viernes, agosto 02, 2019

La Identidad del Líder

David Pilbeam y Glen Wallis en “Leader iD. Discover your leadership profile. Learn how to improve¡” plantean la necesidad de que los líderes conozcan su perfil, tanto sus características personales como sus habilidades de liderazgo para conseguir desarrollarse para lograr ser grandes líderes.

Cuando los líderes cuentan con un sentido claro de su propia identidad el desempeño de la organización florece. Comprender cómo son como personas les permite tener éxito en su rol como líderes y les va a aportar la confianza necesaria para procurar liderar bien. 

El entorno de trabajo actual está cambiando rápidamente, por ejemplo los silos y funciones están desapareciendo y surgen los equipos de proyectos, los equipos virtuales y numerosas formas de relaciones contractuales nuevas, En este contexto los líderes para tener éxito deben:

a).- Sentirse cómodos en la ambigüedad.
b).- Ser flexibles en sus pensamientos e ideas.
c).- Ser capaces de centrarse en lo distintivo y único no solo de las situaciones sino de las personas.
d).- Mostrarse abiertos a una amplia gama de opiniones que pueden desafiar los cimientos de verdades, valores y creencias largamente mantenidas.

Este nuevo mundo del trabajo requiere, también un nuevo tipo de confianza que no procede exclusivamente de la experiencia y conocimientos sino de la creencia en las propias habilidades para triunfar en situaciones complicadas. Los líderes especialmente deben ser conscientes y creer que sus comportamientos y acciones son responsables de los buenos resultados.

Al tiempo de adaptarse y ejercer de modelos los líderes deben desarrollarse a sí mismos al tiempo que a sus colaboradores. No asumir esa necesidad de cambio no es una opción. Los líderes deben ser capaces de apreciar lo distintivo de cada individuo con el que trabajen y adaptar su estilo de liderazgo. No hay que olvidar que en 2018, por ejemplo, los millennials representarán el 75% de la fuerza laboral y los líderes deberán estar preparados para responder a sus expectativas. 

Los estilos de liderazgo con frecuencia reflejan los contextos en los que son ejecutados. La revolución industrial se caracterizó por un tipo de liderazgo dictatorial en el que lo que decía el líder debía ser seguido sin cuestionar por lo trabajadores. Éstos se consideraban un recurso y como oposición surgieron los sindicatos que gozaban de un gran poder.

En la actualidad estamos viviendo en una sociedad más pluralista donde la capacidad de elección y las libertades para la mayoría son prácticamente ilimitadas. Con la llegada de las tecnologías y de los entornos de trabajo constantemente cambiantes la teoría de liderazgo se ha expandido para reflejar esta nueva situación e incluye una serie de enfoques dirigidos a lograr un liderazgo altamente efectivo. Entre estos destacan:

a).- El liderazgo de servicio.
b).- El liderazgo auténtico.
c).- El liderazgo con coraje.
d).- El liderazgo integrador. 

La clave se centra en que si queremos liderar de forma efectiva debe existir una sintonía con el contexto en el que lideramos.

Algunas investigaciones están demostrando que el rol del líder se encuentra profundamente incrustado en la psicología humana, así como el de seguidor. Se ha descubierto que el liderazgo está asociado con una parte muy reducida de nuestro código genético que se conoce como rs4950 (De Neve, Mikhaylov, Dawes, Christakis yFowler). El liderazgo sería pues fruto de unas condiciones naturales y de un desarrollo posterior, que comienza por el trabajo con nuestra identidad combinándolo con el desarrollo de una serie de habilidades.

La IDENTIDAD la podemos definir como: “la forma en que somos percibidos por los demás y por nosotros mismos. No se trata sólo de nuestra apariencia (nuestra identidad externa) sino de cómo nos sentimos (identidad interna)”. 

Ser un líder en este contexto sería “tener la capacidad de facilitar comportamientos humanos y desempeño organizacional positivos, incluyendo en nosotros mismos”. Los líderes altamente desarrollados parece que son capaces de articular una filosofía clara de liderazgo que puede estar influida por experiencias pasadas o por factores culturales, políticos o psicológicos. El desarrollo de una historia coherente y aceptable de cómo queremos liderar es un paso esencial si queremos liderar con seguridad y confianza. 

Nuestra filosofía de liderazgo existe dentro de nosotros pero puede ser que tengamos que descubrirla. El desarrollo de una identidad como líder requiere que identifiquemos las cualidades de liderazgo que poseemos y que van a hacer que los demás quieran seguirnos y comenzar a utilizarlas y desarrollarlas de forma consciente. 

