lunes, febrero 21, 2022

La curva que muchos 'se comen' en economía: bajar impuestos de un volantazo

—Es la única manera de estar con un lunático.

Así habló del economista Arthur Laffer su esposa en un artículo para la revista People de 1979. Contó que empezó a correr para dejar de escuchar hablar de impuestos todo el día. Laffer era una celebridad por entonces. Considerado un emblema de la baja de impuestos —principalmente a los más ricos—, impulsó esa receta para sacar a EE.UU. de la estanflación (mix de actividad estancada e inflación en alza).

La idea no había sido suya en verdad.                              


 Arthur Laffer. Foto AFP

El periodista de The New York Times, Binyamin Appelbaum, en su libro La hora de los economistas y los falsos profetas, recuerda que un economista que años más tarde recibiría el Nobel de Economía (aunque por otro tema), Robert Mundell, sostuvo antes que había que pagar menos impuestos para salir de la estanflación. Que no solo aumentaría el ingreso disponible de las personas sino la inversión, y además favorecería la competencia generando incentivos a bajar precios (postulado máximo de la escuela de economía llamada supply side). Cuando le preguntaron sobre el déficit fiscal, Mundell dijo: “¿A quién le importa eso? Los saudíes prestarán”.

El respaldo a la rebaja de impuestos en Estados Unidos fue proporcional a la profundización de la estanflación para 1979. Reagan llegó un año más tarde a la Casa Blanca y nombró a Laffer su asesor, quién para entonces había empaquetado la idea de Mundell como ‘la curva de Laffer’: una U invertida que señalaba una tasa impositiva capaz de maximizar la recaudación pero que si un gobierno se excede de esa tasa recaudará menos.

No hay evidencia de que la curva de Laffer funcione. Años atrás Thomas Piketty señaló lo contrario: los gobiernos deben aplicar un impuesto a los más ricos para contrarrestar el aumento tendencial del retorno del capital por encima de la tasa de crecimiento de la economía conllevando a la concentración del ingreso. Tampoco hay evidencia de lo de Piketty. Muchos critican al economista francés y el rechazo del Kun Agüero a gravar fuerte grandes patrimonios va en esa línea.

El primer presupuesto de Ronald Reagan estimó una caída del 20% en la recaudación que sería compensada por el mayor crecimiento. No sucedió. Esto llevó a su gobierno a pedir plata prestada como no se había visto nunca desde la Segunda Guerra cuenta Appelbaum. “Los funcionarios de Reagan notaron que al mandatario le gustaba más bajar impuestos que recortar gastos” y que “entre bajar el gasto en Defensa e incurrir en un déficit mayor no dudaba: más déficit”.

A Estados Unidos le tomó casi 20 años reparar las cuentas fiscales. Algo así pasó con George W Bush en los 2000, explica en el libro Crashed, de Adam Tooze, sobre las crisis financieras.

¿Y por Argentina como andamos?

- Los economistas Sebastián Galiani, Guillermo Cruces y Susana Kidyba hicieron un paper en 2010 sobre el impacto de la reforma impositiva del gobierno de Menem. Entre 1996 y 1999 el equipo de Roque Fernández introdujo rebajas en contribuciones. “El empleo no subió en forma estadísticamente significativa”, concluyó. “La rebaja tuvo un impacto significativo en las finanzas del gobierno: la recaudación de los aportes como porcentaje de los salarios cayó a casi la mitad”.

- Mauricio Macri en enero de 2016 bajó retenciones. La producción y las exportaciones subieron —también el dólar—. Pero la recaudación (retenciones sobre el PBI) bajó de 1,3% a 0,9%.

- Galiani fue viceministro de Economía del gobierno de Macri con Nicolás Dujovne. Diseñó una reforma tributaria que buscó bajar las contribuciones en cinco años. “No había recursos fiscales para financiarla en menos tiempo”, explica.

¿Entonces se pueden bajar impuestos en Argentina?

“No es fácil”, admite Galiani. “No sirve discutir o hablar de impuestos en función de la presión tributaria porque el gasto es muy alto. Hay que cobrar buenos impuestos y no malos, pero el debate tributario debe estar dado en función del gasto y qué queremos financiar. Mejorar la tributación no es necesariamente bajar alícuotas”.

¿Y qué son entonces los ‘buenos’ impuestos?

“La mejor combinación permite recaudar niveles adecuados para financiar las acciones que desarrolla el Estado, minimizando impactos distorsivos y favoreciendo la equidad”, explica Javier Curcio, economista y profesor de Finanzas Públicas de UBA. “Los sistemas utilizados por los países ricos que mejor lo logran son los que combinan ganancias con impuestos patrimoniales. Hay también impuestos eficientes para gravar el consumo, como el IVA en nuestro país, que no generan distorsiones en la cadena productiva, pero resultan regresivos con los más pobres”.

Por último, están las crisisMenem subió el IVA en el Tequila y Macri las retenciones en 2018. Entonces, ¿los economistas saben qué hay del otro lado de la curva o aceleran como Laffer sin saber que un camión viene de frente?

Ezequiel Burgo

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