viernes, noviembre 29, 2019

Cuatro formas en que la ansiedad afecta a tu día a día en el trabajo

Es habitual encontrar a trabajadores que tienen síntomas de ansiedad con los que conviven día a día. Esto aumenta su reactividad y les genera temores infundados que antes no tenían.

Tener ansiedad es un problema habitual de salud mental que afecta a todos los ámbitos de la vida, también a la capacidad de trabajo y la productividad. Según la OMS, más de 260 millones de personas tienen trastornos de ansiedad en todo el mundo y se estima que, junto a la depresión, este desorden afecta tanto a los empleados que supone mil millones de pérdidas en productividad cada año. Aunque en muchas ocasiones la ansiedad puede llegar a ser incapacitante, también es habitual encontrar a trabajadores que tienen síntomas con los que conviven día a día. En esos casos, y aunque se aprenda a vivir con este trastorno, hay ciertas situaciones laborales que pueden afectarles aumentando su reactividad o generando en ellos temores infundados que antes no tenían.

  • Evitar situaciones que provocan la ansiedad

En general, la ansiedad en el trabajo tiene que ver con un desequilibro entre las tareas que tenemos que llevar a cabo y los recursos que creemos tener: sentimos que nos piden demasiado y que no disponemos de recursos suficientes para hacerle frente. Esto genera una serie de reacciones que perjudican el desempeño de los trabajadores. La psicóloga clínica Alice Boyes se pone de ejemplo y explica en HBR algunas de las formas en que la ansiedad puede causar problemas en el trabajo. Una situación habitual es evitar circunstancias concretas que pueden afectar a la imagen que das a la compañía. Por ejemplo, si los entornos desconocidos te provocan intranquilidad o si tienes miedo a volar, es posible que evites los viajes de trabajo. "Solemos evitar las situaciones que nos provocan ansiedad y luego nos sentimos mal por haberlo hecho", explica Alice Boyes. Esto puede hacer que des la impresión de ser poco organizado o alguien en quien no siempre se puede confiar.

  • Lo predecible es contrario a la innovación

Una de las necesidades más comunes entre las personas que tienen ansiedad es la de control: sentir que pueden manejar la situación y anticiparse les ayuda a sentir menos preocupación e intranquilidad. Por eso, cuando les proponen una idea inesperada su primera reacción suele ser negativa. "Valoran las sorpresas con miedo en lugar de con alegría", explica la psicóloga laboral Elisa Sánchez. Si tu primer pensamiento ante las ideas nuevas suele ser considerar los riesgos y los motivos por los que no va a funcionar, puede resultar molesto para el resto de compañeros e incluso para la capacidad de innovación del departamento o la compañía. "Esto está relacionado con la resistencia al cambio", explica Sánchez. "Quedarse en un entorno conocido, aunque sea desagradable, les genera más tranquilidad que los cambios que no pueden controlar". Perciben muchas amenazas en lo nuevo y pocos recursos para hacerles frente.

De la misma forma en que se sienten temerosos cuando les proponen un cambio, también rechazan proponerlos, aunque puedan mejorar la situación. No se atreven a exponer una idea por miedo a no hacerlo bien, a que los compañeros la rechacen o a que le pongan alguna pega. "Puede llevar a situaciones de falta de iniciativa o de creatividad", explica Sánchez. También afecta a la toma de decisiones: "a veces hay una parálisis por análisis o por el miedo a tomar decisiones equivocadas y que los demás puedan criticarlos". Optan por mantener un perfil bajo. Y añade que Daniel Goleman lo cuenta en su libro sobre inteligencia emocional: "hay personas con esta falta de asertividad generada por la inseguridad de la ansiedad que, ante un error que está cometiendo otra persona no lo dicen por evitar el conflicto".

  • Afecta a las relaciones laborales

Las relaciones personales con los compañeros también se ven afectadas por la ansiedad diaria de los trabajadores. Si tienes estos síntomas es posible que tiendas a malinterpretar la imagen que tus compañeros tienen de ti. Por inercia, las personas que tienen ansiedad suelen ponerse en lo peor cuando una situación es ambigua. Esto provoca que si un compañero no se esfuerza en pasar tiempo contigo o es frío, probablemente llegues a la conclusión de que no le caes bien, aunque no haya motivos evidentes para pensarlo. "Como te sientes excluido, evitas a tu compañero; pero entonces él puede llegar a la conclusión de que es él quien no te gusta ti", explica Boyes.

A la hora de recibir feedback, la cosa se pone aún más tensa, sobre todo cuando no es tan bueno como esperaban o cuando puede resultar ambiguo (una vez más, tienden a interpretarlo de forma catastrófica). Las críticas son demasiado personales para ellos, incluso aunque solo tengan que ver con sus tareas laborales. "Es importante diferenciar entre una crítica a lo que haces y a una a lo que eres (tu personalidad o tu valía)", explica Sánchez. "Las personas con ansiedad tienden a centrarse más en buscar culpables que en buscar las causas y soluciones de lo que han hecho mal". "A mí me funcionó recibir críticas de alguien de confianza, recibirlas por email (para tener tiempo de digerirlas antes de reaccionar) u obtenerlas cuando las pido o me han avisado (para sentir que tengo más capacidad de control sobre ellas)", cuenta Boyes.

  • La importancia de promover la salud mental

En cualquier caso, los trastornos emocionales y mentales afectan directamente al trabajo individual y de grupo y al desempeño de la compañía. La promoción de la salud mental en el lugar de trabajo y el apoyo a las personas que sufren trastornos psiquiátricos hace más probable la reducción del absentismo laboral, el aumento de la productividad y la obtención de beneficios económicos que conllevan estos efectos, según explica la OMS en un informe de 2017 sobre salud mental en el trabajo. Los esfuerzos que las empresas hacen por crear un entorno laboral saludable y donde los empleados se sientan comprendidos y realizados tienen su recompensa: en un estudio reciente dirigido por la OMS se estimó que por cada dólar invertido en ampliar el tratamiento de los trastornos mentales más habituales se obtuvieron cuatro dólares en mejora de la salud y la productividad.


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