El liderazgo es un proceso de interacción social con los seguidores y en un contexto organizacional, por lo que su desarrollo debe tener lugar en la intersección de estos tres elementos. 

Conocernos a nosotros mismos y saber qué líder queremos ser resulta esencial si queremos desarrollar un estilo de liderazgo que refleje nuestras creencias y valores personales.

La excelencia no es el resultado de una misteriosa cualidad que existe dentro de nosotros sino que es el producto de una rutina y requiere trabajo, motivación y atención a lo que los autores consideran como los principios fundamentales:

1.- 
A).- APRENDIZAJE. En términos de crecimiento de nuestra identidad como líderes se refiere al proceso de descubrir nuevas formas de hacer las cosas. Puede estar promovido por la necesidad de resolver nuevos problemas o de probar nuevos enfoques. Suele conducir a la incorporación de nuevo conocimiento, habilidades y como consecuencia competencias.

B).- DESARROLLO. En relación con el incremento de la capacidad de adaptación a entornos crecientemente complejos de una forma que sea sostenible. 
Todos tenemos el potencial para crecer a lo largo de nuestra vida y cambiar y adaptarnos l entorno en el que vivimos. Un líder altamente desarrollado es capaz de pensar con claridad en situaciones con niveles altos de complejidad e incertidumbre.

2.- PRÁCTICA. PENSAR EN HACER NO ES HACER

Las intenciones y los planes no son acciones. Nuestra identidad de líder se va a desarrollar a través de una combinación de pensamientos y acciones, por tanto por la práctica. Practicar las actuaciones correctas con frecuencia e intensidad conduce a un desempeño de liderazgo mejorado. Para ello tenemos que aclarar:

a).- Qué es lo que tenemos que practicar.
b).- De qué forma tenemos que hacerlo.
c).- Las habilidades específicas que tenemos que desarrollar. 

Los mejores líderes son aprendices que entienden la importancia de la práctica centrada y la implementan para dar respuesta a su potencial, a través de pequeñas mejoras continuas que poco a poco se van a convertir en algo grande. 

3.- CAMBIO

Las personas se desarrollan como líderes con mayor rapidez cuando se sienten responsables de su progreso en lugar de esperar que sea una demanda de sus jefes o compañeros. 

Un buen líder se siente obligado a desarrollar su talento al nivel máximo posible. Considera que es su responsabilidad obtener el máximo de sus posibilidades, sin depender de las elecciones que puedan hacer los demás al respecto.

4.- DESPERTAR Y CRECIMIENTO

Despertar en términos de liderazgo implica apartar cualquier deseo de controlar a los demás y abrirnos a la opción de que nuestra versión de la realidad puede ser solo una de muchas posibles interpretaciones. Los líderes eficaces aceptan perspectivas frescas y se muestran flexibles en sus enfoques. Están dispuestos a aprender y valoran mucho sus relaciones con los demás con lo que la calidad de su pensamiento y de su capacidad de resolver problemas se incrementa.

5.- CAPACIDAD DE MIRAR HACIA DENTRO Y HACIA FUERA

Podemos profundizar en nuestras cualidades de liderazgo si miramos a nuestro interior y entendemos nuestra naturaleza, nuestras motivaciones, nuestros patrones de pensamiento  e intuiciones y miramos al exterior comprometiéndonos con los demás , con nuevos conceptos e ideologías para generar nuevas perspectivas que añadirán significado a nuestro trabajo con nuestros colaboradores. 

Los líderes excepcionales sistemáticamente buscan entender y desarrollar todos los factores que contribuyen al logro de sus metas. Todos los días al finalizar la jornada laboral o después de eventos clave se hacen preguntas de este tipo:

a).- ¿Cuál era el resultado que deseaba?
b).- ¿Cuál ha sido el resultado real?
c).- ¿Qué comportamientos míos han contribuido a ese resultado?
d).- ¿Qué cosas nuevas he aprendido sobre el cómo y el dónde puedo tener que centrarme en el futuro?
e).- ¿Qué he reforzado de lo que ya sabía?
f).- ¿Qué es lo que me queda por descubrir todavía?
g).- ¿Qué es lo que tengo que mantener o mejorar para la próxima vez?

Es un error pensar que los buenos líderes están en constante movimiento de una reunión a otra o respondiendo correos sin parar, ya que saben dedicar tiempo a la reflexión sobre lo que funciona y lo que no, y a cómo mejorar y fomentan el que sus colaboradores reserven tiempo y espacio para hacer lo mismo.


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