Ante los desafíos mayúsculos que afronta hoy la humanidad, se hace patente la ausencia de líderes capaces de inspirar con sus actos y palabras. Porque un líder no solo predica, esencialmente actúa, y su vida, sus actos devienen el mensaje que inspira y cambia la realidad.
Para entender el liderazgo que necesitan los nuevos tiempos, vamos a fijarnos en dos momentos significativos del siglo XX y en dos personajes muy distintos, pero que tuvieron la capacidad de aglutinar la ilusión del pueblo para lograr metas colectivas.
El primer ejemplo sería Gandhi y su célebre Marcha de la Sal en 1930. En la India sometida como colonia al Imperio Británico, la sal —incluida la del mar— era monopolio del estado ocupante. En un acto pionero de desobediencia civil pacífica, Gandhi y miles de seguidores caminaron 300 kilómetros hasta la costa del Índico. En un gesto para la historia, el hindú de aspecto frágil recogió con sus manos un poco de sal y pronunció las palabras: “Pueden quebrar mi puño, pero la sal no se devuelve”.
Fue un momento de valentía seguido en todo el país, pese a que el gobierno colonial metió 60.000 ladrones de sal en la cárcel —el mismo Gandhi pasaría nueve meses en prisión—, y que acabaría desembocando en un proceso que fue un ejemplo de no violencia para la reivindicación de los derechos humanos y de las libertades.
Si avanzamos una generación, nos encontramos en 1962 con el discurso de John F. Kennedy en la Rice University, donde anunció el proyecto de poner un hombre en la Luna antes del fin de la década, lo cual se consiguió el 20 de julio de 1969. Las palabras del presidente norteamericano siete años antes, cuando el proyecto era solo un sueño, merecen ser recordadas:
“¿Por qué, se preguntarán algunos, elegimos la Luna? ¿Por qué la elegimos como nuestra meta? Y tal vez, también se pregunten: ¿Por qué escalar la montaña más alta? ¿Por qué 35 años atrás volamos sobre el Atlántico? (…) Elegimos ir a la Luna, en esta década, no porque sea fácil, sino porque es difícil. Porque esta meta servirá para organizar y probar lo mejor de nuestras energías y habilidades.”
Medio siglo después, tenemos retos mayores que la descolonización o la carrera espacial. Está en juego la supervivencia del planeta y de la especie humana. Tras la crisis que ha dejado a la vista las carencias de nuestro sistema, nos encontramos ante la ausencia de líderes que generen confianza e ilusión para construir un mundo nuevo. ¿Cómo saldremos de ésta?
En la era de las redes que conectan a todos los seres humanos, tal vez sea necesaria otra forma de liderazgo, el de cada persona que toma conciencia de sus actos y decisiones sin esperar instrucciones de terceros. Este liderazgo 3.0 puede basarse en los conceptos transmitidos por Gandhi y Kennedy, que podemos resumir así: toma control de lo que es tuyo —es decir: tu vida—, no temas lo difícil, y haz que tus actos sean tu oración.
Álex Rovira y Francesc Miralles
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