jueves, abril 10, 2014

Así habrá cambiado el mundo internet en 2025

Como parte de su serie sobre el Futuro de Internet, el Centro de Investigación Pew le ha preguntado a un grupo de pensadores expertos en ciencia y tecnología cómo será Internet –que ahora cumple 25 años– y cómo cambiará el mundo en 2025.

Sus respuestas hablan de un planeta profundamente conectado, aunque no todos son optimistas sobre el futuro. Esta es una selección de sus opiniones:

Información invisible «Los dispositivos tendrán más patrones propios de comunicación y sus propias redes sociales, que usarán para compartir y agregar información, y realizar un control y activación automático. Los seres humanos vivirán cada vez más en un mundo donde las decisiones son tomadas por un grupo activo de aparatos tecnológicos capaces de cooperar entre sí. Internet estará más extendido, pero se volverá menos explícito y visible. Hasta cierto punto, estará el trasfondo de todo lo que hagamos», asegura David Clark, científico investigador del MIT.

La electrónica de vestir «Es posible que podamos ver aparatos que se usen sobre el cuerpo y/o sensores en el hogar o el lugar de trabajo, que nos ayuden a realizar cambios en nuestro estilo de vida, así como hacer una detección temprana de riesgos de enfermedades. Literalmente, podríamos llegar incluso a poder ajustar cambios en una medicación o en un hábito que pueda resultar perjudicial a diario o incluso cada hora», señala Aron Roberts, desarrollador de software de la Universidad de California en Berkeley.

La ‘Ubernet’ «Los más de 7.000 millones de humanos que habitarán este planeta estarán conectados entre sí a través de la Ubernet –no Internet–. Eso puede llevar a una reducción del poder que tienen los estados sobre la vida de las personas. Cuando cada persona en este planeta pueda comunicarse con todas las demás, el poder de los países para controlar a los ciudadanos dentro de sus fronteras geográficas podría comenzar a disminuir», apunta David Hughes, experto con cuatro décadas de experiencia en comunicaciones digitales.

Educación para todos «El mayor impacto sobre el mundo será el acceso universal a todo el conocimiento humano. La persona más inteligente del planeta podría estar actualmente detrás de un arado en India o China, pero cuando esa y millones de personas como ella tengan acceso a la educación, se producirá un gran paso en el desarrollo de la raza humana. Los aparatos móviles baratos estarán disponibles en todo el mundo, y las herramientas educativas estarán disponibles para todos ellos, lo que tendrá un impacto enorme en la alfabetización o el dominio de las matemáticas, y llevará a una población mundial más informada y más educada», afirma Hal Varian, economista jefe de Google.

Realidades más oscuras «Todas las cosas estarán disponibles en línea y el ciberterrorismo se convertirá en algo común. Además, la privacidad y la confidencialidad de cualquier persona o grupo será algo del pasado, y la brecha digital crecerá sin que los países u organizaciones globales como la ONU puedan hacer nada. Esto dividirá al planeta cada vez más entre los que tienen y los que no, y las empresas globales explotarán esta polarización. El mundo se volverá cada vez menos seguro, y sólo las destrezas y opiniones personales protegerán a los individuos», apunta Llewellyn Kriel, presidente ejecutivo de TopEditor International Media Services.

Nacidos en línea «Habrá cambios en los modelos de negocios para adaptarse a las economías de la comunicación y el almacenamiento digitales. La privacidad debe ser mejorada, pero la transparencia sobre qué información se retiene sobre los usuarios debe aumentar. Más empresas nacerán en línea con un mercado global desde el comienzo», opina Vint Cerf, vicepresidente de Google.

Mundo poco equitativo «Comencé como un utópico de Internet, pero cada vez pienso más que las fuerzas técnicas y sociales de la Red tienen el potencial de crear un mundo con grandes diferencias. A menudo pienso: ¿Quién dijo que Internet iba a mejorar nuestra vida?», asegura John Markoff, redactor de ciencia de The New York Times.

Brian R. Fitzgerald/ The Wall Street Journal 

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