domingo, septiembre 29, 2019

Prepare su carrera profesional para la crisis que se avecina

En plena desaceleración económica, y antes de que empeore el mercado de trabajo, proteja su carrera añadiendo valor, reinventándose y escogiendo un nuevo camino que le lleve hasta una nueva posición cuando la situación laboral sea más comprometida.

El trabajo más difícil del mundo es buscar empleo, y se complica aún más en tiempos de vacas flacas, cuando las ofertas escasean y la competencia con otros candidatos resulta feroz.

En condiciones normales resulta complejo diferenciarse del resto de aspirantes a un puesto, y también aportar un nuevo valor y encontrar oportunidades laborales adecuadas a nuestra experiencia, formación y habilidades. Pero las posibilidades de éxito se reducen durante una crisis económica.

Quienes pierden su empleo, aquellos que rastrean el primer puesto, o los que persiguen un cambio profesional, obligados por las circunstancias, pueden aprender de crisis pasadas para adelantar las estrategias que diseñarán en las que vengan próximamente.

Jesús Vega, experto en recursos humanos, recuerda que "el magnate petrolero John D. Rockefeller solía decir que el que se pasa el día trabajando no tiene tiempo de ganar dinero". Vega cree que "si sólo trabajamos pero no planificamos nuestra carrera ni analizamos las tendencias del futuro, no vamos a tener trabajo el día de mañana". Añade que "en ocasiones, cuando hemos tenido los recursos necesarios, los desperdiciamos trabajando", y sugiere "analizar dónde estarán las bolsas de empleo en el futuro, teniendo en cuenta que éstas no van a coincidir con las actuales, porque aparecen otras bolsas que hace cinco años nos parecían impensables".

Vega recomienda "utilizar la inteligencia para desarrollar un plan de negocio de nuestra propia carrera. Es muy conveniente comprobar si nuestras habilidades y nuestro trabajo van a ser necesarios dentro de unos años y prepararse para ser capaces de cubrir esos puestos que se consideran entre los más demandados".

Carolina Mouné, responsable de recursos humanos de Spring Professional, considera que cada vez tienen más encaje los perfiles relacionados con la tecnología, y se muestra convencida de que éstas posiciones seguirán estando entre las más demandadas: perfiles como el de ingeniero informático o telecomunicaciones tendrán una amplia oferta, igual que los comerciales, o los expertos en el punto de venta o en atención al cliente.

Además, Mouné pronostica que "la robotización provocará una reducción de aquellos empleos que tengan que ver con tareas rutinarias, pero habrá un auge de perfiles que tengan que ver con las habilidades y capacidades más humanas.

Otros competidores

Por lo que se refiere a la supuesta competencia de las máquinas y la posibilidad de que éstas nos quiten el trabajo (algo especialmente preocupante si llegara una crisis), hay que tener muy presente que el problema no es que los robots nos sustituyan en el trabajo. Lo realmente negativo y perjudicial para nuestra carrera será que no nos adaptemos a vivir y a trabajar con máquinas, porque nuestra vida laboral está ya inevitablemente ligada a lo que se conoce como inteligencia social, que lleva a conseguir que el trato que tengamos con un robot sea más parecido a la manera en la que interactuamos con otras personas. Nuestras posibilidades profesionales aumentarán si somos capaces de adaptarnos a las transformaciones que se darán en el concepto de trabajo, en las relaciones laborales y en la vida de las organizaciones. El consuelo, incluso para épocas de crisis, es que esta adaptación puede ser una fuente de oportunidades y no un factor de destrucción de empleo.

Carolina Mouné concluye que "para seguir en el mercado, la formación o los másteres son una garantía, pero lo que realmente importa son las competencias. Pesa más la actitud y cómo encajamos en una organización que la formación recibida".

Por su parte José María Gasalla, profesor y conferenciante, explica que "el momento que vivimos hoy es para pensar en los escenarios futuros, sin dramatizar, pero sin hacer oídos sordos a lo que está pasando y puede pasar". El experto cree que la primera pregunta que deberíamos hacernos es si nos tenemos que preocupar sobre una posible recesión o crisis, y asegura que "preocuparse lleva a la parálisis y a la impotencia. Si lo planteamos como 'ocuparnos', eso nos lleva a la acción".

