanear, pensé
que podría recuperar energías con las microdosis. No es difícil comprar
(¡bitcoin!). Mezclé una cantidad minúscula (menos que una semilla de chía) con
mi batido de proteínas en mi trayecto al trabajo con Uber. Me convertí en un
mago de los códigos. Después fui al gimnasio y superé mi marca personal en la
máquina de pectorales. ¿Seguir o dejarlo? ¿Bromeas? Más bien, doblo la apuesta.
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