lunes, marzo 24, 2014

¿Qué pesa más: Energía o Motivación?

Cuando estamos haciendo una tarea y notamos que a pesar del esfuerzo nos está costando sacar la tarea adelante, le echamos la culpa a que estamos faltos de energía cuando en ocasiones el problema es que no estamos motivados hacia esa tarea o nos desagrada hacerla. 

      Solemos confundir en ocasiones lo que es energía y lo que es motivación. 


− Energía. De los cuatro tipos de energías que tenemos: espiritual, física, emocional e intelectual son la energía física e intelectual las que en mayor medida hacen resentir nuestra productividad. Estas energías se recuperan cuidando de tu cuerpo mediante una buena alimentación, descanso y sueño. 


No subestimemos ninguna de estas tres capacidades:
Alimentación.  Es la gasolina real de tu cuerpo. ¿De donde te crees que saca tu sistema el repuesto de hidratos, grasas, proteínas? Del combustible que le entra mediante la alimentación. Haz la prueba de comer 5 raciones al día y beber continuamente agua. Debes notar cómo te estás recargando de energía y desaparecen dolencias como dolor de cabeza, vista cansada o problemas estomacales.
Descanso. Sólo el gesto de dejar temporalmente aparcada la tarea con la que estás y poner tu atención en otra cosa, hace que el procesador de tu mente baje de revoluciones y sea capaz de atacar de nuevo la actividad con posterioridad. Si este pequeño descanso te hace bien, imagínate la cantidad de bien que te hace sólo el levantarte de tu escritorio y mirar por la ventana o dar un pequeño paseo.
Sueño. El más importante de los tres. El descanso nos hace recargar las pilas y el sueño, además de descanso, nos hace reseteo de la memoria temporal. El dormir bien realiza una función básica en nuestro organismo:
  •       Elimina de nuestro cerebro la información no útil. Lo echamos a una papelera  temporal, a un buffer, como información no útil. El sueño es reparador.
  •       Aprendemos lo que recordamos todos los días y sólo recordamos a corto plazo lo que tenemos en este buffer, en esta memoria temporal: te acordaras de cosas que hiciste hace dos días pero no hace un mes.  El sueño es el encargado de eliminar esa información temporal que no vas a usar a corto plazo. 
Esta es la base del GTD (Getting Things Done): el cerebro es bueno para pensar y para recopilar cosas pero para recordar (el archivado) no funciona tan bienAdemás, tenemos la siguiente ley: “Después de cierto número de horas, la productividad del tiempo decrece primero y se hace negativa después”. - Ley de Illich. 

Esto es, para evitar una mala productividad: 


- Hay que hacer descansos periódicos cuando estamos excesivo tiempo dedicado a una tarea, y deja para otro momento el hacer esta actividad que te está dando rendimiento tan malo. Procrastinar no siempre es tan malo: con todo esto de exigir siempre productividad máxima, de no dejar las tareas planificadas de hoy para otro día, nos olvidamos que en muchas ocasiones es mejor dejar el trabajo que estamos haciendo para otro momento en el que nuestra energía sea mayor. Debemos procrastinar cuando el rendimiento (los resultados en la misma unidad de tiempo) no es bueno. Yo en ocasiones me he forzado a continuar con un trabajo “un rato más” cuando la calidad de lo que estaba haciendo no era la conseguida. Eso me ha obligado a retomar esta actividad en otro momento e invertir de nuevo tiempo en deshacer/repasar el trabajo que no me gustaba “porque no tenía la calidad que yo le quería dar” (esto no es perfeccionismo, es excelencia = conseguir el mejor resultado, la calidad máxima).
− Motivación. “El placer proviene de lo que está fuera de nosotros. La felicidad, viene de nuestro interior” Robin S. Sharma.

Pues la motivación también viene de fuera de nosotros: bajo las mismas condiciones lo que motiva a otros no es lo mismo que lo que nos motiva a nosotros. El problema de la motivación es que no estamos igual de motivados todos los días. Cualquier proyecto personal en el que nos hayamos embarcado con la mayor de las ilusiones, con la motivación al máximo,  es posible que a lo largo de los días vaya haciéndose menos importante para nosotros y por tanto lo vayamos abandonando. Es el típico ejemplo de los objetivos de nuevo año (comer más sano, hacer más deporte, estar más con la familia,….) o los objetivos del verano antes de las vacaciones (dejar de fumar, leer más,…..). ¿Por qué perdemos la motivación? En mi opinión por el grado de compromiso personal que hayamos adquirido con esta actividad: lo que nos parecía importante hace unos meses, al no estar comprometidos con nosotros mismos, no hemos hecho ninguna acción ni cogido un hábito que nos haga alcanzar esa meta y terminamos abandonando.

Si te comprometes con una actividad, si te visualizas cuando la actividad esté terminada, te imaginas mentalmente “cómo” te vas a sentir y lo que vas a conseguir cuando lo consigas, tu motivación nunca disminuirá. 


De todas formas cuando has decidido que una tarea tiene que hacerse, la debes de hacer: el hablar de fuerza de voluntad o el “es que yo soy así y no puedo cambiar”, es falso. Cuando tienes que hacer algo, y aún dispones de energía, debes hacer uso de ella para ponerte con ello. Sin excusas. Te toca “comerte ese sapo” y lo mejor es hacer la actividad y terminarla y si puede ser con una sonrisa, con buen ánimo, pues mejor. Cuando antes empieces con esa actividad “desagradable”, antes terminarás y sentirás el orgullo de que eres más fuerte de lo que piensas.


Sin Energía / Sin Motivación –  Descansa o haz otra cosa.
Sin Energía / Con Motivación – Puedes hacerlo. Sólo un poco más de esfuerzo.
Con Energía / Sin Motivación – Fastídiate pero toca hacerlo. Ánimo y adelante.
Con Energía / Con Motivación – ¡Eres Imparable!
Conclusión
Cuídate y tendrás energía tanto física como intelectual. Ten clara la meta que quieres conseguir y el camino que tienes que seguir para conseguir tus objetivos y la motivación la tendrás siempre contigo. No es fácil pero esto también es entrenamiento. Cada día que entrenes lo harás mejor. 

Fuente: La Parcela de Antonio

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