Los líderes usualmente son expertos en su área de influencia. Una de las razones por las cuales han desarrollado liderazgo de pensamiento es porque se han sumergido a entender los negocios, las organizaciones, en fin, el área que está bajo su responsabilidad.
Esa búsqueda de maestría unido con la experiencia, aciertos y fracasos, los ha llevado a desarrollar un pensamiento estratégico.
En otras palabras, en la mayoría de los casos la decisión más acertada viene del líder.
El error que muchas veces cometemos como líderes es que le damos a nuestro equipo la decisión ya tomada y no los enseñamos a pescar. Como dicen: le damos el pescado y no los enseñamos a pescar.
Es mucho más fácil al recibir un reporte de una situación en particular, simplemente tomar la decisión y seguir adelante. Especialmente si estamos convencidos que la decisión es la correcta.
El problema está en que olvidamos que una de las labores de todo líder es desarrollar a otros. Un líder debe aprovechar cada experiencia y situación para crear un momento de enseñanza para sus seguidores. La mejor manera que he visto para hacer esto es con preguntas.
Me sucedió varias veces en mi trabajo que le presentaba a mi jefe una situación, idea, problema, etc. e invariablemente su siguiente pregunta era: ¿Qué harías tú?
La pregunta me forzaba a pensar como un gerente, como un líder del negocio. No siempre mi jefe estaba de acuerdo con mi respuesta y en esos casos, me mostraba su línea de pensamiento y el por qué lo llevaba a conclusiones distintas.
El punto es que siempre aprendía algo. Bien sea que tomara la decisión correcta o que mi jefe tomara la decisión contraria a mi recomendación, siempre aprendía.
Esta enseñanza la podemos llevar a todas las áreas de la vida. No indiques fácilmente la dirección, así estés seguro de cuál es el paso que debes dar. Haz preguntas y enseña a las personas a pensar.
Es completamente diferente cuando le dices a tu hijo o hija que hicieron algo malo a cuando les preguntas ¿Qué hiciste? ¿Por qué lo hiciste? ¿Crees que lo que hiciste fue bueno o malo? ¿Por qué piensas que fue malo? Pregunta a pregunta los llevas a pensar y llegar a sus propias conclusiones.
Igualmente con nuestro equipo: ¿Cuál es el problema? ¿Qué lo causó? ¿Qué proceso o sistema recomiendas aplicar para que no vuelva a suceder? ¿Qué piensas debemos hacer para corregir y recuperar lo perdido? ¿Cómo crees que debemos ejecutar tu idea? Nuevamente, pregunta a pregunta lo llevas a pensar.
Si no estás de acuerdo con su idea o plan se lo dices sabiamente y le explicas paso a paso dónde difieres de él, los riesgos que ves al ejecutar su idea, cómo su idea afecta otras áreas de la organización o el negocio que él no tiene visibilidad, etc. Al final le enseñas el proceso de pensar. Le enseñas a ver las cosas de modo diferente. Estás construyendo un futuro líder.
Ahora bien, el objetivo de las preguntas no debe ser solamente poner al individuo a pensar sino también permitirnos escuchar una nueva forma de pensamiento. A pesar de ser los líderes, podemos recibir grandes ideas por parte del equipo. De hecho, la mayoría de las grandes ideas vienen de abajo en la organización. Por ello, nunca dejes de escuchar.
Como puedes ver, el proceso de preguntar es una gran manera de ayudar a tu equipo a pensar y recibir ideas distintas que pueden ayudarte a tomar la decisión correcta.
¿Qué te parece la idea? ¿Crees que puedes comenzar a aplicarla hoy mismo? Pruébala y por favor dime si te funciona. ¡Gracias!
Víctor Hugo Manzanilla
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