jueves, enero 23, 2014

El talento de los Millennials está cambiando el mundo

Mirando atrás, a mis propios comienzos, recuerdo que estaba impaciente por tener oportunidades que me permitieran hacer grandes cosas. Trabajé duro, centrándome en los clientes y sin permitir que me frenaran la gente o las ideas convencionales. ¿Debería sorprendernos que los miembros de la generación del Milenio quieran estas mismas cosas? Desde luego que no.

La presión la tenemos ahora nosotros no sólo porque tenemos que entender a esta nueva generación, sino porque tenemos que lograr extraer su máximo potencial. Ya constituyen la mayor base de compradores y en 2025 representarán el 75% de la fuerza laboral.

“Hay que abrazar la innovación disruptiva como vía para impulsar y extraer el máximo potencial de la generación del Milenio”.

Son la primera generación nacida en la era móvil y tienen un deseo sincero de utilizar su talento para algo más que para su éxito personal. También tienen un hambre voraz de conocimiento, de disponer de datos inteligentes sobre cualquier materia en tiempo real.

Su impacto en los lugares de trabajo sólo es superado por la disrupción que están provocando en mercados establecidos. El respetado futurista Peter Diamandis lo denomina “desmaterialización”: la idea de que los productos que antes consumían espacio han sido completamente consumidos por la digitalización. Esto ya es una realidad en el caso de libros y música y ahora se está trasladando a artículos como los dispositivos GPS o las linternas.

Así que este es el desafío que planteé a la industria tecnológica en el Consejo: hay que abrazar la innovación disruptiva como vía para impulsar y extraer el máximo potencial de la generación del Milenio. He aquí cuatro claves para construir culturas que puedan hacerlo:

La primera es que volvamos a preguntar. Hal Gregersen, un dinámico investigador sobre innovación, tiene una conclusión simple y potente: estamos frenando en la gente su inclinación natural a hacer muchas preguntas. A esto lo llamo déficit de curiosidad. No hay peor lugar en este sentido que las grandes corporaciones en las que los empleados piensan que hacer preguntas puede provocar la pérdida de su trabajo. Así que fomentemos las preguntas.

La segunda es que cuando tengas que seleccionar a los futuros líderes, mires a largo plazo. Como directivos de organizaciones tenemos que contribuir al desarrollo de nuestros profesionales. Tenemos que colaborar activamente con el mundo académico para que los jóvenes estén formados también en las necesidades reales de los negocios. En nuestro caso estamos trabajando con 1.600 universidades de todo el mundo. Hemos invertido en formar a estas mentes jóvenes y brillantes en innovación en software para que cuando se gradúen, estén preparados para asumir oportunidades en el mundo laboral. Tenemos que terminar con la costumbre de conseguir talento robándoselo a la competencia. Los miembros de la generación del Milenio quieren carreras, así que empecemos a construirlas.

Una vez que tenemos los talentos, hay que ayudarles a crecer proponiéndoles grandes desafíos. Aceptemos que pueden gestionar grandes tareas y pongámoslos en el aprieto de hacerlo. Si lo logramos, además obtendremos el beneficio añadido de ayudar a que los directivos senior absorban las últimas innovaciones de esta generación de nativos digitales.

Finalmente, deberíamos eliminar la idea de que los medios sociales sólo sirven para recordar los cumpleaños o para saber qué han tomado tus amigos para desayunar. Se han convertido en la puerta de entrada a la sabiduría popular, una nueva forma de pensar y de proponer ideas que terminará por pinchar la burbuja del CEO.

Estamos ante una oportunidad maravillosa. En un momento en el que los mayores desafíos del mundo son nuestras mayores oportunidades, si equipamos a la generación del Milenio con la mejor tecnología y les permitimos ser audaces, creo que veremos a la mejor generación que tenemos hacer cosas increíbles. 

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