Gasalla recomienda asimismo reflexionar sobre el rendimiento actual en el trabajo que tenemos, y también sobre las circunstancias que rodean al hecho de nuestra edad actual. O si nuestra profesión está en peligro de extinción.

También considera que "debemos plantearnos seriamente si estamos dispuestos a cambiar de actividad", y recuerda que "conviene tener muy claro qué es lo que deberíamos estar haciendo ya. Es necesario visualizar las propias capacidades y nuestra actitud, la movilidad y cuánto tiempo y dinero supone el cambio a otra actividad diferente".

Ante un posible escenario de recesión y crisis, Gasalla sugiere que nos preguntemos cuáles son nuestros miedos y qué nos hace dudar de nosotros mismos.

También es importante analizar cuáles son nuestras relaciones, y si resulta conveniente que empecemos a movernos y a abrirnos a nuevas relaciones y oportunidades.

Gasalla añade a todo esto la necesidad de analizar qué pasa con nuestro nivel de autoconfianza y qué hicimos en la anterior recesión que terminó en crisis. Conviene reflexionar acerca de cuáles son nuestros logros del pasado, a qué hemos estado dispuestos en situaciones singulares y, por supuesto, cuáles son las fortalezas que nos hacen diferentes.

  • Hoy resulta imprescindible conocer a los reclutadores, pero también es clave conocerse uno mismo. Saber quién es quién en los procesos de selección y tener muy claro qué hace cada uno, qué busca y para quién trabaja resulta clave si se quiere tener éxito al reinventarse profesionalmente o al cambiar de empleo.
  • Además, en cualquier proceso de búsqueda o de cambio profesional, los expertos le recomendarán que no trate de hacer aquello para lo que no está preparado, aunque no debe renunciar a la posibilidad de reinventarse. Para eso debe analizar su empleo, su profesión, el sector en el que trabaja y qué estará haciendo dentro de algunos años.
  • Ha de diseñar un plan de carrera que le permita convencer a quienes le pueden contratar de que usted será capaz de poner en práctica las competencias que ha adquirido en otras áreas en las que no ha entrado aún. Sepa realmente quién es usted, qué puede ofrecer, y qué quiere. Después, analice el sector que le conviene y en el que podrá desarrollar su carrera.
  • Es inevitable referirse al hecho de que las ofertas invisibles (las que no se publican) hacen que sean cada vez más importantes los contactos personales y menos el currículo. Tenga muy en cuenta el valor del networking si busca un nuevo trabajo.
  • No olvide el peso creciente de su vida en las redes sociales, y cómo influye el hecho de que los reclutadores puedan acceder a ellas. Así pueden conocerle y comprobar la realidad de sus datos y sus verdaderos resultados profesionales. Saber gestionar nuestros perfiles sociales y crear una marca personal que sea real y efectiva en las redes es algo imprescindible para quienes buscan empleo, y por eso conviene que nuestra huella digital sea cada vez más profunda.
  • Pero no debe olvidar otras bolsas de talento ocultas fuera del alcance de los medios sociales. Se trata de corrientes subterráneas de influencia, contactos y oportunidades profesionales más allá de las redes: además de las ofertas invisibles está el recurso a las referencias, o las segundas oportunidades que se ofrecen a candidatos rechazados para un puesto que son tenidos en cuenta para fidelizar al talento futuro que puede llegar.

El plan correcto para hacer frente a los malos tiempos

  • Analice cuáles son sus capacidades. Y sepa cómo venderlas. De nada sirve ser útil, fiable y sintonizar con nuestro mercado, empleador o jefe si somos invisibles, aunque debe tener en cuenta que ser muy visible en el mundo 2.0 no le convierte automáticamente en buen profesional. La clave está en distinguirse del resto de candidatos que compiten por un puesto. Ser diferente. Hace falta llamar la atención de las empresas y de los reclutadores y demostrar que uno es interesante. De la atención que usted sea capaz de captar puede depender su futuro profesional.
  • Ser interesante implica ser singular, sin olvidar que cada persona es única e irrepetible. Las organizaciones tienden a evitar sorpresas, pero hoy la persona que no sea diferencial y que siga la norma es fácilmente sustituible, incluso por un robot. El que es singular tiene capacidad para correr riesgos, cuestiona el 'statu quo' y suele ser más asertivo.
  • Trace una estrategia de acción teniendo en cuenta las nuevas circunstancias económicas. Lo sensato es elaborar una especie de plan de negocio en el que usted debe ser el producto.
  • Diseñe un plan B, C y hasta D para contar con varias soluciones. Esos planes de carrera le ayudarán en su desarrollo profesional futuro. Recuerde que sus fortalezas o competencias diferenciales le permitirán dedicarse a distintas profesiones. Con esas fortalezas podrá identificar los sectores, empresas y actividades que le llevarán al éxito profesional.
  • Tenga en cuenta que formación, experiencia, nuevas habilidades y marca personal son los ingredientes principales de la fórmula magistral para conseguir un empleo con éxito. Pero debe combinarlos adecuadamente y saber qué importancia tiene cada uno en el proceso de búsqueda o en los cambios que emprenda.

