Estoy segura de que siempre ha sido importante, pero en los tiempos tan duros que nos está tocando vivir aún más. La economía está deprimida, el tiempo parece que este año se ha aliado con ella, se nota cierta tristeza y desesperanza a nuestro alrededor: “con la que está cayendo cualquiera se queja…”, y es por eso, que ahora más que nunca hace falta una palmadita en la espalda, unas palabras de cariño y aliento. ¡Qué importante es el reconocimiento! ¿No creéis?
Qué reconfortante es, y ¡qué barato! Sin embargo, hay un tema que me ronda la cabeza ¿Por qué hay tanta ingratitud en las empresas? ¿Por qué empleados que podrían quejarse de situaciones de incertidumbre e inseguridad laboral por la situación que atraviesan las empresas en las que trabajan, de sueldos míseros, de ausencia de planes de carrera y de un largo etcétera, se quejan de falta de reconocimiento?
¿Dónde quedó la cultura del reconocimiento? ¿Qué nos ha llevado a pensar que para salir de esta crisis económica que nos azota sólo hacen falta números? Sí, está claro, hay que producir, hay que vender, hay que mantener y aumentar la cartera de clientes, pero no podemos hacerlo retrocediendo a modelos tayloristas, donde las personas son tratadas como un recurso más de la organización. ¿Todo lo que hemos avanzado en materia de personas, dónde se ha quedado? Me pregunto por qué algo tan barato y tan eficaz pasa desapercibido en un momento como el actual, donde una de las grandes carencias de las organizaciones y sus equipos es la ilusión.
Por supuesto, el mundo de la empresa no es más que uno de tantos ejemplos de que la ingratitud parece estar a la orden del día; qué fácil es llegar a casa, agradecer y reconocer y ¡qué barato!… Pero qué poco lo hacemos, qué poco hábito tenemos de dar las gracias por esto o gracias por lo otro. No nos damos cuenta de la felicidad y de la motivación e ilusión que eso genera. Qué bonito es sentir el agradecimiento de alguien a quien queremos, de un compañero o incluso de un desconocido.
Las empresas, y más concretamente los líderes de equipos, se pasan horas pensando en cómo van a hacer para que sus equipos funcionen, “cómo motivarles”. Hombre, pueden ayudar a la motivación de muchas maneras para que cumplan con su labor, pero cumplir ya no vale en los tiempos que corren; hace falta ilusionar, ir más allá, adelantarse, ¿y cómo hacerlo? A veces, no es tan importante el qué hacer sino el cómo hacer.
Y es aquí a donde quería llegar, muy pocas veces nos paramos a pensar en lo importante que es que nos reconozcan. Si me permitís el símil, es como un “red bull, te da alas”. Cuando te sientes valorado, cuando tu jefe, tu compañero te dedica su tiempo para mejorar tu manera de hacer o tu conocimiento, te sientes importante y cuando vuelves a tu puesto de trabajo sientes que puedes con todo y te sientes ilusionado. Eso es lo que consigue el reconocimiento, nada más ni nada menos.
Mirándolo así, ¿cuánto es el valor del reconocimiento?
La causa de la mayoría de los problemas de relaciones humanas está en la falta de reconocimiento mutuo. Doménico Cieri Estrada.
Laura Ruiz
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