lunes, diciembre 16, 2019

El "Sur Global": los saltos de rana y el nuevo T.E.G. de la innovación

Uno se pone contento si un hijo que está terminando la primaria sugiere que tiene ganas de hacer un taller de mandarín: "China es la potencia en ascenso, le puede llegar a servir más que el inglés en su vida adulta", es la primera reacción. Hay, sin embargo, una estrategia superadora: cuando esa chica o chico salga al mercado laboral, de aquí a 10-12 años, China será muy probablemente una potencia declinante, y el mayor entusiasmo para los negocios -por población joven y tasas de crecimiento de dos dígitos- estará en el continente africano. Teniendo en cuenta esta dinámica, tal vez lo más útil sea anotarse en un taller de suahili, hausa, yoruba o alguna de las 2000 leguas que se hablan en el continente donde se originó el Homo sapiens.

"El mandarín igual le va a servir, porque hoy la principal fuerza inversora en África es China, y este es por ahora un factor de estabilización en esa región", explica a LA NACION el politólogo Andrés Malamud. De hecho, la dispersión de idiomas es tan grande (hay más de 2000 lenguas) que los más hablados son el inglés y el francés, y es el continente con mayor proporción de políglotas del mundo.

A nivel económico, la proyección de "África potencia" -postemergencia china- se apalanca en varios factores. Uno de los principales es el demográfico: cuatro de cada diez habitantes del planeta serán africanos a fin de este siglo, según proyecciones de las Naciones Unidas. En un mundo cada vez más adulto (para 2050 habrá más de 50 países con un tercio de su población mayor a 60 años, entre ellos, todos los de Europa, Japón, Estados Unidos, China y la Argentina), las altas tasas de natalidad africanas garantizan los que los economista llaman un "bono demográfico" que se extenderá por el resto del siglo en esa región. Y el abaratamiento de la tecnología -que tiene ciclos cada vez más cortos- multiplica los "saltos de rana": semanas atrás en Sudáfrica se lanzó el acceso a la conectividad 5G, a través de la empresa Rain; el continente ya fabrica celulares de última generación (con todas su piezas creadas allí) y posee 643 centros de innovación y alta tecnología, según un reciente reporte de la consultora Briter Bridges.

Este nuevo "T.E.G." (por el mapa del juego Táctica y Estrategia de Guerra) de la innovación tuvo un impulso dos semanas atrás, cuando el CEO de Twitter, Jack Dorsey, anunció que en 2020 se piensa instalar en África al menos seis meses. "Creo que África va a definir el futuro, especialmente del Bitcoin", escribió Dorsey en su plataforma. El multimillonario viene haciendo fuertes inversiones en criptomonedas y es un impulsor de estas tecnologías. Dorsey aún no definió en qué países de instalará, pero trascendió que uno de ellos será Nigeria. En la ciudad nigeriana de Lagos, Twitter tiene varios proyectos en conjunto con emprendedores locales. Y allí reside el economista Ngozi Okonjo-Iweala, exdirector ejecutivo del Banco Mundial y actual miembro del directorio de la plataforma del pájaro azul.

Ramesh Srinivasan es un profesor de la UCLA y autor del libro Más allá del Valle (MIT Press), un ensayo muy crítico sobre el diseño de la innovación en Silicon Valley que, según su visión, está centrado en maximizar renta de las grandes firmas de tecnología (con sus consiguientes consecuencias negativas sobre el bienestar digital y el hiperconsumo) y no en resolver problemas reales. Srinivasan cree que esto sí está sucediendo en lo que él llama "el Sur Global", que incluye también a América Latina y el sur de Asia, pero cuya estrella indiscutida hoy es África.

"Las conversaciones hoy sobre la nueva economía por lo general se estancan en un patrón binario, entre la utopía de un mundo hipereficiente y conectado, y la distopía de democracias debilitadas. Creo que hay una tercera vía subestimada, que tiene que ver con cómo este 'Sur Global' está experimentando con la tecnología. Es, al fin y al cabo, donde la mayor parte de usuarios de redes sociales hoy vive, y donde los negocios vinculados a Internet están mostrando las tasas más elevadas de crecimiento", sostiene Srinivasan.

Mapa desconocido

Aunque el vínculo comercial más obvio de la Argentina tiene que ver con una población enorme a la cual venderle alimentos (Argelia ya está novena en el ranking de destinos para exportaciones locales), hay un flujo creciente de emprendedores que están apuntando a esta región con productos de tecnología, vinos, fintech, publicidad, agroquímicos y otros rubros variados.

El común denominador de estas historias está en las muy elevadas barreras para ingresar (por la falta de infraestructura, debilidad institucional para contratos, fragmentación cultural, prejuicios, etcétera) pero también en la muy alta recompensa si el negocio en cuestión consigue avanzar.

En junio de 2014, cuando los argentinos que volaban vía San Pablo se bajaban allí para ver el Mundial de Fútbol en Brasil, el abogado Juan Ponelli continuaba un largo viaje hasta Kigali, en Ruanda. "África se va a convertir en el continente más poblado en los próximos 20 años, y se trata de una población joven. Las economías vienen creciendo sostenidamente desde hace una década y, si bien parten desde una base baja, superarán a América Latina en términos de oportunidades en los próximos diez años", cuenta Ponellil desde Kigali, jefe de estrategia de la empresa argentina Positivo BGH. La firma eligió Ruanda para expandir sus negocios porque está dentro del EAC (East Africa Community) que conforma un área aduanera especial con el Mercosur que da acceso a los mercados de Kenia (el cuarto más grande del continente), Uganda y Tanzania.

"No hay que pensar a África como un solo país; son 54 países y cada uno tiene sus características particulares. Un empresario chino con el que hablé hace poco me dijo que el contexto actual de negocios le hace acordar al de su país hace tres décadas: es solo una cuestión de tiempo para que explote", afirma Ponelli.

¿Cuáles son los preconceptos que hay entre emprendedores argentinos? 

"Básicamente: todos", explica ahora Giselle Llanes, una emprendedora del sector agrícola que llegó a Angola a fines de 2013 y se quedó en África a traccionar distintos proyectos. "Una vez eliminados estos prejuicios es más fácil entrar en estos mercados. Se los subestima mucho a los africanos. Hay que eliminar la mirada paternalista que se tiene hacia ellos de una vez por todas".

Para Llanes, las nuevas generaciones del continente más joven del mundo tienen "otra cabeza", completamente distinta a las de las generaciones de las décadas previas. "Son los políticos, innovadores y emprendedores que se vienen. Depende de cada país, el rango de explosión económica lo veo de acá a entre 10 y 15 años".

Por constituir un sistema complejo, hay pocos vectores de futuro tan difíciles de predecir como el geopolítico. "Los países que toman la delantera son los más inesperados", dice Malamud, para quien el "sur global" y sus patrones de crecimiento forman parte de un marco general de "desorden que llegó para quedarse", en un mundo donde se desvanecen la bipolaridad o unipolaridad robustas que rigieron en el siglo anterior.

El creativo Nicolás Pimentel suele remarcar que la generación X tiene grabado a fuego en su ADN la idea de que "salimos de un puerto de reglas claras, estamos navegando un mar sin reglas y con inestabilidad alta, pero en algún momento llegaremos a un puerto donde haya nuevamente reglas -tal vez otras-, aunque estables otra vez". Y esto no va a pasar, porque las olas de cambio continuarán siendo cada vez más altas.


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