Pistas fiables para escoger un nuevo camino laboral

Ha de ser capaz de predecir qué hará en el futuro, y en qué sector o profesión estará trabajando dentro de unos años.

  • Debe plantearse si su profesión tiene futuro o va a desaparecer; si el mercado va a necesitar los mismos profesionales; o si usted es bueno en lo que hace.
  • Las profesiones emergentes y las tendencias de mercado nos ofrecen datos objetivos que hablan de nuevas oportunidades profesionales. El nuevo mercado de trabajo genera constantemente demandas y oportunidades laborales que hoy no podemos imaginar.
  • Al buscar las profesiones de éxito tendrá que estar dispuesto a adoptar nuevos modelos de trabajo y de organización. Una pista fiable para encontrar la actividad con futuro es estar dispuesto para los nuevos puestos bajo demanda, o para la posibilidad de trabajar sin ir al trabajo, en una actividad profesional en la que dependeremos de varios jefes, o sin ellos. También ha de contemplar la posibilidad de disponer de un portfolio múltiple de carreras, o estar adaptado para trabajar por proyectos o adoptar fórmulas de empleo independiente.
  • Aquel que demuestra ser un experto en buscar trabajo sabe perfectamente quiénes son los reclutadores que más le convienen para acceder al puesto más adecuado. Conviene conocer quién gestionará a las personas en el nuevo mercado laboral cambiante (y en el que esté en crisis); qué papel jugarán los directores de RRHH y, por supuesto, los propios departamentos de recursos humanos de las organizaciones; cómo buscan el talento los empleadores; o quiénes son y cómo actúan los nuevos agentes que operan en el mercado de la selección, pero sin olvidar a los agentes tradicionales que aún mantienen una posición relevante en los procesos de reclutamiento.

¿Reinventarse es posible?... Hágalo

Cambia el paradigma de la dependencia, esto es, el hecho de que en una empresa puedan asegurarle el sueldo todos los meses. Eso ya no será así nunca más. Y además, el trabajo para siempre ha dejado de existir. Por eso debe decidirse a controlar de forma activa su carrera laboral y a asumir la responsabilidad de su propio desarrollo profesional.

  • Debe ser capaz de sacar partido de aquello que ya sabe hacer en otro sector, puesto o actividad. Esto es fabricar una nueva empleabilidad, y tendrá que especializarse para captar nuevos nichos de mercado.
  • Los expertos ven un futuro de especialistas en el que volveremos a la escuela y a la Universidad varias veces a lo largo de nuestra vida y de nuestra carrera. Jean Chambaz, presidente de la Universidad de la Sorbona, en París, cree que "la Universidad del futuro será una institución académica a la que no se irá para estar tres o cuatro años sino toda la vida. Un alumno llegará y estará en ella uno o dos años, y tras ese periodo tendrá una primera experiencia profesional. Luego volverá al mundo académico para tener una nueva experiencia formativa, que será online, 'blended' o presencial, en la que se podrán desarrollar nuevas capacidades y habilidades".
  • Resulta imprescindible un reciclaje profesional que se demuestra consiguiendo nuevas credenciales profesionales, capacidades y habilidades distintas y adaptadas a las exigencias de los reclutadores y del nuevo mercado de trabajo. El 50% de los perfiles actuales quedará obsoleto en la próxima década, y hay un 50% de nuevas capacidades que debemos dominar.
  • Quizá sea necesario cambiar de vocación y buscar el desarrollo personal en otra actividad. La reinvención auténtica implica e inicio de una búsqueda de nuestro futuro laboral en alguna ocupación o carrera que nada tiene que ver con lo que habíamos hecho hasta ahora.


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