viernes, noviembre 02, 2012

Metamorfosis. Las trampas del poder


¿Cambian las personas cuando asumen posiciones de poder? ¿Experimentamos una metamorfosis conforme vamos adquiriendo liderazgo? Kipnis considera que el ejercicio del poder conlleva algunas trampas que pueden afectar a nuestra personalidad y a la percepción que tenemos de nosotros mismos y de los demás.
En primer lugar existen muchas satisfacciones derivadas de ocupar posiciones de poder. Ello hace que muchas personas consideren el poder como su principal objetivo en la vida, desplazando a otros valores como el amor, la compasión o la empatía. La ambición de obtener poder a toda costa nos puede llevar a estar continuamente persiguiendo sin descanso dosis adicionales de poder. Cuando lo hacemos, consideramos una amenaza a aquellas personas que nos igualan en poder y competimos con ellas para privarlas de ese poder.
Por otra parte, hay quienes encuentran en el poder un medio para lograr sus fines personales. A partir de las posiciones de liderazgo se establecen relaciones de confianza por las que el líder tiene acceso a recursos institucionales y a los recursos personales de quienes están bajo su control. Esta situación alberga una tentación para el líder: la de desviarse de sus obligaciones formales para enriquecerse a sí mismo o a las personas hacia las que mantiene determinados compromisos. Cuando el acceso al poder es un camino para satisfacer una agenda oculta, no es difícil encontrar el motivo de muchas de las situaciones de corrupción y abuso de poder con las que nos encontramos habitualmente.
Otro factor interesante del poder es su capacidad de transformar la percepción que el líder tiene de sí mismo. Las personas con gran poder pueden llegar a desarrollar un concepto exagerado de su propio valor. Después de todo están continuamente recibiendo elogios y halagos de quienes le rodean y se encuentran pocas personas que discutan con ellos o les contradigan. Tanto feedback positivo puede generar una autoestima tan elevada que explica la superioridad desde la que se relacionan con los demás así como su tendencia a rodearse de aduladores y de mantener alejados a quienes les desafían.
Finalmente, los líderes pueden caer en la trampa de devaluar su percepción de los demás e incrementar la distancia social que le separa de ellos. En primer lugar por una cuestión de simple comodidad: es más fácil influir sobre los demás si se aumenta la distancia social y si se reduce la implicación emocional. Por otra parte, porque se produce un cambio real en las percepciones de poder del líder y de sus seguidores: el propio ejercicio del poder aumenta la libertad de elección del primero y limita la de los segundos.
La metamorfosis que produce el poder, a partir de las cuatro trampas anteriores, no es exclusiva de las posiciones asociadas al mundo de las organizaciones. Las puede percibir también en cualquier relación de poder, ya sea en el dominio familiar, en el académico o incluso en la esfera de los grandes líderes políticos o religiosos.
Los líderes son humanos. Y cuando asumimos posiciones de poder nos exponemos a estas cuatro trampas. Aparecen cuando acuden a las sesiones de coaching y en ellas encontramos el origen y la explicación de muchos de sus miedos, de sus conflictos, de sus bloqueos y de sus contradicciones. Fascinante.
Notas
Si tiene interés en los efectos metamórficos del poder, puede consultar la obra de Kipnis The Powerholders. Está publicada por The University of Chicago Press.

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