jueves, marzo 19, 2015

'Brandcoaching', la fórmula para emular el éxito de Steve Jobs

Convertirte en referencia en un área de negocio es una tarea que requiere tiempo y contactos, pero puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso. Posicionarse es siempre una ventaja competitiva.

Steve Jobs es toda una referencia. Su nombre no sólo evoca una gran marca empresarial, también significa superación, éxito e innovación. Su discurso en Stanford ha dado la vuelta al mundo y todavía se pone de ejemplo para los jóvenes -y no tan jóvenes- que están buscando su futuro profesional.

Amazon también es una gran compañía, y aunque su CEO, Jeff Bezos, no sea un desconocido en el sector, sí pasa desapercibido para el gran público. Cierto es que una cosa es la marca del producto o de la empresa, y otra es la del emprendedor, pero "si te sabes posicionar, todo lo que hagas nacerá con un pan debajo del brazo", sostiene Andrés Pérez, consultor en posicionamiento personal. Para lograrlo, Pérez recomienda "tener claro dónde quieres llegar y cómo quieres que te vea el mercado; sacudirte el miedo o la inseguridad para hacerte visible, ésta es la parte en la que impera el coaching; tener un valor, demostrar que eres el tipo que más sabe sobre algo; ganarte la confianza de la gente; salir y decirlo, mostrar lo que haces, ésta es la parte en la que impera el marketing". La marca personal es, en definitiva, la huella que dejas y en muchos casos te sirve para convertirte en referencia en un sector determinado. Sin embargo, la mayoría de profesionales no se preocupa de ella, "por vergüenza o por pereza, o porque no saben lo que quieren o no tienen un plan estratégico", apunta Pérez.

'BrandCoaching'
Aplicar las técnicas del coaching en la creación de empresas y combinarlas con estrategias de marketing es una práctica que se ha bautizado como brandcoaching, un término acuñado por Enrique Jurado, coach, que se basa en once variables fundamentales, entre las que se encuentran: un producto diferencial y relevante; el conocimiento del mercado y del público objetivo; una estrategia de precios; una estrategia promocional; un plan de medios y de mensaje; inteligencia emocional y, por supuesto, "descubrir los valores personales, gestionar las creencias y encontrar la mejor versión de uno mismo", indica Jurado.

Mezclar los principios del coaching con el mentoring parece una idea sencilla. Nada más lejos de la realidad. Forjarse una marca personal requiere "construir una buena red de contactos que estén informados del lanzamiento de tu próximo proyecto al mercado, aprender a abordar a una persona para explicarle tu idea de negocio", explica Javier González, CEO de Magna Coaching, quien, además, apunta la diferencia entre marca personal y marca empresarial. "Hay quienes prefieren potenciar ésta última, sobre todo a través de la publicidad. En este sentido, tu base serán los clientes y la marca la crearás a través de ellos". Si eliges esta opción deberás pasar a un segundo plano y convertir tu empresa en protagonista. Pero, si eliges fomentar tu marca personal, ésta te acompañará en cualquiera de tus proyectos. Tú decides.

¿De verdad estás seguro de que necesitas un 'coach'?
Dirigir, instruir y entrenar a una persona o a un grupo para conseguir unos objetivos o desarrollar habilidades específicas. Esta es la esencia del coaching, uno de los métodos formativos más potentes, que no sólo es patrimonio de los directivos. Ha calado en los emprendedores y se aplica en el mundo de la empresa. Son pocos los que ponen en duda la eficacia de esta herramienta formativa, considerada una de las mejores para aumentar la eficacia personal o empresarial. Sin embargo, conviene tener claro que a veces no es necesario recurrir a un coach. "La gente tiende a pensar que un proceso de coaching le va a solucionar la vida sin ningún esfuerzo. Cree que es algo mágico y, a veces, los ejecutivos y los emprendedores que participan en estos programas carecen del compromiso que se requiere para lograr unos objetivos muy concretos", advierte Javier Carril, socio de Execoach. Y esto sólo es el punto de partida de un plan de acción que tiene una duración limitada en el tiempo y que supone el cumplimiento de unos desafíos que, en cada sesión, plantea el coach. El compromiso, la confianza y la confidencialidad de ambas partes -coach y coachee- están implícitos en el programa. Deja a un lado las lamentaciones. Un coach no es un consejero, tampoco ofrece un hombro en el que llorar, ni es el genio de la lámpara maravillosa de Aladino que solucionara tus problemas. Para lo primero ya están los amigos, y lo segundo forma parte de una ficción que de poco te servirá si lo que quieres es conseguir objetivos reales. 

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