viernes, agosto 09, 2019

Holocracia, un modelo de organización que pone en valor al liderazgo

Holacracia, ese sistema o modelo organizativo que rechaza la figura de los jefes y la jerarquía en general, para dejar que sean los profesionales quienes tomen las riendas de la toma de decisiones, según su rol dentro de cada proyecto y objetivo a alcanzar por el conjunto de la organización, ha comenzado a llegar a empresas como Google, Netflix y Zappos.

En una era de contantes cambios las empresas están buscando incorporar nuevos modelos de organización que les permita ser más agiles y solventes a la hora de dar respuesta a los retos que la era digital plantea. Uno de esos nuevos sistemas que se están introduciendo se llama holocracia, un concepto creado en 2007 por Brian Robertson, fundador de Ternary Software.

Este modelo organizativo se basa en la experimentación y la democracia, pues implica un incremento de la autogestión de los propios profesionales, que trabajan sin jerarquías, pero que también necesita de un consenso que da unidad y cohesión a todas las decisiones particulares que se toman.

“Una de sus virtudes es que los jefes ya no asumen y responden por todo y por todos, dejan de ser omnipotentes, hay cada vez más líderes y menos jefes”. Así lo destaca un artículo publicado por el diario El Deber, que añade: “A su vez, cada trabajador asume la responsabilidad y la competencia según su rol asignado y el objetivo común de la organización. El poder que tenían los jefes se distribuye entre cada uno de los empleados”.

Sin embargo, este modelo también plantea dudas, especialmente después de que grandes empresas como Google, Netflix o Zappos lo hayan tratado de incorporar sin mucho éxito. Hasta su propio autor dice de él que “no es la fórmula perfecta” y que “tampoco resolverá todos los dilemas de una organización”. Pero entonces, ¿por qué instaurar una holocracia? Según el artículo, la respuesta a esta pregunta se encuentra en la necesidad de una mayor agilidad que buscan obtener las compañías hoy día.

Este modelo “permite superar el sistema jerarquizado de autoridad -enraizado en la nuestra cultura organizacional actual- que conduce a una relación entre el jefe y el subordinado casi paterno-filial, en la que el subordinado, pudiendo contar con autonomía de decisión, debe consultar y someter todo a criterio del jefe”, destaca. Este sistema de jerarquías es, precisamente el que desafía, la holocracia, donde cada profesional tiene el poder para dirigir su propia función al servicio del propósito de la organización.

De este modo, este sistema organizacional da cabida, según el diario El Deber, a “las teorías del liderazgo compartido, liderazgo colectivo, liderazgo lateral, liderazgo participativo abogan por que el proceso de toma de decisiones en las organizaciones no sea siempre de arriba hacia abajo, sino también pueda ser al revés”.

“Lo más virtuoso de la holacracia es que empodera a las personas para tomar decisiones significativas en la búsqueda del propósito de su organización, pero también, para muchos, hace parte de su salario emocional, el que no se toca, no se ve, pero se siente”, concluye el artículo.


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