miércoles, julio 06, 2011

Como combatir la resistencia al cambio en la Pyme

Los seres humanos tenemos una tendencia innata a acomodarnos. En casi cualquier faceta de nuestras vidas, personal o trabajo, por ejemplo, todos acabamos encontrando un punto de equilibrio en el que nos sentimos a gusto y desde el que apenas se pueden encontrar cosas nos motivarían a salir de él y asumir otra posición diferente.

Un cambio de empleo, la adopción de nuevas maneras de realizar nuestro trabajo (más aún cuando nos dice un tercero cómo lo tenemos que hacer), el traslado de un lugar a otro, un nuevo jefe,… Todas estas situaciones requieren una adecuada planificación del cambio para atajar un curioso efecto que se produce en todas las organizaciones, independientemente de su tamaño: la resistencia al cambio.

Principales causas de la resistencia al cambio

Todos somos susceptibles de rechazar en mayor o menor medida un cambio por alguno de estos motivos:

• Comodidad con lo conocido: lo conocido nos hace sentirnos cómodos, sobre todo si es algo bueno o neutro. Sin una motivación clara o forzosa para cambiar, mucha gente se quedar totalmente inmóvil y no hace otra cosa que dejar pasar el tiempo
• Miedo a lo desconocido: lo desconocido causa miedo a muchas personas: Miedo a perder el empleo, miedo a estar en una situación peor, a una nueva tecnología que no domino,… En el mundo del fútbol hay una frase que dice que un pase hacia atrás puede ser bueno, en la vida profesional, también.
• Carencia de motivación: si una persona carece de motivación, ofrecerá una resistencia al cambio importante, más que nada porque no pondrá mucho de su parte para asimilar nuevos conceptos o procesos.
• Falta de confianza: si no se confía en la cabeza visible que promueve los cambios o en quien tiene la misión de implementarlos, difícilmente se podrá convencer a nadie de que se está dando un paso en el camino correcto.
• Posición “a la contra”: Hay gente que siempre tiene un criterio para todo y no es otro que el contrario al de los demás. Es un caso digno de estudio por parte de una ciencia como la psicología, ya que estoy seguro de que todos conocemos a alguien que siempre va a la contra de lo que digamos.

Todo lo anterior, combinado con factores más personales como el arraigo geográfico, personal o familiar, puede provocar que alguna gente eche el ancla y mostrarse reacia a cambiar. El ansia de algunas personas por no romper tradiciones o por el continuismo puro y duro a veces lleva a que no se muevan de su ciudad, de determinada empresa o departamento, sin plantearse jamás, ni durante un sólo minuto de su vida, si son felices en su trabajo o si podrían aportar más valor en otro diferente.

Algunas soluciones contra la resistencia al cambio

Ante la adversidad y los problemas, siempre hay una solución posible. Además de una adecuada planificación del cambio, podemos tratar las situaciones anteriormente mencionadas individualmente:

• Comodidad con lo conocido: Ante la comodidad, no hay nada como poner una chincheta en la silla para que nos haga saltar de ella y sentirnos incómodos. Si lo piensas, hay muchas maneras en la vida de salir de la zona cómoda y asumir un cambio para progresar.
• Miedo a lo desconocido: En mi opinión, lo desconocido hay que afrontarlo siempre con optimismo. Como dice la frase popular, “lo que no mata engorda”. Pues eso.
• Carencia de motivación: Hay muchas formas de motivar a la gente y allanar el camino para que asimilen nuevos conceptos o procesos y técnicas de trabajo. La formación es una de ellas, quizás de las más importantes.
• Falta de confianza: si no se confía en la cabeza visible que promueve los cambios o en quien tiene la misión de implementarlos, difícilmente se podrá convencer a nadie de que se está dando un paso en el camino correcto.
• Posición “a la contra”: La solución contra estos personajes es fácil, consiste en decirles que hagan justamente lo que no queremos que hagan (aún a costa de que piensen que ganan). Un consejo: no trates de discutir con este tipo de gente, no merece la pena.

Conclusiones

Somos humanos, por tanto tenemos una “componente animal” y otra “racional”. A veces usamos más la primera que la segunda, de ahí que se produzcan situaciones de auténtica resistencia titánica al cambio. No hay que perder la paciencia nunca, todo tiene un motivo y es cuestión de averiguar el origen para atajarlo.

Al hablar de este tema, siempre es un buen momento para recordar una frase popular atribuida a John Fitzgerald Kennedy, el cambio es ley de vida y quienes sólo se fijan en el pasado o el presente, se perderán el futuro.

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