miércoles, octubre 05, 2016

¿Qué te hace más atractivo, ser imprescindible o 'fichable'?


Ser o creerse insustituible (incluso obsesionarse con permanecer), o empeñarse en ser visible, con cierto desapego a la empresa y muy preocupado de la marca propia... ¿Qué profesional querrías ser?

Si estás obsesionado por el hecho de resultar imprescindible en tu compañía quizá debas saber que lo mejor es que dejes de obsesionarte por ello, porque no eres insustituible (ni tú ni nadie). Lo que debes hacer es superarlo y tratar de reinventar la actividad que desarrollas en tu organización, sin dramas.

Frente al paranoico de la permanencia en la empresa y de hacer carrera en ella está el que apenas siente apego por la compañía: el fichable, ese que, aun siendo buen profesional, vive de cara a la galería y busca la mayor visibilidad y todo el brillo posible para su marca personal.

¿Qué tipo profesional nos conviene ser? ¿Con quién preferirías trabajar? ¿A cuál de los dos valorará más una empresa?

Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, opina que "la diferencia entre el imprescindible y el fichable es de elección y de diversificación del mercado o nicho profesional. En realidad ambos profesionales buscan lo mismo, sobrevivir y progresar tratando de ser lo más relevantes posible. El imprescindible va con las orejeras puestas y sólo considera como cliente a quien le paga la nómina. El fichable tiene una mentalidad más abierta y considera cliente a cualquiera que esté dispuesto a pagar por sus servicios. Este tiene una mentalidad más emprendedora, -de YO S.A.- mientras que el primero piensa como un empleado".

Demasiado permanente

José María Gasalla, profesor de Deusto Business School, cree que "al que va de imprescindible habría que preguntarle qué le lleva a querer serlo, y también cómo trata de serlo. Una respuesta puede ser la ambición, pero ésta tiene varias caras. Puede ser negativa o positiva dependiendo de si pisa a otros, si manipula... O ser cuestión de miedo (si me echan no encontraré otro trabajo). En todo caso, conviene analizar qué nivel de compromiso se aprecia en esa persona que se obsesiona por ser imprescindible. El compromiso real se basa en que esa persona esté presente y sea plenamente responsable. Es el de quien se entrega en sus talentos y capacidades".

Pérez ve al imprescindible como "alguien que trata de mantener un monopolio profesional dentro de una organización, que sueña con ser un funcionario sin realizar una oposición".

Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, identifica esa obsesión por ser imprescindible y prosperar dentro de la casa con una carrera de fondo en la que te llevas bien con los jefes, los dueños, te haces fiable... Considera que apostar de este modo por una carrera interna tiene una ventaja: te hace ser paciente. Pero ser tan endogámico hace que tengas que lanzar un órdago a tu carrera y que puedas llegar a estancarte, incluso que se te termine por considerar de la vieja guardia, entendiendo esto desde un punto de vista negativo.

Exceso de desapego

Andrés Pérez considera que si el imprescindible "es un recolector, el fichable es un cazador que ha entendido que los clientes-empresa para toda la vida han desaparecido, y se esfuerza en ser percibido por el mayor número de personas o compañías como alguien a quien merece la pena contratar". Añade que la ventaja del fichable es que tiene más libertad y más opciones profesionales. La desventaja es que, además de hacer su trabajo, debe dedicar un tiempo a hacerse visible.

Pérez no cree que al fichable se le pueda acusar de deslealtad: "No debería ser así porque si se extiende la idea de que deja colgado a quien le contrata, su valor va a caer. Además, debe estar constantemente aprendiendo y mejorando. El inconveniente es que va a ser responsable de su propio desarrollo. La ventaja es que va a ser responsable de su propio desarrollo".

Peñalver asimila la estrategia del fichable con la de un sprinter: "La carrera es más rápida y transversal. Prefiere ser empleable casi en cualquier lugar, y corre más incluso a costa de cambiar mucho.

El riesgo es que la impaciencia te puede hacer dar pasos en falso, y que cuando te promocionas mucho fuera, hay compañías que castigan que antepongas tu ego y tu branding personal.

También refiriéndose a este tipo profesional Gasalla recuerda que "cada vez nos encontramos con más personas que deciden trabajar su marca personal. Esto es positivo si hay una alineación de valores y esa persona está comprometida con lo que hace. Si es así, está bien que potencie su marca y salte a otra empresa".

Añade que "antes que tratar de retener se debería favorecer que el profesional sin apego se sienta bien en la empresa, creando un espacio en el que esté a gusto para evitar la tentación de ir a otro sitio". Gasalla asegura que preferiría gestionar al empleado con poco apego por su empresa, pero creando ese espacio al que se le pueda atraer.

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