El acoso, la discriminación o la explotación laborales pueden convertir en veneno su empleo.
Presuponer que un empleo es tóxico es muy sencillo y a la vez subjetivo. ¿Cómo saber si su lugar de trabajo es o no tóxico? ¿Qué le pasa con su jefe o sus compañeros de trabajo? ¿Qué hacer ante ello?
Si todos esos interrogantes llegan a su cabeza en momentos de tensión en la empresa, probablemente esté ante un empleo tóxico. Pero para alcanzar alguna certeza al respecto, el digital especializado Management-Issues propone que los trabajadores se hagan una serie de preguntas:
• ¿Odia ir a trabajar todos los días?
• ¿Realiza el trabajo de dos o más personas, pero le pagan el mismo sueldo?
• ¿Se siente poco o nada valorado?
• ¿Su superior le grita a usted y a sus compañeros constantemente?
• ¿Ha pedido ayuda, pero nada cambia?
• ¿Le han pedido que falsifique informes?
• ¿Ha sido víctima de acoso sexual?
• ¿Ha sido víctima de discriminación por motivos de raza, sexo, edad, religión o preferencia sexual?
• ¿Ha habido alguna vez violencia en el trabajo o alguien ha sido amenazado o robado?
Si ha contestado sí a una o más de estas preguntas, usted está trabajando en un puesto de trabajo tóxico y esta situación se debe a que las personas en posiciones de autoridad operan a través del abuso de poder, el ego, la desconfianza, la paranoia, la crueldad, la injusticia, la desigualdad, la presión, la codicia, la brutal ambición y la falta de respeto, que afectan negativamente a todos a su alrededor.
La solución no es renunciar
¡Tiene que ser firme!, aconseja la psicoterapeuta y consultora de grandes empresas, Linnda Durré: “Utilice técnicas de comunicación probadas y directrices existentes para transformar un lugar de trabajo tóxico en lo que deber ser: una empresa productiva con profesionales valorados.”
Si eso no funcionara, la experta recomienda encontrar una empresa sana en la cual trabajar cuyos pilares se asienten en la verdad, la honestidad, la cooperación y la comunicación abierta.
Hablar con respeto a sus superiores y sugerir un cambio en la temática de trabajo puede ser una solución. Manifestar de manera educada su irritabilidad cuando le ofenden comentarios poco propios de un entorno profesional. Incluso, si es posible, intente dejar claro de manera muy profesional que los gritos no le parecen el medio más adecuado de comunicación para entenderse entre el equipo.
Recuerde también que si está sujeto a una situación en la que realiza el trabajo de dos por el sueldo de uno, es una posición a la que ha llegado previo consentimiento suyo. Si desde el primer momento no manifestó su desacuerdo, quejarse a posteriori es muy sencillo pero una actitud muy cómoda y poco profesional.
Si la diplomacia no lo arregla…
1. Pida un cambio a otro departamento o de jefe.
2. Consiga un abogado para escribir una carta a su jefe, recursos humanos y el departamento legal, indicando que si la situación no cambia, se va a presentar una demanda judicial por el ambiente hostil de trabajo, el acoso sexual, las condiciones inseguras, etc. Las empresas odian las demandas y la mala publicidad, y puede que así reaccionen.
Si eso no funciona, presente una demanda judicial. Los testigos y compañeros de trabajo pueden respaldar su demanda para que ésta se convierta en una demanda colectiva.
3. Póngase en contacto con un medio local o nacional - periodistas de investigación, estaciones de televisión y radio, periódicos, revistas e Internet - que no son "solucionadores de problemas", pero pueden hacer un gran trabajo haciendo pública la irregularidad.
Y, si eso no funciona, es hora de buscar una buena compañía que respete a sus trabajadores y ábrase, no es necesario dejarse la vida en un empleo nocivo, la factura a su salud es demasiado alta por algo que merece tan poco la pena.
Iván Abreu Anaya
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