viernes, mayo 14, 2010

iPad o el culto de la manzana

Apple lo ha vuelto a hacer. Ha centrado toda la atención en el lanzamiento del iPad y triunfará, porque coge lo mejor de los tablet pero bajo el prisma del culto a la manzana. El pasado 27 de enero, el mundo de la tecnología vivió otro de esos eventos característicos del culto de la manzana, también conocido como campo de distorsión de la realidad. Volvimos a ver como ese sumo sacerdote llamado Steve Jobs, de aspecto delgado y frágil desde su trasplante de hígado, hipnotizaba a toda la escena tecnológica desde un escenario y redefinía completamente, prácticamente reinventaba, todo un segmento del mercado.

Durante varias horas, la búsqueda en Twitter de la palabra “iPad” entregó más de cinco mil nuevos resultados por minuto, mientras devotos y detractores seguían con impresionante avidez las noticias a través de los varios miles de bloggers y periodistas presentes en el Yerba Buena Center de San Francisco. De nuevo funcionó la mística informativa cuidadosamente diseñada por la compañía: una combinación de obsesivo secretismo sazonado con algunas fugas de información jamás verificadas hasta el momento de la verdad, una escenografía capaz de crear un nivel de expectación verdaderamente insospechado.

Antes del iPad, el panorama de los dispositivos móviles empezaba en los teléfonos, continuaba con los netbooks, y terminaba en los portátiles o laptops.

Antes del iPad, el panorama de los dispositivos móviles empezaba en los teléfonos móviles, continuaba con los llamados netbooks, y terminaba en los portátiles o laptops, la categoría en la que Apple vende más.

Sin embargo, Apple había manifestado en varias ocasiones su desprecio absoluto por la categoría intermedia, la de los netbooks, que calificaba de ordenadores pequeños y limitados que proporcionaban una mala experiencia de uso. Como resultado, Apple tenía un claro hueco en su gama de productos, un hueco que ha llenado con un movimiento estratégicamente intachable.

Por un lado, ofrece un producto con un planteamiento que resulta familiar: tras redefinir los teléfonos móviles con el iPhone y convertirse en el diseño a imitar, diseña algo que es ni más ni menos que un iPhone muy grande, algo que todo aquel que haya tenido un iPhone en sus manos alguna vez sabe manejar. O incluso, dada la concepción de usabilidad de la compañía, aunque no haya tenido esa experiencia. Es desde un libro o revista hasta un ordenador sencillo cuando se usa con una base con teclado.

Apple había manifestado su desprecio por los netbooks, por lo que tenía un claro hueco de mercado que ha llenado con un movimiento estratégicamente intachable.

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