lunes, julio 05, 2021

En tres años se duplicaron las “empresas B” en la Argentina

Son empresas de “triple impacto”, con objetivos sociales y ambientales, además de económicos.

Terminación de producto y empaque en Daravi, una fábrica con certificación B en Tigre. Foto: Gentileza Daravi.

La pandemia no detuvo el crecimiento de los negocios sostenibles. Al contrario, parece haberlos impulsado. Desde 2017, la cantidad de empresas certificadas como "benefit corporations" o "empresas B" se duplicó: de 65 pasaron a 124 en 2020. Y al día de hoy son 134  las certificadas y 6 están en camino de serlo.

Las empresas B,  también llamadas de triple impacto, incluyen en sus estatutos objetivos económicos, sociales y ambientales. Así, no sólo miden los resultados del negocio, sino que buscan un impacto positivo en su comunidad y en el ambiente.

"En 2021 se avanzó mucho. Por la visibilidad del movimiento, pero también porque la pandemia despertó una conciencia que, aunque existía, no tenía ese sentido de urgencia planetaria. Y muchas empresas que estaban en la gatera se decidieron", dice Cecilia Peluso, copresidente de la Fundación Sistema B Argentina.

Una reunión del movimiento de empresas B en Chile, antes de la pandemia. Foto: Gentileza Sistemas B Argentina.

Según los números de la Fundación, en el país hay empresas con certificación B en 18 sectores de actividad. La mayor parte, 105, son microempresas y  hay también 23 pymes certificadas.

"El ecosistema emprendedor es el que habitualmente genera negocios vinculados con una solución que el mundo necesita", explica Peluso. "Son empresas que nacen B y su propósito es una solución a la inequidad social o a un problema climático".

En cambio, las empresas que ya existen y se acercan a este sistema necesitan transformarse y "resulta más fácil cambiar para las estructuras más pequeñas", señala Peluso.

En este momento en el país hay sólo 6 grandes certificadas: Aguas Danone, Nutricia Bago (también del grupo Danone), Grupo Gire, Porta Hnos, Rosario Bioenergy y Megatlon. También podría contarse en esta lista a Natura, que está certificada desde Brasil.

Evaluación

La organización B-lab, un ONG estadounidense, desarrolló una herramienta de evaluación de sostenibilidad y el proceso de certificación para las empresas de triple impacto.

La herramienta de evaluación consiste en un cuestionario que incluye secciones relacionadas con gobernanza, trabajadores, ambiente, comunidad y clientes. Según las respuestas, arroja un puntaje. Si se superan los 80 puntos (el máximo es 200), se puede comenzar el proceso de certificación. El uso de esta herramienta es gratuito y sirve para un autodiagnóstico.

Si la empresa supera el puntaje mínimo y quiere certificar, se pasa a una auditoría que realiza B-lab desde Estados Unidos y que puede requerir documentación probatoria e, incluso, evaluación in situ.

La certificación debe revalidarse cada tres años y tiene un costo anual que varía según el tamaño de la empresa: si la facturación es de hasta 500 mil dólares, la cuota es de 500 dólares anuales. Con una facturación de hasta 2 millones de dólares, se pagan 1.000.

Según Peluso, la certificación "es un compromiso y un sello de calidad de negocio. Indica que la empresa hace buenos negocios cumpliendo con altos estándares sociales y ambientales e implica un compromiso para ser parte de la solución de problemáticas sociales y ambientales", enfatiza.

Casos

Hace una década, Gabriel Escobar tomó un curso gratuito de 3 meses de pruebas de calidad de software (testing). Lo hizo gracias a que un grupo de amigos de gente que trabajaba en un comedor en Banfield propusieron sumar ese curso a las propuestas de capacitación en oficios tradicionales.

Después de haberlo hecho, Escobar empezó a estudiar y trabajar. Y además, le llegaban propuestas de proyectos. Entonces, surgió la idea de armar un emprendimiento que diera trabajo a quienes se capacitaban en el comedor.

Nahual IT nació con el foco puesto en dar trabajo a personas del barrio de Banfield. Foto: Gentileza Nahual IT.

"Nahual IT nació formalmente en agosto de 2016", cuenta Escobar, que es socio fundador de esta empresa de prueba de software. "El primer año éramos 8. Pero tuvimos un proyecto grande y empezamos a crecer vertiginosamente. Hoy somos 80 y tenemos clientes en la Argentina y en Estados Unidos". 

