miércoles, junio 03, 2015

Los vicios del líder empresarial (II)

4. Sobriedad y falta de equilibrio. Síntomas:
  • Es exagerado por naturaleza, en los buenos y en los malos momentos. Falta equilibrio y ecuanimidad.
  • Realiza un uso inadecuado de los bienes materiales y humanos.
  • Descuida y no controla (porque no los valora) los detalles pequeños.
  • No sabe gestionar bien la austeridad.
  • No elimina el gasto superfluo (infla la estructura), se recrea e incluso se vanagloria en ellos y “racanea”, cuando el gasto o la inversión es necesaria

Por el contrario, líder con temple:
  • Cuida los pequeños detalles y los grandes
  • Acomoda posibilidades y medios
  • Elimina la parafernalia del poder y evita lo superfluo. No se aprovecha del cargo
  • Evita el juicio precipitado
  • Gestiona con cuidado los bienes ajenos
  • Es transparente en su comportamiento
  • Tiene un comportamiento sencillo y cercano
  • Tiene sensibilidad en el control del gasto
  • Mantiene siempre la plantilla adecuada y la llena de contenido y de metas

5. Falta de valentía. Síntomas:
  • No define criterios ni políticas
  • No reconoce los méritos de cada uno. No es ecuánime en sus evaluaciones
  • No evalúa ni premia la iniciativa, la innovación la excelencia y la aportación de valor de sus colaboradores
  • “Prefiere no complicarse la vida”
  • No habla claro ni aporta razones consistentes. Ni lo hace en el momento oportuno.
  • No sabe exigir Justicia.

El líder justo:
  • Trata a las personas como tal: libres y responsables
  • Evita los agravios comparativos
  • Informa y aclara principios, normas, criterios y valores de actuación
  • Ofrece las mismas oportunidades y el mismo apoyo a todos
  • Impide la búsqueda de culpables fuera de uno mismo
  • Escucha, comprende, valora y juzga
  • Exige a cada persona en función de sus capacidades y de todo lo que pueda dar

6. Ambición. Síntomas:
  • Carece de cautela y de previsión: conduce a la frustración personal y colectiva.
  • Es un iluso y un irresponsable, traza objetivos inalcanzables para él y para su equipo.
  • La huida hacia adelante genera un círculo vicioso que acaba por explotar.
  • Confunde audacia con utopía. Ausencia de metas realistas. Falta de conocimiento de unos límites razonables.

Por el contrario, el líder magnánimo:
  • Fija objetivos ambiciosos pero realistas
  • Analiza los medios disponibles y los adecúa a las metas fijadas
  • Evita el conformismo y la resistencia al cambio. Mantiene la tensión de su equipo
  • Conoce bien a las personas y sus posibilidades reales
  • Fija criterios de reconocimiento en función de los retos
  • Ayuda a la superación continua de los demás
  • Consigue que cada persona se sienta importante y valore el hecho de poder ser “una pieza más” del engranaje del equipo.
  • Se plantea retos difíciles de alcanzar y exige espíritu de superación y asume riesgos controlados
  • Busca gente normal que quieran hacer las cosas bien siempre, gente ordinaria pero que haga cosas extraordinarias

7. Incoherencia. Síntomas:
  • No vive los valores de los que “presume” y lo transmite con sus decisiones y sus comportamientos reales.
  • Se gana la desconfianza y el desapego de los demás
  • En las decisiones y en la acción, no pone en práctica lo que predica.
  • Se olvida que el ejemplo vale más que mil palabras.

Por el contrario, el líder coherente:
  • Predica con el ejemplo
  • Es ejemplo de unidad de vida y de transparencia
  • Los valores no están en el aire, se concretan y se demuestran en la acción, en su comportamiento y en sus decisiones
  • Vive primero lo que desea que hagan los demás
  • Transmite un mensaje fulminante y se gana la confianza y la credibilidad de los demás.

Sandalio Gómez, Profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones, IESE Business School.

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