lunes, marzo 02, 2015

Liderazgo y 'coaching' al límite en los Premios Goya

La insolencia de un joven Millenial que se come el mundo, la fortaleza de dos profesionales, pese a todo, ajenos a la queja, y cómo podemos perder el control ante situaciones límite son la esencia de tres de las cinco películas finalistas al Goya, siendo la ganadora: La isla mínima.

La isla mínima. La importancia del trabajo en equipo, la camaradería y la autonomía en la toma de decisiones con un objetivo común definen la esencia del tándem protagonista de esta película. El desafío al que se enfrentan estos dos policías supera la adversidad del entorno en el que, a pesar de las barreras, logran moverse como pez en el agua.

"¡Qué violencia! ¡Yo estoy describiendo una realidad!". Simón Fisher, el personaje que interpreta Ricardo Darín en unos de los seis cortos que dibujan Relatos Salvajes, pronuncia esta inocente frase con la ira del que se siente al borde del abismo e impotente ante una justicia que va contra el sentido común. Salvando las distancias, ¿cuántas veces le ha tentado la posibilidad de dejar su empleo por la incoherencia de algunas decisiones empresariales? ¿Quién no ha estado a punto de perder el control y dar rienda suelta a sus instintos en determinadas situaciones?

De eso va Relatos Salvajes, que junto con El Niño y La isla mínima ponen de relieve el liderazgo, el coaching, el valor del trabajo en equipo, la resistencia al cambio y otras habilidades y capacidades que son trasladables al entorno laboral. Junto con Magical Girl y Loreak, componen el quinteto de las nominadas al Goya a la Mejor Película de este año.

'Millenials'
Un par de Millenials, uno conformista sin miedo a nada y otro con ganas de comerse el mundo a cualquier precio, son los protagonistas de El Niño. El tráfico de drogas en el estrecho de Gibraltar es el telón de fondo de esta película en la que confluye la historia de estos jóvenes traficantes inexpertos con la de unos policías curtidos en la búsqueda de delincuentes profesionales en la zona.

El niño. Cierta dosis de insolencia y la impaciencia por conseguir resultados definen a los Millenials, una generación que está rompiendo los esquemas de las organizaciones más tradicionales. Así son los jóvenes que protagonizan esta película, cuyo afán por identificarse con su objetivo les llevará por derroteros inesperados.

El liderazgo, la osadía y la prepotencia de El Niño, papel que interpreta Jesús Castro –nominado al Goya en la categoría de Actor Revelación– y que da título a la película, acaparan toda la atención. También sorprende su poder de adaptación ante unos acontecimientos que asume como parte de la opción que libremente ha escogido. Asume el reto y trata de superar cada dificultad con los medios que tiene a su alcance. Y, para darse un descanso, se deja llevar por unos acontecimientos cuyas consecuencias no planificadas le dejarán fuera de juego. Óscar Massó, director de estrategia de Sodexo B&I, apunta que "entre sus fortalezas destacan en la buena planificación, el liderazgo, la creación de una red comercial y de contactos, gestión logística, seguimiento y supervisión personal de las operaciones. La búsqueda de resultados en el corto plazo (dinero rápido) y no afinar en los detalles son las debilidades que le abocan a su final".

Relatos salvajes. La avaricia, el poder y la valentía de los personajes de las seis historias que componen esta antología pueden tener su reflejo en el entorno laboral: algunos de estos instintos salen de su letargo como respuesta o mecanismo de defensa ante momentos de cambios inesperados porque, a veces, es imposible no perder el control.

Este comportamiento contrasta con el de los policías: profesionales veteranos que tratan de pisar sobre seguro en cada uno de sus planteamientos. La planificación y la estrategia son la clave del desenlace. Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, afirma que revela "cómo los valores son fundamentales para el éxito que, a cualquier precio es poco sostenible en el tiempo. Además, en un mundo con tanta transparencia es cada vez más difícil esconder las malas prácticas. Por ello, el liderazgo en el tiempo requiere de coherencia y valores". 

Actitud esta última que sienta las bases de las cosas bien hechas y que descubre alguna mala práctica. Massó recuerda que, "en las organizaciones hay personas que en sus últimos años en vez de aportar toda su experiencia y mentoring a los más jóvenes, lo que hacen es ir a mínimos por no haber sido reconocidas y esperar la jubilación de la manera más cómoda posible. Su compromiso es cero e incluso puede ser negativo, sin hablar de corrupción clara".

Inconformismo
Pasternak, Las ratas, El más fuerte, Bombita, La propuesta y Hasta que la muerte nos separe son los títulos de los cortos que hacen de Relatos Salvajes una apología de la pérdida de control y del animal que todos llevamos dentro. De hecho cada uno de los personajes se identifica con uno: el cocodrilo, la oveja, el gorila, el venado, el águila, el tiburón y la tigresa. El acecho, la sumisión, la fuerza, la brutalidad, la valentía, la avaricia y la ferocidad de un felino se ponen de manifiesto en estas historias que ponen en su sitio al ser humano. Más de un acontecimiento empresarial ha sacado de su letargo a los profesionales de aspecto más inocente. Y también estos comportamientos identifican a algunos de los personajes que pueblan la oficina: la avaricia de los ambiciosos o el acecho de los trepas pueden dejar desarmados a los más ingenuos.

Trabajo en equipo
En la gestión de personas es clave el buen funcionamiento del tándem profesional: el veterano y el junior conforman la esencia básica del equipo de trabajo perfecto. Juan –Javier Gutiérrez– y Pedro –Raúl Arévalo– protagonizan La isla mínima, dos policías de caracteres opuestos que tienen que resolver un caso las marismas del Guadalquivir en 1980: la desaparición de unas adolescentes. Ignacio García de Leániz, profesor de recursos humanos de la Universidad de Alcalá de Henares, señala que "las competencias respectivas se complementan en tanto que las diferencias –muy grandes, también políticas– se aparcan por motivos profesionales". También menciona que el nivel de compromiso es muy alto, "y se percibe en un detalle que su director nos transmite sutilmente: no se les escucha queja alguna durante todo el desarrollo de la investigación, a pesar de la miserable pensión donde viven, del calor asfixiante, de la falta de colaboración de otras fuerzas de seguridad y de las barreras que van encontrando".

Los quejicas tendrían que optar por gestionar su malestar, es la vertiente más positiva. Lamentarse requiere un esfuerzo que estos policías no se pueden permitir: comparten un objetivo mucho más sólido. Jericó explica que esta película enseña "cómo cuando uno cree profundamente en un proyecto es capaz de mover montañas o dificultades. Y, por otra parte, cómo han cambiado los estilos de dirección. La forma de mandar hace treinta años se apoyaba en el paternalismo o en estilos coercitivos, no había mucho espacio para la diversidad. Me gustó comprobar el avance de nuestra forma de dirigir".

En esa diversidad radica el éxito de este equipo, en el que Juan quiere ejercer de coach de Pedro. Sin embargo, en la película se aprecia que el talento de ambos es clave para resolver el caso. Sorprende cómo su autonomía funciona cuando la situación lo requiere, tanto como un final abierto sujeto a múltiples interpretaciones. 

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