miércoles, octubre 21, 2015

Liderazgo por intuición. El lado más humano de la gestión

Solemos dar demasiado valor a las formalidades, los estudios y los cálculos, vivimos en la era de la información y eso también hace que nuestra toma de decisiones esté basada puramente en la razón. Hoy me desperté con esa sensación de que en realidad si ejerciéramos un liderazgo por intuición más a menudo, muchas cosas nos irían mejor…

Es lunes son las 7:17 am y empiezo una semana “casa de locos” (si quieres saber de qué hablo lee este artículo). Sé que de lunes a sábado será una auténtica locura, por delante casi 70 horas de trabajo continuo y algunos desafíos relevantes. Conferencias, coaching de equipos, coaching individual, varios programas de formación y un retiro al campo con una empresa que quiere cohesionar a su equipo de administración y finanzas. Llevaré cerca una bolsa de manzanas, porque la mayoría de los días no tendré tiempo ni de parar a comer a mediodía. Aún así seguiré escribiendo en este blog, I promise.

Liderazgo por intuición

Como ejemplo de lo que voy a hablar hoy te contaré una anécdota:

El otro día finalizaba una reunión con un grupo de personas. Alguien dijo: “Voy a escribir todo lo que hemos dicho en un acta y os lo envío” Yo pensé “Qué pérdida de tiempo más grande” y sin embargo dije “Me parece buena idea”. Ya sabes, a veces hay que ser políticamente correcto. El acta ha llegado, pero dudo que ninguno de los destinatarios la hayamos leído. Con todos los respetos por quién la escribió creo que a veces nos sobran las formalidades.

Te contaré otro caso real:

Una empresa desea iniciar la comercialización de un nuevo producto. Para poder hacerlo con seguridad contratan a una empresa consultora que les cobra cerca de 30.000€ en un ambicioso plan sobre la comercialización y expansión de ese nuevo producto. El dueño de la empresa no las tenía todas consigo, me dijo una vez “no lo tengo del todo claro, pero si todo sale bien creo que esto puede apuntalar nuestro futuro”. Se pone en marcha la producción y comercialización y resulta ser un fracaso estrepitoso.

Cuando, pasado todo esto, el propietario me contrata y conozco un poco mejor su empresa me doy cuenta de que no tienen expertise real ni autoridad en la nueva línea de negocio, y los mismos comerciales no se sienten capaces de llevarla al mercado. La empresa consultora no supo ver esto, se centró en los focus group, y otras tantas técnicas (poco fiables) para sondear el mercado. El dueño lo sabía, pero no quiso hacerle caso a su intuición.

Cuando me decía aquello del “no lo tengo del todo claro…” su intuición estaba hablando, pero su necesidad de asegurar el futuro le estaba secuestrando su capacidad intuitiva.

El liderazgo tiene que ser más intuitivo

Parece que vamos al revés, que tomamos las decisiones cada día más en motivos racionales y no tanto en razones emocionales e intuitivas. Quizás la razón pueda venir muy bien cuando queremos saber si tendremos tesorería de aquí a 6 meses. Pero para otro tipo de cuestiones, nada mejor que la intuición.

Si el liderazgo estuviera más basado en lo que nos dice nuestra intuición (sumado a un estudio racional del tema) seguramente cometeríamos menos errores y acertaríamos más en la diana cada vez que tomamos alguna decisión.

En la gestión de personas por ejemplo, generalmente hacemos equipos 
y contratamos personas basándonos en la razón y así nos va.

Una línea de negocio muy lucrativa en mi caso tiene que ver con asistir a reuniones de selección de directivos. Esta llamada la he escuchado varias veces en los últimos años “César, hemos pagado a… (Pon aquí el nombre de una de las empresas top en selección de directivos) 20.000€ para la selección de un nuevo director de operaciones, pero queremos que vengas tú a entrevistar a los 3 candidatos que nos van a enviar”.

Lo primero que pienso es “Vaya pedazo de selección que está haciendo esta consultora, que tengo que ir yo a entrevistar a los candidatos”. La razón por la que algunas empresas me llaman es porque saben que su decisión de contratar a una persona o a otra se basa en motivos más racionales que intuitivos. Que si ha estudiado en el IE, que si tiene experiencia en… Todo menos notar que les dice su intuición mientras entrevistan al candidato.

Así que mi apuesta es el liderazgo por intuición, dejarse llevar mucho más 
por lo que te dicen las vísceras y tomar decisiones a troche y moche.

Esto incluye reírte abiertamente de los estudios, las actas de reuniones, la mayoría de formalidades y esos libros gordos que te dejan las grandes consultoras encima de la mesa cuando se marchan en los que pone “plan estratégico”.

Para mi el líder intuitivo por excelencia es Richard Branson, presidente del grupo Virgin con más de 100.000 empleados, para quienes he trabajado en algunas ocasiones. Richard es disléxico, no acabó la universidad y la mayoría de decisiones en la vida las tomó por pura intuición, como cuando habiendo sacado su empresa a cotizar en bolsa, la compró de nuevo pidiendo dinero prestado de debajo de las piedras.

Intuir más y pensar menos

•Si crees que sería positivo prescindir de esa persona, prescinde.
•Si crees que habría que cambiar de modelo de negocio, hazlo antes de que sea tarde.
•Si tu intuición te dice que hay que invertir algo más este año para obtener beneficios el año que viene, arriésgate aunque tu financiero te diga lo contrario.
•Si crees que le gustas a esa chica, bésala en el ascensor. Aunque te pueda costar un zasca en toda la mejilla.
•…
No te cortes, actúa.

Eso sí, algunas personas creen que tienen intuición y lo que en realidad tienen es una empanada mental que ni ellos mismos saben manejarla. Por ello te aconsejo que afines tu intuición sino te quieres pegar más de una leche tomando las decisiones equivocadas.

¿Qué significa afinar tu intuición?

Aprender a discernir entre lo que te dice tu verdadera intuición y lo que te dice la razón. Un claro ejemplo sería el de la persona que ha tenido problemas con el alcohol, lo ha dejado, pero de repente va a una boda. Cuando ve que todo el mundo se lo pasa de cine con una copa en la mano piensa “Bueno, voy a tomar algo, total es sólo una copa y podré pararlo enseguida”. Al final acaba tirado por el suelo.

Su intuición sabía que volvería a caer, pero la razón le traicionó. Racionalizó demasiado y perdió la partida.

Al final siempre nos podemos dar la razón para todo aquello que 
queramos en la vida, por eso la razón es tan peligrosa.

Otro claro ejemplo es cuando te tienes que levantar a las 6:00 am para hacer deporte. La razón te dice “Buah, hoy no es un buen día para correr”, “Estoy demasiado cansado, no es bueno para mi salud correr hoy”… Sin embargo la intuición sabe que como no saltes de la cama en los próximos 10 segundos otro día más te quedarás sin hacer ejercicio.

Hazle más caso a tu intuición, y luego razona: Intuición + Razón = Éxito.

Que tengas un gran día.

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