"Nacimos con una filosofía B", asegura Escobar. "Si bien los números tienen que cerrar para que sea sostenible, la idea no es el lucro por el lucro, sino que puedan trabajar personas del barrio que tal vez no tienen las mismas oportunidades que tuvieron otros".

Con es idea, también organizan capacitaciones para personas hipoacúsicas, no videntes y con Síndrome de Asperger

Sobre la certificación como empresa B, Escobar cuenta que en el proceso empezaron a ver otras cosas en las cuales trabajar. "No habíamos pensado tanto en el ambiente, y el proceso de certificación te abre esa perspectiva. O te hace pensar en la red de proveedores: a quién le estoy comprando".

La marca Papa, una línea de productos de decoración, accesorios y textiles, nació de la unión de dos empresas B con el objetivo de escalar. "Las empresas con impacto a veces se quedan en una escala muy chica, y eso disminuye el impacto", dice Lorena Nuñez, su cofundadora.

Ella y Rocío González desarrollan "productos con propósito": por un lado, reutilizan material para su producción y, por el otro, dan trabajo a mujeres de sectores vulnerables.

"Además de vender, creamos una fábrica que nos permite que toda la trazabilidad de los productos esté cuidada", cuenta Nuñez.

Daravi, así se llama la fábrica, está ubicada en el distrito Tigre Sur. "Damos trabajo a mujeres de la zona", dice Nuñez. En este momento la empresa tiene un staff de 10 personas y da trabajo a 40 mujeres en sus casas o en cooperativas y talleres protegidos del barrio. 

En cuanto a los números, la empresa facturó en 2020 10 millones pesos. Para la producción usaron 2 toneladas de material de descartes industriales. "Buscamos hacer productos con mucha incidencia de mano de obra, como por ejemplo los collares, cuyo ensamble necesita de mucha obra manual"; dice Nuñez.

Martha también es una marca accesorios de indumentaria, principalmente de gorras, sombreros y pilusos, creada en 2014 y con certificación B. Son 3 socios y un equipo de 10 personas que desarrollan los diseños en la Argentina. La producción está tercerizada en China y Vietnam. 

Las gorras y sombreros de Martha se fabrican con materiales reciclados y el packaging es compostable. Foto: Gentileza Martha.

"Trabajamos materiales sustentables: el descarte textilpoliéster de plástico reciclado y algodón orgánico", cuenta Pedro Rosiman, su socio fundador. 

Desde 2018, los productos son 100% sustentables. Además de los materiales, desarrollaron packaging compostable y etiquetas plantables. "Además, medimos y compensamos nuestra huella de carbono. La compensación se hace con plantación de bosque nativo en la yunga tucumana", informa Rosiman.

Las grandes

En 2019, Gire - Rapipago utilizó la herramienta de B-lab para hacer un diagnóstico: "Queríamos chequear cuál era el gap para certificar. Y nos encontramos con la grata sorpresa de obtener 92 puntos sobre 200. Estábamos siendo B sin poder verlo", asegura Adrián Barreto, gerente de Sustentabilidad y Comunicación Corporativa de la empresa.

El proceso de certificación "validó el modelo de negocio de microdistribución y microfranquicias tanto en términos de comunidad, ya que los agentes Rapipago son en gran parte microemprendedores de escasos recursos, como de clientes, porque permite  la llegada de servicios financieros a grupos desatendidos", señala Barreto.

En cuanto a la gobernanza, se modificó el estatuto aprobado por los accionistas: "Cada acción que se toma va a contemplar el triple impacto", señala Barreto. El proceso también validó la gestión de empleados, considerando beneficios, políticas de diversidad y equilibrio vida-trabajo.

Natura, por su parte, recibió por tercera vez consecutiva, en diciembre 2020, la certificación de empresa B. En 2014, se había convertido en la primera empresa de capital abierto de América Latina en tener el sello.

"La certificación representa un reconocimiento de nuestro compromiso para seguir generando impacto positivo. De hecho, contribuye también al proceso de internacionalización de Natura, ya que el movimiento B tuvo desde un inicio un nivel de conocimiento mucho mayor en países donde Natura aún no opera", señala Sabina Zaffora, gerenta de Sustentabilidad.

La empresa participa en seis modelos de negocio de impacto (IBMs, por sus siglas en inglés): desarrollo de colaboradores, mitigación de la pobreza, conservación de recursos, conservación del suelo y la vida silvestre, reducción de toxinas, y procesos de fabricación ecológicos e innovadores.

Gabriela Samela

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